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29 de abril de 2024

Oficiales de policía patrullan los alrededores del estadio de fútbol en Bruselas después del atentado terrorista

Oficiales de policía patrullan los alrededores del estadio de fútbol en Bruselas después del atentado terroristaAFP

15 años de cárcel para el hombre que arrancó los ojos de otro en Bruselas

La disputa entre Awaleh y Hassan, miembros de la oposición al gobierno de Djibouti, se originó por divergencias dentro de sus facciones políticas

Idriss Awaleh, un migrante djiboutiano y ciudadano neerlandés nacido en Somalia, ha sido condenado por la Corte de Apelaciones de Bruselas a 15 años de cárcel. Este veredicto se da tras un incidente ocurrido en 2016, donde Awaleh fue declarado culpable de un acto de violencia extrema contra su compatriota, Liban Moustapha Hassan, también de 40 años.
La disputa entre Awaleh y Hassan, ambos involucrados en la oposición al gobierno de Djibouti bajo el presidente Ismaël Omar Guelleh, fue provocada por diferencias políticas dentro de sus respectivas facciones. Este desacuerdo desencadenó un enfrentamiento físico que culminó en un acto de brutalidad sin precedente: Awaleh arrancó los ojos de Hassan.
El ataque ocurrió en la madrugada del 6 de noviembre de 2016 cerca de la Porte de Namur, una zona comercial en el centro de Bruselas. Un taxista encontró a Hassan tendido en el suelo, sangrando profusamente de las cuencas de los ojos. A pesar de ser llevado rápidamente a un hospital local, Hassan perdió la vista como resultado del ataque.
Unas doce horas después del incidente, Awaleh acudió a un hospital de Bruselas con heridas en el rostro y con dientes sueltos, posiblemente a causa de la misma altercación. Fue arrestado por la policía en el centro médico.
El tribunal consideró a Awaleh culpable de «tortura que resultó en la pérdida de un órgano». Esta decisión judicial subraya la gravedad del ataque y las repercusiones legales de actos de violencia vinculados a conflictos políticos.
Por su parte, Hassan, a pesar de la tragedia y su discapacidad resultante, ha mantenido una postura desafiante. Ha prometido continuar con su activismo político contra el gobierno de Djibouti y sus rivales en Bruselas. En sus declaraciones a los medios belgas, afirmó que el ataque fue una consecuencia de una discusión política, acusando a Awaleh de insultar a su tío.
«Solo Dios acaba con la gente», declaró, resaltando su compromiso de seguir expresando sus opiniones a pesar de su ceguera.
La sentencia impuesta a Awaleh marca un hito en la jurisprudencia belga y refleja la gravedad con la que el sistema judicial aborda actos de violencia extrema, especialmente aquellos con trasfondos políticos complejos.
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