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14 de mayo de 2024

De izquierda a derecha: Bouzá, Artell, Paýa, Fotyga y López-Istúriz

De izquierda a derecha: Bouzá, Artell, Paýa, Fotyga y López-IstúrizJAVIER VILLAMOR

Con motivo de la cumbre bilateral con Iberoamérica y Caribe

Eurodiputados y activistas exigen una revisión de los tratados internacionales con dictaduras

Políticos de tres grupos distintos han acompañado a la hija del asesinado Oswaldo Payá para incidir en la importancia de la lucha por la democracia

La sala Anna Politkovskaya del Parlamento Europeo ha acogido esta mañana uno de los muchos actos en paralelo que se han llevado a cabo con motivo de la cumbre UE-CELAC.
Rosa María Payá, hijo del asesinado hace 11 años y premio Sájarov Oswaldo Paýa, se ha congratulado por una reciente resolución en la que se reconoce oficialmente el crimen por motivaciones políticas. Pero no lo considera el final de la lucha, sino el principio. «Hay más presos políticos en cuba que en todo el continente sumados, la presencia de mandatorios cubanos y de otras dictaduras es una vergüenza para la UE», ha señalado.
La portavoz de la asociación Cuba Decide ha estado acompañada por tres eurodiputados: Antonio López-Istúriz del Partido Popular Europeo, José Ramón Bouzá de Renew Europe y Anna Fotyga, ex ministra de exteriores de Polonia y miembro del ECR.

Venezuela y Delcy

López-Istúriz ha admitido estar descolocado por lo que ha ocurrido en la cumbre. «¿Qué tendrán que decir los comisarios europeos ante la presencia de dictadores en el seno de Europa después de haber exigido tanto a otros políticos del mundo?», se ha preguntado. Tiene esperanzas en que en el texto final se incluya una reclamación política que exija el cumplimiento férreo de los Derechos Humanos. Ha criticado la presencia de Delcy Rodríguez, aunque sabe «que no se puede hacer nada por respeto a los convenios internacionales».
La vicepresidenta venezolana ha jugado bien sus cartas al aprovecharse de la inmunidad diplomática. Su presencia es una jugada estratégica en el tablero de las relaciones internacionales. Nicolás Maduro manda así un mensaje a los mandatarios que tanto han criticado al régimen pero que ahora se sienten atados de manos por intereses geoestratégicos.
Bouzá se ha mostrado realista ya que ha entendido que «millones de cubanos podrían pensar que Europa se ha rendido a su dictador» pero ha hecho un llamamiento a la unidad al proclamar que «no están solos». Para que esta cumbre sea un punto y aparte en las relaciones entre ambos bloques, ha exigido que «se aplique el artículo 85» para invocar la revisión de los tratados. «La política con Cuba y Venezuela debe ser profundamente revisada», ha apuntado.
La polaca Fotyga ha representado la voz de la memoria sobre los crímenes del comunismo. Hace poco más de 30 años que la URSS se desintegró. Lo que pasa en Cuba, Nicaragua o Venezuela es «el resultado de una ambición desmesurada por la obtención y retención del poder por todos los medios, incluido la vida de los propios ciudadanos», ha explicado. Para ello, la «táctica pasa por silenciar los crímenes y distraer a la opinión pública» de lo que ocurre a nivel interno. El modus operandi no ha cambiado.
Sea como sea, los asistentes han coincidido en el que el liderazgo europeo en materia de DD.HH. se ha visto seriamente resentido. Rosa María Payá ha cerrado así la sesión: «Europa nunca ha sido menos competitiva y ha aparecido más débil que cuando traiciona sus propias resoluciones valores y verdaderos aliados».
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