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20 de abril de 2024

Acto de cierre de campaña de Gustavo Petro en Bogotá

Acto de cierre de campaña de Gustavo Petro en BogotáYuri Cortez / AFP

Elecciones presidenciales

Colombia se asoma al abismo de la izquierda bolivariana

El exguerrillero Gustavo Petro ha logrado capitalizar el descontento social y en su tercer intento podría arrastrar a Colombia hacia el eje bolivariano

Este domingo, los colombianos se avocan a las urnas para elegir a un nuevo presidente y –por primera vez en su historia– podrían inclinarse por la izquierda bolivariana.
La Casa de Nariño, sede del Ejecutivo en Bogotá, siempre ha sido ocupada por conservadores o liberales de derecha, sin embargo, esta vez, el senador y exguerrillero Gustavo Petro podría romper esta tradición política.
Petro, de 62 años y favorito en todas las encuestas, intenta por tercera vez llegar a la Presidencia y, aunque todos los sondeos lo ubican como favorito, también indican que deberá competir en una segunda vuelta, el 19 de junio, para la cual también lidera la intención de voto.
Federico 'Fico' Gutiérrez, de 47 años, se perfila como el rival más probable, aunque también suena el nombre de Rodolfo Hernández, un empresario de 77 años que, según las encuestas, se acerca a Gutiérrez.
Los estragos económicos generados por la pandemia, el repunte de la violencia, que castiga regiones rurales y fronterizas, la corrupción, la desigualdad y las protestas sociales alimentan un caldo de cultivo propicio para una oferta populista como la de Petro, quien sin dudas llevará a Colombia hacia el eje bolivariano.
Petro perdió las elecciones hace cuatro años frente al actual presidente, Iván Duque, que por ley no puede aspirar a la reelección.
Ese segundo lugar en 2018 le valió un escaño en el Congreso, desde donde acumuló apoyos para pelear una revancha por el Gobierno de un país de 50 millones de habitantes, aliado de Estados Unidos y el mayor exportador de cocaína del mundo.
Colombia podría, así, sumarse a la izquierda que gravita en la mayoría de países de Sudamérica y que en octubre se juega el posible regreso de Luis Ignacio Lula da Silva.

Descontento popular

Paradójicamente, en Colombia todas las fuerzas políticas piden un cambio, tras el impopular Gobierno de Duque, que alcanza un 67 % de desaprobación. Por esta razón, Gutiérrez trata de distanciarse de Duque, aunque reivindica causas afines como la seguridad, la inversión privada, un Estado austero y los valores familiares tradicionales.
«Hay mucha frustración, mucha rabia y creo que Petro capitalizó eso», dijo a la AFP Michael Shifter, profesor de la Universidad de Georgetown.
La derecha en el poder llega debilitada. Su líder natural, el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), antiguo protagonista electoral, está de capa caída por enredos judiciales.
«Dos sentimientos resumen al votante: la necesidad de cambio por ese descontento y la desconfianza», sostiene Jorge Restrepo, profesor de la Universidad Javeriana.

Las tensiones tras el acuerdo de paz

Un nuevo duelo electoral entre fuerzas opuestas es el reflejo de un país dividido tras la firma del acuerdo de paz en 2016.
El histórico pacto que desarmó a los rebeldes de las FARC «abrió un espacio para la izquierda política» que durante el conflicto armado cargó con un «fuerte estigma» por su «asociación con la guerrilla», dijo a la AFP Elizabeth Dickinson, analista del International Crisis Group.
Duque intentó sin éxito modificar lo pactado y, casi seis años después, todos los candidatos se comprometieron a seguir su implementación ante las críticas internacionales por el asesinato de 332 excombatientes y el rebrote de la violencia.
Para Dickinson, las elecciones responderán también a la dicotomía entre «salvar su implementación» o «sepultar el acuerdo». Y en la mira: una posible reanudación de las negociaciones con la guerrilla ELN.
Luego de seis décadas de conflicto armado, el avance de la izquierda en el espectro electoral inquietó a un nuevo actor: la cúpula militar rompió el silencio y se volcó contra Petro. Muy populares por su combate a las guerrillas, las fuerzas armadas se mantenían hasta ahora al margen de la política, ceñidas a una ley que les impide votar y deliberar.
Petro militó en el M-19, una guerrilla urbana que firmó la paz en 1990, antes de irse exiliado un tiempo a Europa y regresar a su país para convertirse en legislador y luego en alcalde de Bogotá (2012-2015).
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