
El primer ministro Rishi Sunak se comprometió a restituir el honor de las víctimas e indemnizarlas
Cientos de empleados de correos fueron injustamente condenados en Reino Unido por un fatal error informático
Más de 700 funcionarios del Post Office británico fueron condenados injustamente a prisión o a multas de decenas de miles de libras por supuestamente haber robado dinero
Hasta el año 2015, durante un período de 15 años, más de 4.000 funcionarios de sucursales del Post Office (la compañía de correos británica) fueron injustamente acusados, 900 de ellos procesados y 700 condenados por fraude, robo y manipulación contable.
Tras conocerse que las acusaciones se debieron al mal funcionamiento del sistema informático defectuoso, el primer ministro británico Rishi Sunak reconoció en la Cámara de los Comunes que se ha tratado de «uno de los mayores errores judiciales en la historia de la nación».
Sunak prometió eliminar las condenas –236 de los condenados fueron enviados a prisión y otros acabaron despedidos y en la ruina tras ser obligados a pagar miles de libras– e indemnizar a las víctimas del error judicial.
«Los empleados que trabajaron duro al servicio de sus comunidades vieron sus vidas y su reputación destruidas siendo inocentes. Las víctimas deben obtener justicia y recibir una indemnización», declaró en el Parlamento británico.«Nos aseguraremos de que la verdad salga a la luz, corregiremos los errores del pasado para que las víctimas reciban la justicia que se merecen», añadió.
Según revela The Times, el escándalo se desató después de que el sistema informático Horizon, desarrollado por la empresa japonesa Fujitsu, se implementara en el sistema postal británico. El sistema empezó a fallar de forma masiva sin que se detectara el error.
El sistema se implementó en 1999 por iniciativa del entonces primer ministro Tony Blair. Estaba diseñado para realizar transacciones, llevar la contabilidad y realizar balances en las 20.000 sucursales de correos en todo el Reino Unido.
Al fallar, Horizon comenzó a proporcionar datos de déficits masivos, dinero que desaparecía sin justificación. Los mismos empleados de correos fueron los primeros en dar la voz de alarma por estos errores.
Sin embargo, los responsables del Post Office no solo ignoraron estas denuncias, sino que comenzaron a responsabilizar a los directores de sucursales. Todos ellos eran inocentes. Durante años el Post Office defendió que el sistema Horizon funcionaba bien y obligó a los directores de oficinas a asumir y compensar los supuestos déficits. Ahora, la justicia ha anulado casi 100 condenas.
Para muchos de los afectados, sin embargo, el reconocimiento de su honorabilidad llega demasiado tarde. Ya han pagado con la cárcel o con la ruina delitos que nunca cometieron. La sensación de que el sistema, el Estado británico, les ha fallado es clamoroso.
Cuatro de ellos, se suicidaron. Uno de ellos, el administrador de correos Martin Griffiths, se quitó la vida tras recibir un requerimiento en el que se le exigía el pago de 100.000 libras esterlinas tras haber sido injustamente condenado por robar en su sucursal.
El asunto ha provocado un auténtico terremoto en la sociedad británica. Tanto es así que el canal ITV ha preparado una serie de televisión protagonizada por el popular Toby Jones sobre el asunto: Mr. Bates vs the Post Office.
La serie, que se ha convertido en un éxito de audiencia en Reino Unido, se basa en la historia real de Alan Bates, un subdirector de correos al que se le acusó de robar 1.000 libras esterlinas.
Mientras tanto, la investigación continúa. En el centro del huracán se encuentra ahora la empresa japonesa Fujitsu, desarrolladora de Horizon, y, en concreto, dos de sus desarrolladores, ahora jubilados: Gareth Jenkins, de 71 años, y Anne Chambers, de 66 años.
Su responsabilidad no se centra tanto en los errores del programa, sino en la voluntad de ocultarlos para evitar consecuencias profesionales.
Sin embargo, la Policía Metropolitana no descarta responsabilidades dentro de la Post Office y ha iniciado una investigación de sus oficinas en un posible caso de fraude para tratar de ocultar que las condenas eran todas injustas en una maniobra para evitar el escándalo.