Sebastian Kurz
Austria
Alexander Schallenberg, nuevo canciller de Austria en reemplazo de Sebastian Kurz
A pesar de su dimisión, Kurz no tiene pensado desaparecer de la vida política
El centro derecha europeo está de luto; en un mes ha perdido ya a dos grandes líderes conservadores. Lo que empezó el desastre de la CDU en las últimas elecciones alemanas, dejándonos sin Angela Merkel y su segundo de a bordo Armin Laschet lo termina hoy el canciller austríaco Sebastian Kurz, al ser reemplazado por su ministro de exteriores.
El conservador Alexander Schallenberg juró este lunes como nuevo canciller de Austria, en reemplazo de Sebastian Kurz, que presentó su renuncia en medio de un escándalo por corrupción.
El presidente Alexander Van der Bellen invistió formalmente a Schallenberg, de 52 años y hasta el momento ministro de Relaciones Exteriores del país, en una ceremonia retransmitida por televisión dos días después de la renuncia de Kurz.
El jovencísimo Kurz, prodigio de la política a sus 35 años, se sumió la semana pasada en una investigación fiscal al descubrirse que utilizó fondos del gobierno para financiar prensa positiva en varias publicaciones austriacas.
Kurz acaba de ser sustituido por Alexander Schallenberg, actual ministro de exteriores y gran aliado del joven excanciller. «Lo que necesitamos ahora son condiciones estables», comenta Kurz a The Guardian (Sigue negando su culpabilidad a pesar de la inminente dimisión). «Quiero aplanar el camino para evitar el caos, en vista de este estancamiento».
Pero aún es pronto para descartar por completo el poder de Sebastian Kurz. POLITICO postula que la decisión de Kurz es «táctica». La otra opción habría sido enfrentarse a un voto de «no confianza» este martes en el parlamento, voto que perdería y terminaría beneficiando a la oposición. Y lo que es peor; de adquirir sus rivales el poder, tendrían completa libertad y recursos para investigar cada detalle del complicado marco político en el que se ha ido moviendo Kurz estos años.
Por ahora, Sebastian Kurz piensa permanecer como líder de su partido ÖVP y tomar el control de su presencia parlamentaria. La devoción de sus seguidores y la determinación por buscar nuevas formas de mantener el poder incita a pensar que Sebastián Kurz será aún canciller en todo salvo en nombre.
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