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16 de abril de 2024

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, mira un mapa del país

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, mira un mapa del paísAFP

Día 168 de guerra en Ucrania

Zelenski: «La guerra en Ucrania empezó en Crimea y terminará en Crimea, con su liberación»

Rusia afirma que la explosión en su base aérea de Crimea se debió a un accidente y Ucrania no reconoce su responsabilidad. Todos los indicios señalan a un ataque con misiles del ejército ucraniano

Aunque no hay confirmación oficial, cada vez hay más indicios que indican que las explosiones registradas el martes en la base aérea rusa de Saki, en la península de Crimea, han sido obra de un ataque con misiles del ejército ucraniano.
Según el Institute for the Study of War (ISW), los ucranianos podrían haber empleado misiles Neptune modificados para alcanzar objetivos en tierra, ya que su diseño original estaría pensado para ataques contra objetivos marítimos.
Por otro lado, el ISW tampoco descarta un posible sabotaje de partisanos ucraniano, aunque, por las características de las al menos 10 explosiones registradas en Saki lo más probable es el ataque con misiles.
El Kremlin ha descartado ninguna implicación del ejército ucraniano en el suceso y habla de un accidente.
Sin embargo, Moscú rara vez reconoce los golpes recibidos por parte de las tropas ucranianas. Así ocurrió, por ejemplo, cuando el pasado mes de abril el ejército ucraniano hundió el crucero Moskva, buque insignia de la Flota rusa del Mar Negro, con misiles Neptune lanzados desde las cercanías de Odesa.
En aquella ocasión, el ministerio de Defensa ruso se refirió a que el hundimiento se debió a un accidente.
Para evitar críticas internas, la propaganda rusa suele recurrir a la justificación del accidente cada vez que explota un depósito de combustible, un almacén de municiones o alguna otra infraestructura esencial para las líneas de suministros rusas.
El ISW señala que es poco probable que Rusia reconozca la responsabilidad ucraniana en el ataque pues ello «demostraría la ineficacia de los sistemas de defensa aérea rusos, que ya había revelado el hundimiento ucraniano del Moskva».
El ministerio de Defensa ucraniano tampoco ha querido confirmar el ataque en Crimea y, con sarcasmo, ha hecho referencia en un informe a los muchos «accidentes» que sufren las tropas rusas.
En el informe del ministerio de Defensa ucraniano se recomienda a las tropas rusas que establezcan un protocolo de seguridad y que no fumen junto a los depósitos de combustible y almacenes de armas.
Además, recordaron a los turistas rusos, también en el mismo tono irónico, que «la presencia de tropas de ocupación en el territorio de la Crimea ucraniana no es compatible con la temporada alta de turismo».
Aunque las autoridades rusas de Crimea han reconocido un muerto y varios heridos, el gobierno ucraniano difundió la cifra de 13 fallecidos tras las explosiones.
Lo cierto es que las imágenes difundidas en redes sociales de aviones de combate calcinados, y vehículos destruidos en aparcamientos situados fuera de la base militar, hacen pensar en una gran destrucción con un alto número de bajas.
Más allá del juego dialéctico, ha trascendido que en las horas previas a las explosiones en Crimea el ejército ucraniano destruyó en la región de Jersón varios sistemas S-300 rusos de defensa aérea y un radar militar.
La destrucción de los S-300 y del radar habrían sido determinantes para el éxito de un ataque con misiles sobre objetivos en Crimea.
Sin embargo, el principal indicio que parece señalar a Ucrania como autora del ataque es la declaración del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, horas después de las explosiones.
Subrayó también que «la presencia de ocupantes rusos en Crimea es una amenaza para toda Europa y para la estabilidad mundial». «No habrá paz estable y duradera para los países del Mediterráneo mientras Rusia emplee nuestra península como base militar».
Zelenski advirtió: «Tomaremos las medidas necesarias para la liberación de Crimea».

La respuesta rusa: ¿El Juicio Final?

El ataque contra la base aérea de Saki, en Crimea, supone un salto importante de las capacidades ucranianas para golpear objetivos rusos.

A la espera de confirmar el origen de las explosiones, si se ha realizado desde sistemas HIMARS, o con misiles Neptune, lo cierto es que el ejército ucraniano ha logrado alcanzar un importante objetivo militar y dejar a los rusos desorientados.

Hasta el momento, Crimea se consideraba un territorio inalcanzable para las tropas ucranianas y un lugar seguro.
De hecho, a pesar de situar en la península importantes bases militares, como la de Saki o la base naval de la Flota del Mar Negro en Sebastopol, y de efectuar ataques contra Ucrania desde el territorio, Rusia ha explotado turísticamente las playas de Crimea.

Tras la explosión, cientos de turistas y residentes han tratado de abandonar la península y colapsaron el puente de Crimea para acceder a territorio ruso.

La gran incógnita es cómo reaccionará ahora Rusia. La forma en que actuó en el pasado ante reveses importantes, como la retirada de Kiev o el hundimiento del Moskva, hacen prever una purga interna como forma de castigar los errores que han permitido el ataque.

En cuanto a un posible castigo contra Ucrania, es difícil adelantarse a los acontecimientos. En este momento, las tropas rusas tratan de evitar una contraofensiva exitosa de Ucrania en el sur y están trasladando efectivos desde el Donbás hacia Jersón.

Los sectores más radicales de la órbita del Kremlin reclaman desde hace tiempo una movilización general y el empleo de armas nucleares tácticas contra objetivos concretos.

Si el ataque de ayer se revela como algo puntual, es poco probable que se dé una escalada fuerte por parte de Rusia.

Sin embargo, si Putin percibe que la península de Crimea corre peligro, no sería descartable que se avance hacia la declaración de guerra formal y se proceda a una movilización general de la población rusa.

El expresidente ruso, Dmitry Medvedev, amenazó recientemente con desatar «el Día del Juicio Final» en caso de que Ucrania atacara Crimea.

La declaración de guerra es un movimiento que, hasta ahora, el gobierno ruso ha tratado de evitar pues, aunque la opinión mayoritaria de los rusos está a favor de la «operación militar especial», hay gran reticencia por parte de los rusos a ir a combatir.

Lo que está claro es que el presidente ruso no está dispuesto a perder la península de Crimea, que considera territorio ruso y cuya conquista en 2014 es la gran herencia que pretende dejar al pueblo ruso y por la que espera ser recordado para la posteridad.
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