El pasado 10 de noviembre, tras maratónicas intervenciones, el Congreso chileno admitió la acusación constitucional contra el presidente Sebastián Piñera. Con 78 votos a favor, 67 en contra y 3 abstenciones los diputados decidieron que la acusación avanzara al Senado.
Al momento de presentar la acusación el diputado del Partido Demócrata Cristiano (centroizquierda), Gabriel Silber la justificó por «los gravísimos hechos revelados en la investigación periodística Pandora Papers»
Ya en el Senado a pesar de que la oposición consiguió –tras complejas negociaciones– dar una muestra de unidad al alinear a todos sus senadores detrás de la acusación constitucional en contra del presidente Piñera, eso no bastó.
Como era previsible, el Senado rechazó la acusación luego de que la izquierda no lograra sumar a su ofensiva a cinco parlamentarios oficialistas para alcanzar el quórum requerido de 29 votos para destituir al mandatario.
Tan sólo hubo un senador oficialista que criticó a Piñera, pero que finalmente votó en contra de la acusación. Más allá de ese único desmarque en el oficialismo, el rechazo de la acusación fue festejado por La Moneda.
El ministro de la Secretaría de la Presidencia, Juan José Ossa, dijo que «primó la democracia y que se desechó una acusación manifiestamente falsa y llena de argumentos mañosos». Agregó que «en definitiva, se ha acreditado la inocencia del presidente de la República en todos estos hechos», agregó.
Según algunos senadores consultados por el diario chileno La Tercera, particularmente la presidenta del Senado, Ximena Rincón sinceró sus reparos, que fueron secundados por el senador Ricardo Lagos Weber. Si bien compartían las críticas contra Piñera, su inquietud se basaba en que aprobar una acusación contra un presidente de la República generaba un «precedente» complejo. En el actual contexto de convulsión social, el hecho podría convertirse en un nuevo golpe a la institucionalidad.
Piñera ya había denunciado que la acusación constitucional no tenía «ningún fundamento» y siempre insistió en su inocencia a lo largo de de 3 semanas que han coincidido con la recta final de las elecciones presidenciales que se celebrarán este domingo y donde el candidato de la izquierda, Gabriel Boric, espera ganar en primera vuelta y en todo caso asegurar su cupo para la segunda convocatoria electoral en diciembre.
Precisamente, el mandatario criticó que la acusación «obedece a un clima enrarecido» que vive la política chilena, una acusación, que además, «tiene un claro e injustificado interés electoral», según recogió el diario chileno La Tercera.
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