
Cuadro que ilustra el matrimonio de Simón Bolívar Palacios y María Teresa del Toro. Obra de Tito Salas
Dinastías y poder
Cuando Simón Bolívar se casó en Chueca con una aristócrata española
«La muerte de mi esposa me hizo seguir el carro de Marte en vez del arado de Ceres», parece que Bolívar escribió a un amigo
Pocos saben que el conocido como «Libertador de América» pasó largas temporadas en Europa y que en una de sus visitas a España, conoció y se casó con María Teresa del Toro Alayza. Ella, de familia hidalga, conquistó a quien se hizo llamar «hijo del pueblo». Aunque aquel amor duró poco: de regreso a las Américas y antes de que Bolívar empezase a liderar el proceso secesionista que amputó a la Corona los territorios americanos, ella fallecía en Caracas como consecuencia de la fiebre amarilla. Bolívar juró que no volvería a contraer matrimonio. Aunque su palabra no fue obstáculo para encadenar un listado de conquistas parejo al proceso revolucionario que inició en Nueva Granada.
María Teresa nació en Madrid en octubre de 1783. Era hija de Bernardo Rodríguez del Toro, de ascendencia canaria y segundo hijo del marqués del Toro, título nobiliario creado por Felipe V. Su familia había desempeñado cargos importantes en la administración americana como gobernadores. Uno de sus parientes llegó a ser capitán general de la provincia de Venezuela. Alguna información sobre ello puede extraerse de la Gazeta de Caracas.
Mantenían también vínculos de sangre con los Bolívar, acaudalada familia criolla de terratenientes y haciendas que poseía una de las más importantes fortunas de América. El padre de Bolívar era nada menos que caballero del hábito de Santiago, coronel de las milicias de Nacionales en los valles de Aragua y se presentaba en la Corte ostentando los títulos de marqués de Bolívar, vizconde de Cocorote y señor de Aroa. Teresa se educó en el Madrid durante los años de reinado de Carlos IV y cuando Godoy acaparaba el afecto de los soberanos en su aventura de poder. Vivía en la calle Fuencarral.

Juramento sobre el Monte Aventino
El joven Simón Bolívar viajó a Europa a los dieciséis años para educarse en la cultura del viejo continente. Llegó a Madrid como recomendado a Manuel Mallo (uno de los enemigos del Príncipe de la Paz) y fue recibido en Palacio con el afecto que se profesaba a los indianos. En la capital se alojó en casa del marqués Jerónimo de Ustáriz, caraqueño afincado en la capital al que Bolívar se referirá como su «tutor».
Parece que fue en este tiempo, en 1800, cuando Bolívar conoció a la joven, dos años mayor que él y a la que se describe como mujer de ojos claros y cabellera castaña. El noviazgo resultó inmediato, aunque necesitaban los permisos y capitulaciones propias para poder casarse.
Para los Rodríguez del Toro, Bolívar era un partido extraordinario, pues además del parentesco que unía ambas familias, poseía un patrimonio formidable. Su esmerada formación como gentilhombre, le convertía en una promesa para copar puestos en el Ejército o la alta administración americana. Tras unos meses en los que la familia de la joven se trasladó a Bilbao por motivos laborales, tiempo que Simón aprovechó para viajar a París y vivir en la Francia postrevolucionaria del Consulado, se concertó el matrimonio.
La idea inicial fue casarse en La Coruña, para embarcar desde el puerto gallego y cruzar el Atlántico rumbo al continente americano. Pero motivos logísticos hicieron que se adelantase la ceremonia religiosa y que esta se celebrase el 26 de mayo de 1802 en la desaparecida iglesia parroquial de San José, en el barrio madrileño de Chueca.
Aquello que parecía destinado a convertirse en un romance legendario, resultó breve. Después de cuatro semanas de travesía, llegaron a La Guaira y la pareja de recién casados se instaló en la llamada «Casa del Vínculo y del Retorno», en Caracas. Desde ahí marcharon a la «Casa Grande», la imponente finca que los Bolívar tenían en San Mateo. Allí ella empezó a mostrar síntomas de enfermedad, «fiebres malignas» se decía: paludismo.
Teresa, la mujer de Bolívar, moría el 22 de enero de 1803. Tenía veinte años y llevaban ocho meses de matrimonio. «Si no hubiera enviudado, mi vida habría sido distinta; tal vez no sería el general Bolívar ni el Libertador, aunque reconozco que no se avenía mi temperamento a ser alcalde de San Mateo. Sin la muerte de mi adorada Teresa no hubiera hecho mi segundo viaje a Europa... La muerte de mi esposa me hizo seguir el carro de Marte en vez del arado de Ceres», parece que le escribió a un amigo.
Bolívar volvió a España en 1804 y de nuevo visitó la Corte con grandeza. En la península todavía no había comenzado el proceso de Independencia contra los franceses que daría alas a los independentistas americanos para iniciar una guerra contra España. Bolívar no se volvió a casar, pero en 1810 encendió la mecha de un proceso revolucionario en su idea de crear la «Gran Colombia» pensando que emulaba las conquistas de George Washington.