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29 de marzo de 2024

Mujeres en la playa, una en bikini, y otra en burkini

Mujeres en la playa, una en bikini, y otra en burkiniAFP

Francia resucita el debate del burkini: ¿libertad o represión?

El alcalde de Grenoble permitirá a las mujeres musulmanas ir cubiertas de los pies a la cabeza en las piscinas públicas, decisión que suscita la furia de los grupos feministas

¿Qué es el burkini? Como su nombre puede indicar, es la versión islámica del bikini: mientras algunas mujeres se rebozan sobre la arena en topless, las musulmanas más creyentes visten un conjunto de neopreno que las tapa de la cabeza a los pies, de manga larga y talla holgada, en línea con los valores de su religión.
Pero la prenda, diseñada para garantizar la modestia de las mujeres de fe islámica, suscita polémica entre las facciones feministas de ambos extremos políticos. La perciben como una obligación forzosa, y una clara limitación de las libertades de la mujer.
Con esa mentalidad, Francia prohibió el burkini en las piscinas públicas, por razones de higiene. El país rechaza el burka en general, e incluso criminalizó el uso del velo en 2011, con una ley que multaba a aquellas que lo vistiesen en público.
«Me emociona ver cuanta gente apoya la eliminación de este código de vestir patriarcal, retrógrado, y misógino», compartió en aquella época Gérard Araud, embajador francés en Estados Unidos, a través de Twitter.
El debate nunca cesó. En 2014, la Corte Europea de Derechos humanos se involucró en el asunto, aunque dio la razón a Francia.
En 2018, el Comité de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas evaluó que la ley hería de forma desproporcionada a las mujeres musulmanas, ya que, en vez de liberarlas, tenía el efecto contrario. Al no permitir el velo en los espacios públicos, las mujeres se encontraban «confinadas en sus propios hogares, marginalizadas, y sin acceso a los servicios públicos».

El burkini en Los Alpes

Hoy, la localidad alpina de Grenoble, al este de Francia y no muy lejos de Italia, resucitó el debate que infecta la política francesa desde hace décadas.
De cara a las elecciones legislativas de junio, Éric Piolle, alcalde de la ciudad y miembro del Partido Verde, hizo pública su decisión de cambiar las reglas. De ahora en adelante, las piscinas municipales de la región permitirían a las mujeres portar burkinis si así lo desean.
Piolle explicó que la admisión de nadadoras vestidas con el polémico atavío era «un acto de progreso social», porque «rompía con las imposiciones de las autoridades sobre como debían vestir las mujeres».
Destacó la urgencia de que el consejo local aprobase la ley; las mujeres debían ser libres de nadar como quisieran, ya fuera con el pecho al aire y en topless, o cubiertas del todo con el burkini.
Sin embargo, la política convencional y los grupos de feminismo tradicional celebran la prohibición del burkini, y hasta del velo en todas sus formas. Su argumento es que las mujeres musulmanas no deberían ser obligadas a ceñirse a las definiciones patriarcales de la 'modestia' que impone su religión.

Sumisión al islamismo

Laurent Wauquiez, presidente de la región de Rhone Alpes, y miembro de Los Republicanos, entró al trapo. Acusó a Piolle de «firmar pactos con el islamismo político», y amenazó con suprimir millones de euros de subvenciones del consejo regional a Grenoble.
Si la ciudad alpina quiere proceder con la nueva normativa, «ni un solo céntimo financiará su sumisión al islamismo», tuiteó el Republicano.
En respuesta, el alcalde de Grenoble acusó a su crítico de racismo y machismo, y lo comparó desfavorablemente a la candidata presidencial Marine Le Pen. Antes de su derrota el mes pasado, Le Pen prometió prohibir el porte del hiyab en público.
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