Algunos cargos electos pertenecientes al Partido Republicano de Estados Unidos se están negando a certificar los resultados electorales de los comicios de medio mandato celebrados en noviembre, una tendencia iniciada en las presidenciales de 2020 con la derrota de Donald Trump.
En el condado rural de Cochise (Arizona), dos de los llamados «supervisores» de la demarcación se saltaron la fecha límite que establece la ley para certificar los resultados, desencadenando así una batalla legal que se dirimirá en los juzgados.
Los republicanos alegan, sin presentar pruebas, que las elecciones se celebraron de forma irregular en el condado de Maricopa –el más poblado de Arizona– y que por tanto su acción es una protesta, pese a que no sostiene que las supuestas irregularidades se produjesen en su condado.
Lo mismo ha estado a punto de ocurrir en otro condado de Arizona, aunque a última hora los republicanos se han echado atrás y sí han certificado los resultados, y sigue activa una agria disputa entre cargos locales en un condado de Pensilvania por el mismo motivo.
Que los cargos electos locales certifiquen con su firma el resultado electoral había sido tradicionalmente percibido como una formalidad administrativa, pero desde que el expresidente Trump (2017-2021) no aceptó su derrota en las elecciones de 2020, se ha convertido en una acción controvertida.
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