
Oficiales españoles hechos prisioneros tras el Desastre de Annual
Cuando el general Burguete intentó en secreto rescatar a los prisioneros de Annual en octubre de 1922
La noticia de la masacre de Annual conmocionó a España, provocando una profunda crisis política y militar. Sin embargo, poco se hablaba de los prisioneros supervivientes, retenidos en duras condiciones en el interior del Rif
La gestión del rescate de los prisioneros de Annual (1921-1923) fue uno de los episodios más delicados y complejos de la historia de España en Marruecos. Tras el desastre militar de Annual en 1921, cientos de soldados españoles fueron capturados por las fuerzas rifeñas lideradas por Abd el-Krim.
La noticia de la masacre de Annual conmocionó a España, provocando una profunda crisis política y militar. Sin embargo, poco se hablaba de los prisioneros supervivientes, retenidos en duras condiciones en el interior del Rif. El alto comisario en Marruecos, Ricardo Burguete, intentó negociar su liberación a través de una operación encubierta, que finalmente fue frustrada por decisiones políticas y obstáculos insalvables.

Ricardo Burguete
Desde su llegada a Marruecos en 1922, Burguete comprendió que el gobierno español no estaba dispuesto a negociar oficialmente con Abd el-Krim, temeroso de que el pago de un rescate fortaleciera la insurrección rifeña. El contexto político en la península era complicado: la reciente caída del gobierno de Maura y la falta de consenso sobre la estrategia en Marruecos impedían una respuesta coordinada.
En este escenario, diseñó un plan alternativo basado en la negociación secreta con intermediarios locales. Así surgió el contacto con Haddu Bokoy, un rifeño con conexiones dentro de la cúpula rebelde, quien ofreció liberar a los prisioneros a cambio de una considerable suma de dinero.
Las primeras negociaciones se desarrollaron en Cabo de Agua y Port Say. La cifra inicial exigida por Bokoy, 100.000 pesetas por prisionero, fue rebajada a 30.000 tras intensas discusiones. La dificultad radicaba no solo en el costo, sino también en la falta de garantías de que los cautivos fueran realmente liberados. Aun así, Burguete apostó por esta vía, utilizando fondos reservados y la ayuda de intermediarios de confianza. Aunque el acuerdo parecía viable, el creciente control de Abd el-Krim sobre la situación complicó la operación.
Luis de Oteyza, periodista español visitó Axdir en septiembre de 1922, lo que generó sospechas y endureció las condiciones de los cautivos. Abd el-Krim, consciente de la importancia de los prisioneros como moneda de negociación, incrementó la vigilancia y restringió el acceso de intermediarios externos.
La operación estaba programada para octubre de 1922. Sin embargo, en el último momento, Burguete recibió instrucciones de Madrid que le impidieron seguir adelante con el rescate bajo los términos pactados. El gobierno español, debilitado por las luchas internas y la oposición de sectores militares que consideraban humillante cualquier tipo de pago, decidió frenar la iniciativa. Esta decisión frustró las esperanzas de los prisioneros y de quienes habían trabajado incansablemente en la misión.
Para Burguete, fue un golpe demoledor. Había invertido meses en la operación y creía que su éxito podría haber cambiado la percepción de la presencia española en Marruecos. Sin embargo, las prioridades en Madrid eran otras, y su propuesta quedó archivada.
Mientras tanto, los prisioneros seguían soportando condiciones inhumanas. No fue hasta la dimisión de Sánchez Guerra y la llegada al poder de Manuel García Prieto, en diciembre de 1922, cuando el gobierno español, por medio de su ministro de Estado, Santiago Alba, inició gestiones más decididas. Alba recurrió al empresario Horacio Echevarrieta, quien contaba con la confianza de Abd el-Krim gracias a los contactos previos que ambos habían mantenido para explorar la posibilidad de explotar yacimientos minerales en la región. A través de esta relación, se logró entablar una vía de negociación directa para la liberación de los cautivos. Esta vez, las conversaciones dieron resultado y se alcanzó un acuerdo: la liberación de los prisioneros a cambio de cuatro millones de pesetas.

El empresario Horacio Echevarrieta y el líder rifeño Abd el-Krim, durante la reunión que mantuvieron ambos en 1923
El fracaso de la operación secreta de Burguete reflejó la tensión entre la estrategia política y la necesidad humanitaria. La falta de una postura clara del gobierno, el miedo a las repercusiones militares y la presión de la opinión pública fueron factores que contribuyeron a su fracaso. Aunque su plan no se concretó, su esfuerzo quedó registrado en la historia como un intento valiente de rescatar a los olvidados de Annual. Su figura representa el dilema de muchos oficiales españoles en Marruecos: atrapados entre el deber moral y las decisiones políticas de un gobierno dividido.
El episodio de Annual y el fallido rescate de Burguete fueron una lección amarga para España. Dejaron en evidencia las debilidades estructurales del ejército, la falta de planificación y la necesidad de replantear la estrategia colonial en Marruecos. Años más tarde, estos acontecimientos influirían en la instauración de la dictadura de Primo de Rivera y en la reconfiguración de la presencia española en el norte de África.
Hoy, la historia de Ricardo Burguete y su frustrado intento de rescate sigue siendo un recordatorio de las difíciles decisiones que se toman en tiempos de crisis.