Se llamaba Ivan Vitalievich Petunin, pero todos le conocían en Rusia como Walkie. La música era su pasión y del rap había hecho su profesión. El muchacho de ojos azules y cara de niño prefirió quitarse la vida antes que ir a la guerra.
Sus últimas palabras quedaron para la eternidad en el vídeo grabado antes de su muerte: “No estoy dispuesto a matar por ningún tipo de ideología. Asesinar, ya sea en una guerra o de otra manera, es algo que no voy a hacer. No puedo llevar un arma y disparar a la gente».
En este último mensaje, el joven de 27 años, intenta retirar la venda que a su juicio tienen los rusos en los ojos y pronostica: «La movilización parcial pronto se convertirá en total», anticipa.
Walkie, visiblemente emocionado, expresa su convencimiento de que «parcial» es un eufemismo que va a convertirse en total. Su mirada es acertada porque, pese a la censura en Rusia, se filtran los testimonios e imágenes de hombres llevados a la fuerza a combatir. Y en primera línea, se envía a aquellos que se han manifestado en contra de la invasión.
En el video Walkie, que también dejó una carta manuscrita, pide perdón por adoptar la decisión final. «Espero que me perdonéis, pero a veces tienes que morir por tus principios. De todos modos, -añade- mi ultima decisión es elegir la forma en la que moriré».
Tengo que elegir si morir a manos de aquellos a los que hemos atacado y pasar a la historia como uno de los que apoyaban lo que estaba sucediendo o prestando mi apoyo por última vezIvan Vitalievich Petunin
«Tengo que elegir si morir a manos de aquellos a los que hemos atacado y pasar a la historia como uno de los que apoyaban lo que estaba sucediendo o prestando mi apoyo por última vez», reflexiona, según el Daily Mail antes de lamentar que los rusos se han, «convertido en rehenes de un maníaco».
El cuerpo de Ivan Vitalievich Petunin fue hallado en la ciudad de Krasnodar, en los alrededores de un edificio. Las redes sociales estallaron al conocer que su ídolo se había ido para siempre. Sus seguidores apuntaban al hombre que hasta poco parecía intocable: Vladimir Putin.