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28 de abril de 2024

Valery Gerasimov

El jefe del Estado Mayor ruso, general Valery Gerasimov, junto al presidente Vladimir PutinAFP

321 días de guerra en Ucrania

Rusia defenestra al «general Armagedón» y envía a su jefe del Estado Mayor a Ucrania

El Kremlin ha efectuado varios cambios entre sus máximos responsables militares para tratar de recuperar la iniciativa en Ucrania y limitar las ambiciones del Grupo Wagner

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha vuelto a sorprender con un nuevo golpe de timón en Ucrania al enviar a su jefe de Estado Mayor, el general Valery Gerasimov, al campo de batalla como comandante del Grupo Conjunto de Tropas.
Gerasimov sustituye, por lo tanto, al general Sergei Surovikin, conocido como «general Armagedón» por su crueldad, pocos meses después de su nombramiento.
Surovikin llegó a Ucrania con una hoja de servicios en la que destacaba su brutalidad para someter a los rebeldes sirios con la destrucción de Aleppo mediante bombardeos masivos.
General Sergei Surovikin y Putin

El general Sergei Surovikin, junto con Vladimir PutinKremlin

De hecho, está considerado el responsable de la estrategia de bombardeos contra las ciudades e infraestructuras eléctricas ucranianas, iniciada poco después de su nombramiento.
No obstante, no ha sido apartado del todo, sino que asumirá el cargo de subjefe del Grupo Conjunto de Tropas, subordinado a Gerasimov.
Como todo lo que rodea al Kremlin, y en particular al desarrollo de la guerra, el nombramiento se ha zanjado con un escueto comunicado del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, en el que Gerasimov aparece entremezclado junto con otros nombramientos.
Según se desprende del comunicado, Gerasimov no abandona su cargo de jefe del Estado Mayor.
Como comandante del Grupo Conjunto de Tropas, Gerasimov será el también responsable directo de las acciones rusas en el campo de batalla ucraniano y, por lo tanto, responsable tanto de los triunfos futuros como de las derrotas.
Desde ese punto de vista, el nombramiento sería un intento del Kremlin de generar nuevos impulsos ofensivos que saquen al Ejército ruso de su bloqueo.
No solo eso, también es una señal de que el Ejército ruso tiene carencia de altos oficiales con experiencia capaces de llevar el peso de las operaciones militares en Ucrania.
Que el Kremlin recurra a su jefe de Estado Mayor para embarrarse en Ucrania indica que el Ejército ruso padece más problemas de los que se pueden percibir.
Por otro lado, para contextualizar del todo este movimiento, hay que situarlo junto con el nombramiento, que también trascendió este miércoles, del coronel general Aleksandr Lapin como Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Terrestres Rusas.
Lapin ejerció antes como comandante del Distrito Militar Central y de las fuerzas rusas en el este de Jarkov y en Donetsk.
Fue apartado de sus funciones después de la ofensiva ucraniana en Jarkov y de ser objeto de fuertes ataques por parte del jefe del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, y del líder checheno Ramzan Kadirov por el repliegue de las tropas rusa.
Estos dos nombramientos vistos en sus conjuntos pueden interpretarse como un modo de cortar las aspiraciones de Prigozhin de que sus mercenarios del Grupo Wagner asuman funciones del Ejército ruso y adquieran una posición predominantes frente a las tropas regulares de Moscú en Ucrania.
La rehabilitación de Lapin es una bofetada clara a Prigozhin. Pero también el desembarco de Gerasimov es una forma de imponer la autoridad del Ejército ruso sobre las aspiraciones del Grupo Wagner.
Asimismo, la defenestración de Surovikin supone un fuerte revés para Prigozhin y los sectores más ultranacionalistas de la élite rusa.
Tanto el jefe del Grupo Wagner como el líder checheno habían recibido con grandes elogios y aplausos el nombramiento de Surovikin.
Su sustitución por Gerasimov indicaría que en el Kremlin no están contentos con el modo en que ha llevado la guerra.
Pese a su hoja de servicios, Surovikin se estrenó con una retirada en Jersón. Los bombardeos rusos sobre las ciudades e infraestructuras ucranianas, aunque han puesto en serios aprietos a la población ucraniana, no han debilitado a las tropas de Kiev y, por el contrario, han agotado aún más las reservas de misiles rusos y de drones iraníes.
Una tercera señal que parece señalar que el Kremlin pretende atar en corto a los Wagner ha sido la negativa del Kremlin a reconocer la victoria de los mercenarios en la ofensiva sobre Soledar, anunciada a bombo y platillo por Prigozhin. «No nos apresuremos», zanjó el portavoz del gobierno ruso Dmitry Peskov.
El ministerio de Defensa ruso, sin embargo, se limitó a decir que el nombramiento de Gerasimov responde a razones operativas ante la necesidad de impulsar las capacidades del Ejército.
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