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La balsa de la Medusa (1819) de Théodore Géricault

La balsa de la Medusa (1819) de Théodore Géricault

Picotazos de historia

El naufragio real que inspiró 'La balsa de la Medusa', uno de los cuadros más trágicos del Louvre

De aquel naufragio surgió una de las más estremecedoras tragedias navales de la historia moderna: una balsa con 150 personas abandonada a la deriva, semanas de hambre, locura y canibalismo… y un escándalo político y social que sacudió a la Francia postnapoleónica

Desde el año 1824 se exhibe en el Museo del Louvre de París una magistral pintura del artista Théodore Géricault. La obra, terminada en 1819, se denomina La balsa de la Medusa y hace referencia a una tragedia naval sucedida en 1816 que conmocionó a toda Francia.

La Medusa era una fragata de 47 metros de eslora por 12 de manga, botada en 1810. Durante seis años sirvió bajo las órdenes de distintos capitanes, dejando fama de navío marinero y fiable, con las características propias de su clase.

Posteriormente surgirían historias premonitorias, típicas de profecías a posteriori. Tras unas mejoras en los astilleros de Rochefort-sur-Mer en 1815, el barco fue armado con entre 44 y 46 cañones de diferentes calibres. Todavía estaba en grada cuando se libró la batalla de Waterloo, que puso fin a las aspiraciones napoleónicas.

En junio de 1816, la fragata fue puesta bajo el mando del capitán Hugues Duroy de Chaumareys, un «realista» que había emigrado y retornado con la restauración borbónica. Duroy no había comandado una nave desde hacía veinticinco años. Aun así, fue puesto al mando de la flotilla compuesta por la fragata Medusa, la corbeta Écho, el bergantín Argus y el filipote Loire, con la misión de transportar personal civil y militar, además de colonos y científicos, a la nueva colonia francesa de Senegal. Entre el pasaje –más de cuatrocientas personas, sin contar las tripulaciones– se encontraba el nuevo gobernador de la colonia, que viajaba acompañado de su familia.

La fragata 'Medusa' navegando en diversas rutas con viento de ceñida.

La fragata 'Medusa' navegando en diversas rutas con viento de ceñida.

Como se ha mencionado, Duroy hacía un cuarto de siglo que no tenía mando propio. Desconocía las aguas que debía atravesar y el destino al que se dirigía. La tensión entre la oficialidad –antiguos bonapartistas– y el capitán lo llevó a rechazar sus consejos, confiando en cambio en un pasajero que afirmaba conocer la ruta.

La Medusa, más veloz que sus compañeras de flotilla, no esperó y dejó atrás a las demás con la orden de reunirse en el puerto de Saint-Louis, en la costa de Senegal. Continuó la navegación en solitario.

La bahía o golfo de Arguin, situado en la costa septentrional de Mauritania, contiene unas quince islas que forman una barrera o banco de arena: el banco de Arguin, a unos setenta kilómetros de la costa. Se trataba de un obstáculo bien conocido por los marinos que navegaban por esas aguas, pero no por el comandante de la fragata ni, al parecer, por su asesor.

El comodoro Duroy, en lugar de rodear el banco –como era costumbre para evitar riesgos–, lo atravesó, con el resultado inevitable.

Naufragio de la fragata Medusa

Naufragio de la fragata Medusa

El 2 de julio de 1816, a las tres de la madrugada, la fragata encalló. Quiso además la mala fortuna que lo hiciera durante la pleamar, con la marea más alta, lo que hizo imposible cualquier intento de reflotar la nave.

Mientras fracasaban los intentos de desencallar la fragata, esta seguía recibiendo los embates de las olas. La oficialidad dio orden de construir una balsa con materiales del propio buque para acoger al pasaje que no cabía en las lanchas. Para entonces, Duroy se había abandonado al sopor alcohólico, abrumado por lo que achacaba a la mala suerte. El gobernador lo acompañó en su afán por agotar las reservas de licor, por lo que tampoco fue de ayuda en aquellos momentos.

Se construyó una balsa de 12 por 6 metros, aprovechando una de las rejillas del puente y trozos de mástil.

Ilustración de la balsa de la Medusa del libro «Relation complète du naufrage de la frégate La Méduse faisant partie de l’expédition du Sénégal en 1816»

Ilustración de la balsa de la Medusa del libro «Relation complète du naufrage de la frégate La Méduse faisant partie de l’expédition du Sénégal en 1816»

Entre los días 4 y 5 de julio se distribuyó a la marinería y al pasaje entre las cuatro lanchas salvavidas, dos chalupas y la balsa construida. El capitán y los principales funcionarios, en este punto, causaron numerosos problemas por su ebriedad e insistencia en dar órdenes. En la balsa se acomodaron algunos oficiales, marineros, pasajeros y la cocinera de a bordo: en total, unas 150 personas.

La balsa fue remolcada por las chalupas en dirección a la costa —situada a unos setenta kilómetros—, pero se ignora si lo que sucedió fue un acto deliberado, producto de la precipitación o simple mala suerte. La balsa tendía a ser arrastrada por la corriente y obstaculizaba el avance de las embarcaciones. Se soltaron los cabos y la balsa quedó a la deriva.

Durante tres días navegó sin más provisiones que seis barriles de vino. Los peces voladores que algunos pudieron capturar resultaban insuficientes para alimentar a todos los náufragos. La torturadora sed, el hambre y la desesperación los llevaron a la locura.

Duroy de Chaumareys logró alcanzar al resto de la flotilla y, convencido de que los náufragos de la balsa habían perecido, solo se preocupó por recuperar los 92.000 francos en monedas de oro y plata que quedaban a bordo de la Medusa. Con este fin se envió al bergantín Argus, que, por pura casualidad, se encontró con la balsa. A bordo solo quedaban quince supervivientes en estado calamitoso.

La balsa de la Medusa (1819) de Théodore Géricault

La balsa de la Medusa (1819) de Théodore Géricault

Estos narraron una historia espeluznante de sufrimiento, locura y canibalismo. Cinco de los rescatados murieron antes de llegar al puerto de Saint-Louis.

El 22 de enero de 1817 se inició el tribunal naval que juzgaría la actuación del comandante y los oficiales en relación con el naufragio de la Medusa y el destino de sus náufragos. El juicio concluyó el 3 de marzo. Duroy de Chaumareys fue declarado culpable y se le retiraron el empleo y las condecoraciones (la Legión de Honor y la Orden de San Luis), siendo expulsado de la Armada, condenado a tres años de prisión y al pago de las costas del juicio.

Esta terrible historia fue seguida apasionadamente por el público francés gracias a los testimonios y escritos del segundo cirujano de la expedición, el señor Henri Savigny, y del ingeniero-geógrafo Alexandre Corréard, quien, además, posó para el cuadro de Géricault.

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