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Retrato de Ramón de Bonifaz

Retrato de Ramón de BonifazReal Academia de la Historia

Quién fue Ramón Bonifaz, el primer Almirante de Castilla, que pone nombre a la fragata F111

El rey nombró a Ramón de Bonifaz «Señor del Mar», es decir, Almirante de Castilla, por lo que se convirtió en el primer almirante de la flota castellana, semilla de lo que siglos después sería la Armada española

Unas cadenas rotas, una nao y la Torre del Oro de Sevilla aparecen en el escudo de Cantabria y en varias ciudades norteñas como Avilés, Santoña, Comillas, Laredo o incluso Santander. Detrás de esa simbología hay una historia olvidada para muchos, pero que la Armada ha querido honrar con sus nuevas fragatas de última generación. Conocidas como F110 o clase Bonifaz, este jueves se realiza en Ferrol la botadura de la primera F111 Bonifaz, la fragata que inaugura una nueva era naval en la Armada española, a la que da nombre un ilustre marino de época medieval.

Su nombre era Ramón Bonifaz y, aunque se desconoce gran parte de su vida, se sabe que fue un comerciante que vivía en Burgos a mediados del siglo XIII. Lo más seguro es que viera con sus propios ojos cómo empezó la construcción de la catedral, bajo el reinado de Fernando III el Santo, que unificó las coronas de Castilla y León tras heredar el reino leonés de su padre, Alfonso IX, en 1230.

Desde la batalla de las Navas de Tolosa, hacía ya dos décadas, los reyes cristianos, y en concreto Fernando III, emprendieron varios avances hacia el sur para ganar posiciones a los musulmanes en ese proceso de Reconquista de toda la península ibérica. En este contexto, el monarca diseñó un plan para tomar la ciudad de Sevilla, que llevaba 500 años bajo dominio musulmán. Sin embargo, conquistar la plaza no era sencillo: las tropas castellanas necesitaban controlar el río Guadalquivir, que servía como red de suministros y defensa natural. Fernando III, que ya había tomado Jaén y Córdoba, planteó una doble operación terrestre y naval para sitiar la ciudad.

«Señor del Mar»

Por entonces, era habitual el uso de la fonsadera, un tributo económico o, en su lugar, la obligación de acompañar al rey en sus campañas militares durante varios meses al año. El monarca castellano encargó a Ramón Bonifaz la construcción de una flota, que estaría formada por unas 13 naves que él mismo lideró.

Las embarcaciones salieron de varios astilleros del norte de la península: Laredo, Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera, y desplegaron el velamen rumbo a Sevilla. Por su lado, Fernando III y sus tropas terrestres habían situado su base de operaciones en Alcalá del Río, desde donde partieron en el verano de 1247 para sitiar la ciudad desde tierra. Mientras, la escuadra de Bonifaz «alcanzó la desembocadura del Guadalquivir a primeros de agosto, después de una navegación con temporales fuertes que acreditaron su pericia marinera.

Rendición de Sevilla a Fernando III

Rendición de Sevilla a Fernando III

Allí derrotó a la flota de saetías y zabras de Abu Qabl, que trató de impedirle el paso, y al transporte de refuerzos del norte de África que iba a Sevilla», según apunta un artículo de 2020 de la Revista Española de Defensa. Poco después, remontó el río de forma coordinada con la caballería cristiana situada en la margen izquierda, que ofreció protección al mismo tiempo que las naves permitieron desplazar tropas al lado derecho del río. Esto permitió que los cristianos tomaran los fortines del barrio de Triana.

Después, las naves de Bonifaz se adentraron en el Guadalquivir hasta alcanzar el puente de barcas, que conectaba Triana con el resto de la urbe y servía de barrera defensiva ante cualquier intento de invasión naval gracias a sus cadenas.

El 3 de mayo de 1248, la escuadra de Bonifaz se preparó para derribar el puente de barcas. Reforzaron con maderos las proas de dos de las naos y, aprovechando la subida de la marea y el viento favorable, lanzaron las naves contra el puente como si fueran arietes.

El puente resistió tras la primera embestida, pero en un segundo intento se desmoronó. En esta acción que lideró Bonifaz, también caben destacar nombres olvidados por los libros de historia como Rui López de Mendoza, Rui Pérez de Avilés o Payo Gómez Charino, uno de los artífices de la gesta. Tras romper las cadenas, los buques patrullaron el Guadalquivir y la ciudad quedó sitiada por tierra y mar. Tras meses de asedio, empezaron a faltar alimentos y suministros, y el emir Axataf intentó negociar, sin éxito.

El 23 de noviembre de 1248, Axataf se rindió y entregó a Fernando III las llaves de la ciudad, que permanecen desde entonces en la catedral. Por sus servicios como líder de la flota castellana que liberó Sevilla, el rey santo nombró a Ramón Bonifaz «Señor del Mar», es decir, almirante de Castilla, por lo que se convirtió en el primer almirante de la flota castellana, semilla de lo que siglos después sería la Armada española.

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