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Guillermo II en el exilio. 1938

Guillermo II en el exilio. 1938

Picotazos de historia

Las polémicas declaraciones que hizo Guillermo II de Alemania en una entrevista falsa en el 'Daily Telegraph'

El kaiser hablaba en demasía y con demasiada ligereza de delicados asuntos políticos y diplomáticos. La publicación de la ficticia entrevista el 28 de octubre de 1908 provocó una enorme crisis estatal

Es bien conocido el hecho de que el emperador Guillermo II de Alemania hablaba en demasía y con demasiada ligereza de delicados asuntos políticos y diplomáticos. Vamos que era un poco bocazas.

En 1907 el kaiser realizó una visita oficial al Reino Unido con intención de mejorar las relaciones entre los dos imperios. Algo tensas debido a la política alemana de adquisición de colonias y que había dado lugar a una carrera armamentística, especialmente en la marina de guerra.

Terminados los actos oficiales, el Kaiser se tomó unos días de descanso y aprovechó la invitación de un primo lejano –el coronel Edward Montagu Stuar Wortley– para pasar un tiempo en su fabulosa casa de campo en el condado de Dorset: el castillo de Highcliffe. El coronel, pasadas unas semanas de la visita, compiló las conversaciones que mantuvo con el kaiser como si de una entrevista ficticia se tratara y la envió al periódico Daily Telegraph. El periódico, con bastante más sentido común y elegancia que el dueño del castillo –a mi juicio– envió el manuscrito al propio Guillermo II para su aprobación. Y es en este punto que se inician una serie de sucesos que parecen sacados de un vodevil.

El kaiser Guillermo, que había sido amonestado varias veces por sus distintos cancilleres debido a su inoportunidad y excesiva locuacidad, esta vez pasó el documento a su gobierno para que diera el plácet o no. De esta manera los papeles con la imaginaria entrevista fueron llevados al despacho del canciller del Reich: Bernhard, príncipe von Bülow.

Sucedió que el asistente que llevó los documentos encontró al buen príncipe recogiendo sus cosas, ya que justo empezaba sus vacaciones y partía para la isla de Nordeney, en la Frisia Oriental. Sin leerlo, remitió el documento a su jefe de prensa y partió. Cuando los papeles llegaron a la oficina del jefe de prensa de la cancillería, de nombre Otto Hammann, la encontraron cerrada. Y es que Hammann ya se había ido de vacaciones también. Los papeles rodaron por diferentes mesas y despachos hasta acabar en manos de un desconocido funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores que autorizó su publicación.

El escándalo y la indignación que generó la publicación, tanto en el Reino Unido como en Alemania, fue mayúsculo. Desde luego que las palabras del kaiser fueron mal interpretadas, pero es que este lo expresó todo de manera torpe y poco diplomática.

Guillermo II de Alemania (1904)

«Ustedes los ingleses están locos como cabras. ¿Qué les ha ocurrido que se entregan a sospechas indignas de una gran nación? ¿Qué más puedo hacer?... mis acciones deberían hablar por sí mismas pero no las escuchan, las mal interpretan y las distorsionan. Lo considero un insulto personal».

Además de ese tono y quejas, afirmaba que los británicos habían ganado la Segunda Guerra Boer gracias a sus consejos estratégicos (?), cuando todo el mundo recordaba el telegrama de felicitación que envió al presidente Kruger de la república de Transvaal, en 1896, y que provocó una enorme crisis diplomática al reconocer implícitamente a esta y prometer apoyo armamentístico y económico.

Afirmó, en la entrevista, que el objetivo del desarrollo de la flota de guerra alemana no estaba orientado en competir contra la Royal Navy si no con otras flotas del Lejano Oriente. Afirmación que puso de los nervios a los japoneses. El kaiser se señaló como miembro de una minoría anglófila y probritánica, lo que dio lugar a que todo el mundo interpretara que la mayoría de los alemanes tenían una tendencia agresiva hacia el Reino Unido y sus colonias. Hubo más reacciones a otros comentarios, pero quedó claro que el texto ofendió a todo el mundo, por diferentes y variados motivos ¡Un éxito diplomático!

Bernhard von Bülow , el káiser Guillermo II y Rudolf von Valentini (de izquierda a derecha) a bordo del Hohenzollern en Kiel , 1908Bundesarchiv / Wikimedia Commons

La publicación de la ficticia entrevista el 28 de octubre de 1908 provocó una enorme crisis estatal. El mismo día de la publicación el canciller von Bülow presentó su dimisión, que no fue aceptada. A los pocos días diferentes sectores de la sociedad pedían a gritos la abdicación del Kaiser.

De momento no se aceptó la dimisión de von Bülow pero se le cesaría el 14 de junio del año siguiente, ya con la situación mucho más calmada. Guillermo tomó nota y a partir de entonces se abstendría ( en la medida que podía, que no era demasiada) de hacer comentarios ni declaraciones. Demostrando una moderación completamente nueva y desconocida en él.

El escándalo o crisis del Daily Telegraph coincidió, o estuvo muy cerca, de otra crisis dentro del grupo más intimo del kaiser, tanto en el círculo palatino como en el militar. Esta también con altas notas de comedia y tintes sexuales muy censurables para la época, que llevaron al pobre Guillermo a sufrir una crisis de nervios. Queda prometido que les hablaré de ello en un próximo artículo.