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26 de abril de 2024

Finca de olivos de la familia Haj Mohamed en Jalud, Cisjordania

La finca de olivos de la familia Haj Mohamed en Jalud ha registrado incidentes durante la recogida de aceituna en CisjordaniaEFE

Agricultores palestinos denuncian agresiones de colones israelíes: «Cada año es peor»

La temporada de la aceituna comenzó en octubre y en medio de un repunte de tensión, que dio lugar a un acoso y derribo por parte de los colonos hacia los agricultores palestinos

Agresiones, ataques con piedras, olivos cortados o quemados, material agrícola destrozado o cosechas robadas son la rutina durante la recogida de aceituna para los agricultores palestinos de Cisjordania, hostigados cada año por colonos israelíes de asentamientos cercanos a sus tierras.
La temporada de la aceituna -vital para 100.000 familias palestinas que viven de ello o dependen en parte de sus ingresos- comenzó en octubre, en medio de un repunte de tensión en Cisjordania que sufrió un aumento de los ataques de colonos.

Violencia generalizada

Las agresiones cometidas por colonos contra palestinos superaron el centenar en solo diez días a principios de octubre.
Estos ataques se llevaron a cabo en gran medida contra los campesinos, según documentó el diario israelí Haaretz, que, citando fuentes oficiales de seguridad hebreas, indicó que la violencia colona es ahora más generalizada.
La Agencia de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA) registró al menos 22 ataques de colonos que acabaron con heridos o daños materiales, solo entre el 11 y 24 de octubre.
«Hirieron a un agricultor palestino y quemaron o causaron daños a más de 800 olivos», mientras que «grandes cantidades de productos fueron robados por personas identificadas como colonos», detalló la OCHA en su informe bisemanal sobre el territorio palestino.
Fueron colonos los que destrozaron 120 olivos de Haj Mohamed este año, y cada vez que él y sus parientes van a trabajar, lo hacen con temor a ser atacados, como les sucedió en el pasado, por lo que a veces están acompañados de activistas internacionales e israelíes para brindar protección.
«A veces nos asaltan y agreden, nos roban el material de trabajo y la maquinaria. En 2021 me robaron parte de la cosecha», cuenta el agricultor, mientras recoge aceitunas con un grupo de voluntarios de la ONG israelí Rabinos por los Derechos Humanos, que desde hace 28 años organiza equipos para acompañar a campesinos en Cisjordania.
«Hay un aumento de la violencia cada año», pero «el repunte ha sido más grande» este 2022, señala Dani Brodsky, miembro de la ONG, que busca «ayudar a los palestinos a acceder a sus tierras de forma segura», además de «apoyarles en la recolección de olivas que quizás no podrían recoger» por falta de tiempo.
Como Haj Mohamed, muchos agricultores de Cisjordania no pueden entrar libremente a parte de sus fincas, sobre todo si están cerca de colonias, y necesitan permiso especial de la autoridad militar israelí para acceder a ellas, en muchos casos por días limitados.
Esto es un problema porque «no tienen tiempo para toda la cosecha», y a veces los colonos ya entraron antes a su tierra y destrozaron o causaron daños a los olivos, según Brodsky, que lamenta «la violación de derechos» y que las fuerzas israelíes no den seguridad real a campesinos desamparados ante los colonos.

¿Complicidad del Ejército?

Las denuncias que acusan al Ejército israelí de no actuar cuando los colonos atacan se repiten cada año. Los incidentes -algunos grabados y difundidos por las redes sociales- en los que israelíes lanzan piedras o agreden a palestinos mientras los soldados no hacen nada o miran para otro lado son comunes.
Testigos y activistas de derechos humanos acusan de complicidad a algunas tropas o incluso de sumarse a los ataques.
«Israel nunca ha ayudado a proteger al agricultor palestino, al contrario, los soldados están con los colonos para protegerles», afirma Samir Naam, que recientemente sufrió un ataque que quedó impune por parte de un guarda de un asentamiento cercano a su finca en el norte de Cisjordania, en el área de Nablus, especialmente sensible a la violencia colona.
«Los colonos vienen, nos pegan y no me dejan levantar la mano para defenderme, porque el Ejército les respalda», denuncia Naam.
El Ejército israelí asegura que «actúa en todo momento para mantener la ley y orden» y «frenar los actos violentos dirigidos a palestinos y sus propiedades».
Las agresiones han afectado también a activistas israelíes: este octubre, una mujer de 70 años que acompañaba a un agricultor en sus tierras cerca de Belén recibió una paliza por parte de colonos con garrotes.
Fue ingresada varios días con una mano, y varias costillas rotas y un pulmón perforado. Una semana después, la Policía israelí no había hecho arrestos.
Con este marco de fondo, el actual ciclo de violencia es cada vez más grave y se ubica en el que ya es el año más mortífero en Cisjordania: más de 140 palestinos -en parte menores y civiles- murieron en enfrentamientos armados e incidentes violentos con fuerzas israelíes este 2022; mientras que del lado israelí fallecieron 23 personas, entre ellas 16 civiles en ataques.
En lo que va de año, OCHA contabiliza 577 ataques de colonos hasta el 24 de octubre, cifra que ya supera los 496 de todo el año pasado.
«La gente tiene miedo. Solo queremos trabajar felices y volver a casa seguros», dice Naam, que lamenta «la aterradora situación».
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