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Alejandro, cortando el Nudo Gordiano

Alejandro, cortando el Nudo Gordiano

El lema personal de Fernando el Católico que hace un guiño a Alejandro Magno

Son diversas las fuentes que atribuyen al humanista Nebrija «la elección del yugo trenzado y anudado por sólido cordón, y de la leyenda que lo complementaría, como empresa del Rey Católico»

Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón formaron la unión matrimonial más influyente de nuestro acervo histórico. «Fueron rey y reina juntos (…) y aunque en cuerpos dos, en voluntad y unión eran sólo uno», llegó afirmar un cronista sobre la complicidad y confianza mutua que se profesaban. Tanto fue así, que en el imaginario popular quedó grabada la frase «tanto monta, monta tano Isabel como Fernando» para indicar que una persona (o cosa) es equivalente a otra. Otros incluso han identificado este enunciado como el lema de los Reyes Católicos.

Aunque no fue lema del matrimonio, sí lo fue -al menos una parte- de Fernando el Católico, cuyo lema personal era «Tanto monta», una referencia a un mito clásico sobre el nudo imposible que cortó Alejandro Magno en una localidad al sureste de lo que hoy es Ankara.

Dicho pasaje nos relata cómo, encontrándose Alejandro Magno en la ciudad de Gordión, en la Anatolia y a las puertas de Asia, «se le informó que según cierto oráculo el hombre que desatara el nudo que sujetaba el yugo a la lanza del carro o biga del rey Gordios allí custodiado sería el dueño del continente cuyos aledaños contemplaba», según explica el historiador Faustino Narganes Quijano en su artículo La emblemática de los Reyes Isabel y Fernando: ejemplos palentinos.

La leyenda cuenta que los habitantes de Frigia necesitaban elegir un rey, por lo que consultaron al oráculo, que respondió que el nuevo soberano sería aquel que entrase por la Puerta Este, acompañado de un cuervo posado sobre su carro. Sería Gordias, un labrador cuyas únicas posesiones eran su carreta y sus bueyes, quien cumpliría estas condiciones. Tras ser coronado fundó la ciudad de Gordión y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escindían en el interior, lo que hacía que nadie pudiese desatarlo.

Alejandro Magno corta el nudo gordiano de André Castaigne (1898-1899)

Alejandro Magno corta el nudo gordiano de André Castaigne (1898-1899)

El mito continúa y se dice que el oráculo indició que quien desatara aquel nudo imposible, sería el dueño de Asia. En esto llegó Alejandro Magno, quien se disponía a conquistar el Imperio persa y tras cruzar el Helesponto, conquistó la ciudad de Frigia, donde los habitantes le retaron a desatar el nudo. Se dice que, tras varios intentos y para no perder más tiempo, Alejandro sacó su espada cortando la soga de un tajo a la par que pronunciaba la sentencia Nihil interest quomodo solvantur, es decir, «poco importa el modo de desatarlo».

Narganes Quijano recoge en su artículo que son diversas las fuentes que atribuyen al humanista Elio Antonio de Nebrija «la elección del yugo trenzado y anudado por sólido cordón, y de la leyenda que lo complementaría, como empresa del Rey Católico» para intentar «vincular idealmente la figura y anhelos políticos del rey Fernando con la del homónimo griego Alejandro Magno».

Así, en 1475, y en colaboración estrecha con los nuevos Monarcas, Nebrija transformaría «ingeniosamente el pasaje enunciado en una singular divisa para su rey, a la que otorgó un 'alma' en lengua castellana de enorme peso ideológico», explica el historiador, «convirtiéndola en divisa perfecta: 'Tanto Monta', como expresiva abreviación de la sentencia 'tanto monta cortar como desatar'».

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