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Nube de hongos sobre Nagasaki, Japón, tras el lanzamiento de la segunda bomba, 9 de agosto de 1945

Nube de hongos sobre Nagasaki, Japón, tras el lanzamiento de la segunda bomba, 9 de agosto de 1945©RADIALPRESS

Sobrevivir a dos bombas atómicas: una de las 130 ‘doble hibakusha’ revive Hiroshima y Nagasaki

  • El retraso de un tren salvó la vida de Ayano Hirashima y de su familia

  • Las armas dejaron en ella secuelas tanto físicas como sociales

Habían transcurrido apenas 30 segundos de las 8:15 de la mañana del lunes 6 de agosto de 1945 cuando Ayano Hirashima, recogía sus zapatillas para acudir a la escuela. Sin embargo, una luz la envolvió. Con los pies descalzos y sangrando, rodeada de escombros, trató de escapar. Con apenas ocho años experimentó —y sobrevivió— la explosión de la bomba 'Little Boy' que cayó en Hiroshima.

También consiguieron salvarse sus padres y hermanos, que se libraron de lesiones graves. «Vi gente en el campo, podían haber estado muertas, aunque yo era una niña, así que no lo sabía», explicaba Hirashima en una entrevista a The Times. Ante el rastro de destrucción que dejó el arma de 13 kilotones de uranio, la familia optó por abandonar la ciudad y trasladarse a Nagasaki, hogar natal de su madre.

El informe de la prefectura de Nagasaki sobre el bombardeo caracterizó a Nagasaki como "como un cementerio sin una lápida en pie"

El informe de la prefectura de Nagasaki sobre el bombardeo caracterizó a Nagasaki como «como un cementerio sin una lápida en pie»

Tardaron un día más de lo previsto, pero ese tren salvaría sus vidas: llegaron 25 horas después de que la bomba ‘Fat Man’ impactara en Nagasaki, golpeándola con sus 25 kilotones. Ellos, desconociendo la radiación invisible que anegaba el destruido centro, caminaron por las ruinas e ingresaron así en el reducido número de personas que habían quedado expuestas a las dos bombas atómicas. Tan solo 130.

No es la única hibakusha —nombre que reciben quienes fueron víctimas de al menos uno de los bombardeos—. El término se hace extensible a quienes estaban en las ciudades o quien entrara en ellas hasta dos semanas después, cumpliendo Hirashima ambos criterios. La definición incluye, además, a los bebés en los vientres de las madres embarazadas.

Secuelas físicas y sociales

Caminando entre vacas y caballos muertos, lograron llegar a la casa familiar gracias a un barco. Tan solo 5 días después, el 15 de agosto, el emperador Hirohito anunció su rendición. Sin embargo, la vida de Hirashima ya había cambiado para siempre. Tuvo que dejar los estudios para que sus hermanos pudieran acudir a la escuela, y padeció cáncer de colon y ovarios, así como problemas de tiroides a sus 20 años.

Esta 'doble hibakusha' recuerda más nítidamente las secuelas de ‘Fat Man’. La primera impresión al bajar del tren en la última estación de Nagasaki fue la de encontrarse con moribundos que pretendían huir de allí. Entre ellos, varios muertos. «Había chicas con uniforme escolar y cuyo pelo se había quemado. Algún tipo de fluido salía de ellas. Me sentí mal viéndolo. Había otro joven que había sido quemado tan gravemente que su cuerpo entero era negro. Nadie sabía qué hacer», recordaba Hirashima.

Bomba tipo Nagasaki: Este es el tipo de bomba atómica que explotó sobre Nagasaki, Japón, en la Segunda Guerra Mundial

Bomba tipo Nagasaki: Este es el tipo de bomba atómica que explotó sobre Nagasaki, Japón, en la Segunda Guerra MundialGTRES

Junto con las enfermedades, una marca social de por vida. Muchos japoneses, sin evidencia, pensaban que las mujeres hibakusha alumbrarían hijos con discapacidad o deformes, por lo que encontrar un marido no fue tarea fácil. Finalmente, acabó casándose con otro irradiado, que falleció de cáncer a sus 70 años. Por el contrario, a sus tres hijos y cinco nietos no les ha faltado la salud.

80 años después de experimentar el fin del mundo, Hirashima —de 88— permanece viviendo en el mismo lugar hacia donde los suyos caminaban. Confesaba que sufrió una neumonía que casi le cuesta la vida antes de aquel mes de agosto de 1945. «Estaba en el umbral de la vida y la muerte, pero me recuperé y viví dos bombas atómicas. Tras haber vivido esto y hasta esta edad, puedo decir que soy feliz – o infeliz con felicidad dentro de ella–».

Personas heridas junto a cadáveres en espera interminable de socorro - Mañana 10 de agosto de 1945 - cerca de Iwakawa-machi, ciudad de Nagasaki

Personas heridas junto a cadáveres en espera interminable de socorro - Mañana 10 de agosto de 1945 - cerca de Iwakawa-machi, ciudad de NagasakiYōsuke Yamahata / National Archives

Aunque se han fundado con el paso del tiempo organizaciones de enfermos de víctimas de las bombas atómicas y de hidrógeno, como la fundada por Nihon Hidankyo —premiada con el Premio Nobel de la Paz el pasado año por su campaña de desarme nuclear— es la primera vez que se institucionaliza a los 130 'doble hibakusha'.

La Asociación de Familias de Víctimas de la Doble Bomba Atómica, creada por Toshiko Yamazaki hija de otro 'doble hibakusha' —Tsutomu Yamaguchi, que murió en 2010— ha sido creada para preservar la memoria y eliminar estas armas de la faz de la tierra. Yamazaki insiste en que, pese a que «los sobrevivientes de bombas atómicas están involucrados en el movimiento por la paz, no hay fin a los conflictos en el mundo, y hemos llegado a un momento en que necesitamos unir nuestras manos y reclamar la paz».

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