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Nido de ametralladoras finlandesas dirigidas a posiciones del Ejército Rojo soviético durante la Guerra de Invierno , febrero de 1940

Nido de ametralladoras finlandesas dirigidas a posiciones del Ejército Rojo durante la Guerra de InviernoWikimedia Commons

Picotazos de historia

La batalla de las Salchichas. Finlandia derrota a la Unión Soviética

Dentro de la Guerra de Invierno entre Finlandia y la Unión Soviética ocurrió un curioso suceso relacionado con un plato típico finlandés

«Makkarakeitto» significa «sopa de salchichas» en finlandés. Y es que a los finlandeses les encantan las salchichas. Tienen una enorme variedad y uno de sus platos tradicionales es una sencilla, nutritiva y fácil de preparar sopa de salchichas.

Pues bien, me gustaría contarles a ustedes cómo, en un momento dado, la sopa de salchichas ayudó a derrotar a los rusos durante la Guerra de Invierno (1939-40), o, como se dice en finés, Talvisota. Así que les hablaré de la Makkarasota dentro de la Talvisota. La Guerra de las Salchichas dentro de la Guerra de Invierno.

El 30 de noviembre de 1939 la Unión Soviética atacó Finlandia tras la negativa de la segunda a someterse a las exigencias y chantaje territorial de la primera. La URSS exigía el territorio de la Carelia, que limitaba con la frontera de San Petersburgo (entonces Leningrado). La desproporción de fuerzas entre ambos países estaba absurdamente en contra de los finlandeses (Finlandia contaba con una población de 2,7 millones de habitantes frente a los más de 160 millones de la URRS).

Con todo en contra, y abandonados por todos, lucharon con una bravura y una desesperación que les ganó el respeto y la admiración generales. La Unión Soviética les obligó a firmar la paz el 13 de marzo de 1940, pero quedó advertida de que le compensaba más tener una Finlandia libre de vecina que intentar ocupar militarmente el helado país.

En el extremo oriental del territorio de Carelia, frontera con la Unión Soviética, dentro del municipio de Kospiselka, tuvo lugar la batalla de Tolvajärvi (12-24 diciembre 1939). Esta fue la primera gran batalla de la guerra y la primera gran victoria de los finlandeses, pues, en este lugar, entre las poblaciones de Vartsila y Tolvajärvi, estaba situada la intendencia y la compañía de Estado Mayor del 16º regimiento finlandés, bajo las órdenes del teniente coronel Aaro Pajari.

Es el día 10 de diciembre. Las tropas finlandesas están muy cansadas, ya que llevan diez días seguidos combatiendo contra las innumerables tropas soviéticas. Lo que no saben es que los rusos han destacado dos batallones del 718º regimiento de la 139ª división y, en una marcha forzada a través de la nieve y los bosques, van a realizar un ataque en pinza, recorriendo las diferentes márgenes del lago Tolvajärvi, para converger detrás de las líneas finlandesas.

El batallón ruso que atacaba desde la margen norte del lago se dio de bruces con la intendencia y el Estado Mayor del regimiento 16º. Fue una completa sorpresa para los finlandeses. El pánico se extendió con rapidez –lo más temido entre los militares, ya que el instinto primario de huida del peligro se impone sobre todo los demás– y los finlandeses desaparecieron en la oscuridad.

El teniente coronel Pajari se tuvo que enfrentar con una crisis inesperada. Como pudo consiguió reunir a unos 120 soldados –entre cocineros, oficinistas, enlaces, etc.–, pero la realidad era que toda la retaguardia del sector estaba indefensa.

Cada minuto que pasaba corría más y más peligro la retaguardia, no ya sólo de su regimiento, sino de todo el grupo de combate que mantenía la línea del frente. Las tropas soviéticas que les habían sorprendido podían estar produciendo un daño material y moral irreparable. De ahí su angustia y la premura en reunir un grupo de combate y partir cuanto antes.

Cuando un jadeante Pajari y las tropas que le acompañaban llegaron al lugar donde había estado la compañía de intendencia, se encontraron con una sorpresa. Los soviéticos seguían allí. Los pobres soldados rusos habían estado andando durante largas horas entre la nieve. Estaban cansados. Estaban hambrientos. Estaban furiosos con su propia intendencia, que era un desastre. Estaban caninos. Y he aquí que se dan de sopetón con las cocinas del regimiento enemigo, con humeantes marmitas al fuego de las que se desprende un delicioso y tentador aroma a sopa de salchichas.

Los oficiales y comisarios políticos se sintieron abrumados por la actitud de la tropa y decidieron que comer y reponer fuerzas era los mejor para la causa y el partido.

Soldados finlandeses sirviendo el desayuno antes de la batalla

Soldados finlandeses en una cocina de campañaMilitary Museum on the Finna service hosted by the Finnish Ministry of Education and Culture/Wikimedia Commons

Eso fue lo que vio Pajari. Los soviéticos habían perdido un tiempo vital y habían frenado su avance. Pajari dio la orden de atacar y aquel grupo, tan poco marcial, cargó desde la oscuridad mientras lanzaban el antiguo grito de guerra de la caballería finlandés. «¡Hakkaapaälle pohja poika!» (¡Golpead, hijos del norte!).

La escaramuza, pues, aunque lo llaman batalla, en realidad fue una escaramuza, no fue asunto baladí. Aunque debilitados, los soviéticos seguían siendo un batallón (en ese momento entre 750 y 900 soldados, calculando que habrían perdido entre 250 y 500 por el camino). Muchos más que los finlandeses. La batalla de Varolampi Pond, o de las Salchichas, como se la conoce, fue uno de los pocos combates donde se produjo una autentica lucha cuerpo a cuerpo. O, como se decía en los antiguos documentos militares españoles, «se luchó a degüello».

Los finlandeses consiguieron expulsar al batallón enemigo. Sólo en combate, estos perdieron allí mismo unos 200 soldados. Les aguardaba un regreso a sus filas largo, peligroso y helado que se cobraría muchas más víctimas entre los heridos y supervivientes.

El otro batallón soviético intentó cruzar el lago desde la margen sur antes del amanecer. Para entonces los finlandeses estaban sobre aviso y les estaban esperando. Los rusos fueron sorprendidos al descubierto mientras estaban sobre el hielo del lago y fueron diezmados sin piedad. El ataque soviético fracasó y se iniciaría la batalla de Tolvajärvi, que ganaría Finlandia.

Como les comenté al principio, los finlandeses están muy orgullosos de sus salchichas, de las que tienen gran variedad y preparan de diferentes maneras. Fíjense si son buenas que hasta ganan batallas.

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