El increíble naufragio del Essex: el barco que inspiró ‘Moby Dick'
Picotazos de historia
El increíble naufragio del Essex, el barco que inspiró 'Moby Dick'
El cachalote atacó al ballenero, abriéndole una vía de agua en la proa. Herida de muerte, la nave empezó a hundirse
El Essex fue un barco ballenero registrado en el puerto norteamericano de Nantucket. El barco había sido construido en los astilleros de Amesbury, estado de Massachusetts, en el año 1799. Tenía una eslora de 27 metros, una manga de 7,30 y un calado de 3,80. El barco tenía un registro bruto de 239 toneladas.
En el mes de agosto del año 1819, el Essex partió llevando una tripulación de veintiún hombres bajo el mando del capitán George Pollard. El primer oficial —señor Owen Chase—, el segundo oficial, tres timoneles, trece marineros, un grumete y el mayordomo/asistente del capitán componían la tripulación.
El Essex navegaría hasta los caladeros de ballenas en el océano Pacífico y se calculaba en dos años y medio el tiempo que habría de transcurrir hasta su vuelta a casa. El barco aprovecharía los vientos del oeste que le llevarían a las Azores, donde renovaría provisiones y haría aguada, para continuar con los vientos alisios hasta la costa este de Sudamérica. Tras cruzar el estrecho de Hornos se reuniría con los balleneros en las costas occidentales.
Una ballena golpeando 'Essex' el 20 de noviembre de 1820, representada en un boceto de Thomas Nickerson.
El 20 de octubre, tras una azarosa travesía, el Essex alcanzó la isla de Santa María, en la bahía de Arauco, perteneciente a la provincia de Concepción en Chile. El ballenero pasó varios meses faenando en los caladeros frente a las costas de Chile y de Perú, con malos resultados. Los caladeros estaban agotados.
Fondearon en las islas Galápagos, donde el marinero Henry de Witt desertó. Con mucho acierto, como se verá.
El 16 de noviembre se encontraban a unas 1.000 millas náuticas al oeste de las islas Galápagos. Persiguiendo unas ballenas, una de las lanchas balleneras sufrió desperfectos cuando una ballena emergió por debajo de esta.
El día 20, a las ocho de la mañana, el vigía avistó ballenas: «¡Por allí resoplan!». Se lanzaron las lanchas al agua y se las persiguió. Una de las ballenas abrió una vía de agua en la lancha del primer oficial, lo que obligó a abortar la persecución y a que el bote volviera para ser reparado. Las otras dos lanchas continuaron con la brega.
Cuando el primer oficial estaba a bordo y su gente procedía a reparar la lancha, observó un ejemplar de cachalote de gran tamaño —unos 26 metros— que nadaba cerca del Essex y mostraba un comportamiento anómalo.
Y tan anómalo. El cachalote atacó al Essex, abriéndole una vía de agua en la proa. Herida de muerte, la nave empezó a hundirse.
Ilustración histórica que representa el hundimiento del barco ballenero Essex
Apenas dio tiempo a terminar las someras reparaciones que se estaban practicando a la lancha y botarla. El mayordomo del capitán tuvo la feliz idea de poner a salvo el cofre de su amo y algunos instrumentos de navegación.
El resto de las lanchas abandonaron la persecución de los cetáceos cuando se percataron de que se estaba hundiendo el Essex y se aproximaron a la lancha del primer oficial para enterarse de qué había sucedido.
La tripulación quedó dividida en las tres lanchas balleneras. El cofre del capitán contenía copias de cartas marinas, el libro de bitácora y sextantes y catalejos de repuesto. Las lanchas permanecieron durante dos días en la posición, rescatando cuanto pudiera serles útil del naufragio.
El capitán Pollard determinó que las lanchas navegaran unas 1.500 millas náuticas hacia el sur para alcanzar las corrientes que les llevarían a la costa de Chile.
Tras un mes de navegación, los famélicos y deshidratados marineros arribaron a la isla Henderson. Esta es una pequeña isla de 9 × 5 kilómetros de extensión y completamente deshabitada, que pertenece al archipiélago de Pitcairn. Estas islas están consideradas como el lugar más perdido del planeta.
Aunque encontraron algo de comida y un pequeño manantial de agua potable, estaba claro que la isla no podía mantener a tanta gente. También ignoraban que, al oeste, estaba la isla Pitcairn, habitada por los descendientes de los amotinados en el HMS Bounty, que podían haberles prestado ayuda.
El 27 de diciembre volvieron a reembarcar. Tres marineros decidieron quedarse en la isla y esperar allí que les rescataran, pues el capitán dio palabra de enviarles ayuda en cuanto llegaran a algún puerto. Los diecisiete restantes se repartieron entre las tres lanchas.
Navegaron las tres lanchas juntas. El 10 de enero tuvieron el primer fallecimiento debido a las privaciones y a la exposición a los elementos. El día 20, con uno de los botes separado y a más de 100 millas náuticas de distancia, se produjeron dos fallecimientos más. Para entonces habían consumido sus provisiones y la necesidad les llevó a devorar a uno de los fallecidos, y así se haría en adelante. De la lancha separada jamás se volvió a saber nada.
Volvieron a separarse los botes. El que estaba bajo el mando del capitán Pollard continuó solo. El día 6 de febrero, desesperados, decidieron echar a suertes a quién matarían para comérselo. Le tocó a un sobrino del capitán Pollard que tenía el poco acertado nombre de Owen Coffin (coffin significa «ataúd» en inglés). Al marinero Ramsdell, de dieciséis años, le tocó la poco agradable tarea de asesinar a su amigo.
El día 18 de febrero, un mercante británico encontró la lancha del primer oficial, que se había separado de la del capitán a principios de mes. A bordo solo estaban el señor Owen Chase, un marinero y el grumete.
El 23 de febrero, cerca de la isla de Santa María, en la costa de Chile, el ballenero norteamericano Dauphin avistó la lancha del capitán Pollard. A bordo de la lancha, en la que encontraron huesos humanos roídos, solo quedaban el capitán y el marinero Ramsdell. Junto con los tres de la isla Henderson, que fueron rescatados, el total de los supervivientes fue de ocho.
El primer oficial Owen Chase escribió su Narración del extraordinario y angustioso naufragio del ballenero Essex, que fue publicada en octubre de 1821. La narración de los macabros hechos tuvo una gran difusión. El grumete Thomas Nickerson, aunque la relató a todo el que quisiera escucharle, tardó cincuenta y cinco años en decidirse a escribir los sucesos que vivió. En 1876 se publicaron sus recuerdos con el título La pérdida del Essex hundido por una ballena y la dura prueba de su tripulación en botes abiertos.
Es el primer testimonio publicado el que tendrá una importancia vital, ya que será fuente e inspiración de dos grandes obras de la literatura. Una sería la famosa novela Moby Dick, de Herman Melville, y la otra Las aventuras de Arthur Gordon Pym, publicada por Edgar Allan Poe en 1838. Aunque el relato de Nickerson no fue publicado hasta bastante más tarde, era bien conocido por toda la gente de la mar y no hubiera sido extraño que también hubiera llegado a oídos de Poe.
En este caso, la vida real superó con creces a la imaginación y dio lugar a dos grandes obras de la literatura.