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29 de marzo de 2024

Una mujer siria pasa junto a vallas publicitarias sobre la campaña electoral en Turquía

Una mujer siria pasa junto a vallas publicitarias sobre la campaña electoral en TurquíaAFP

Elecciones clave en Turquía

Los refugiados sirios apuestan por la victoria de Erdogan en las urnas

Desde el inicio de la guerra siria en 2011, Turquía ha acogido oficialmente a 3,7 millones de personas –e incluso probablemente más de cinco millones–, que huyeron del régimen de Bachar al-Asad

Neroz Hussein, refugiada siria, recoge de la azotea la ropa que acaba de secarse y a pocos días de la elección presidencial turca lanza al viento su deseo: «que gane Erdogan» para poder «quedarnos».
Neroz Hussein, una madre de familia procedente de Kobane, una ciudad de mayoría kurda en el norte de Siria, tiene claro por qué apoya al gobernante turco, quien enfrenta el 14 de mayo la elección más difícil de sus 20 años en el poder.
«Recep Tayyip Erdogan nos ayudará a quedarnos», afirma Hussein.
Neroz Hussein, refugiada siria de 27 años

Neroz Hussein, refugiada siria de 27 añosAFP

Desde el inicio de la guerra siria en 2011, Turquía ha acogido oficialmente a 3,7 millones de personas –e incluso probablemente más de cinco millones–, que huyeron del régimen de Bachar al-Asad, los bombardeos rusos y los ataques del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
La mayoría tiene estatus de «protección temporal», lo que los expone a un retorno forzado más adelante. El partido laico CHP de Kemal Kilicdaroglu, quien aparece empatado con Erdogan en las encuestas, se comprometió a repatriar a los sirios «en dos años».
Neroz, de 35 años, y su esposo Adil Sheho de 38, huyeron a Turquía en 2015. «Dos semanas después de casarnos, Kobane fue atacada por el EI», recuerda Adil.
Asentada ahora en Sanliurfa, a 40 km de la frontera con Siria, la familia ve Turquía como su «segunda patria», según Neroz. «Nuestros cuatro hijos nacieron aquí, ellos no conocen Siria», acotó Adil.
«Al principio nos recibieron bien, pero la situación cambió por la economía», agregó en referencia a la inflación anual de 85 % en 2022, que desató sentimientos antiinmigrantes en Turquía. «Incluso si no nos mandan de vuelta, nos van a presionar, exigir documentos, aumentar nuestros alquileres», teme.

Vientos de cambio

Eso precisamente fue lo que hizo en 2021 el alcalde de Bolu, en el noroeste de Turquía, al abolir la ayuda social e imponer un aumento de 11 veces en los recibos de agua para los refugiados sirios en su municipio. El alcalde es miembro del CHP.
También duplicó el impuesto al registro de matrimonio. Rechazado por su partido, el propio alcalde debió pagar una multa.
Pero el episodio reflejó los vientos de cambio en Turquía desde que el país comenzó a recibir refugiados y migrantes bajo el gobierno de corte islamista de Erdogan.
Unos 240.000 sirios han obtenido la nacionalidad turca, y tienen derecho a votar en las elecciones, en las que se elegirá también un nuevo Parlamento.
Pueden obtener la nacionalidad al hacer una inversión grande o ser estudiantes en campos de gran demanda como la ingeniería eléctrica. Así lo hizo Hussein Utbah.
Naturalizado en 2020, el hombre de 27 años votará por primera vez en Turquía.
Hussein Utbah, de 27 años, un sirio que obtuvo la ciudadanía turca

Hussein Utbah, de 27 años, un sirio que obtuvo la ciudadanía turcaAFP

Pero es el único que podrá hacerlo en su familia, y lo hará por Erdogan con la esperanza de que su madre y cinco hermanos tengan un futuro en Turquía.
«Mis amigos y yo tenemos la misma opinión, no solo porque somos sirios, sino por lo que vemos que él ha hecho por el país», comentó Hussein.

Más miedo

Hussein rechaza el pretendido retorno «voluntario y seguro» de los refugiados sirios que pregona el CHP.
«No podemos volver y confiar en Bachar al Asad», sostiene Hussein, cuya familia huyó de la ciudad de Raqa cuando se convirtió en la capital del «califato» del grupo EI en 2015.
Zara Dogbeh, una viuda de 50 años, lanzó un servicio de comida de Oriente Medio desde que llegó en 2018, año de las últimas elecciones presidenciales turcas.
«Esta vez tenemos más miedo. El (CHP) habla de devolvernos en cada discurso», declaró.
Pero el jefe local del CHP, Halil Barut, aseguró que los refugiados sirios «son nuestros hermanos. No podemos lanzarlos al fuego, no podemos mandarlos de vuelta a la guerra».
Al mismo tiempo, agregó, «con su llegada el precio de las casas y los alquileres subió, nos ha afectado».
Los sirios también brindan mano de obra barata en la agricultura, construcciones y textileras de Turquía.
Omar Kadkoy, investigador del centro de estudios TEPAV, de Ankara, calificó como «no realista» el escenario de una repatriación masiva.
«Incluso con el fin de la guerra en Siria, tendremos que garantizar su seguridad aquí, porque las desapariciones, persecuciones y secuestros continúan», aseguró Kadkoy.
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