Volvió, volvió
Madrid no ha sido justo con nuestro emprendedor gastrónomo. Es muy complicado reservar en los grandes restaurantes, todos ellos abarrotados de clientes. Al contrario, la taberna comunista se encuentra a diario abarrotada de mesas vacías
Me informan que ha retornado. Estaba preocupado por su excesiva ausencia. Ha vuelto el gran emprendedor. Me refiero al propietario de la cadena de Tabernas Garibaldi, en trance, gracias a los sablazos que da a sus más allegados para abrir más establecimientos gastronómicos en diferentes lugares del mundo. La azteca Sheinbaum ya le ha ofrecido un local digno y adecuado para dotar a la capital de Méjico de uno de sus prestigiosos restaurantes comunistas. Ha sido fotografiado en un avión, para viajar con rapidez y no perder de vista a la casa madre de su Holding. El siguiente paso, entrar en la guía Michelín, distinción que merece con creces. Con emprendedores como Amancio Ortega, Juan Roig y Pablo Iglesias, el futuro económico de España está asegurado.
El futuro restaurante de Méjico se ubicará en el centro de la capital de la ciudad cortesana. Cortesana por Hernán Cortés, obviamente. La señora Sheinbaum ha prometido que asistirá a la inauguración, siempre que las hamburguesas no estén caducadas. En Méjico las hamburguesas caducadas las distribuyen entre las cárceles y de esa guisa los penados pueden degustar de la tradicional carne picada y de la novedosa guarnición de cucarachas, que en Madrid no ha tenido el éxito que se esperaba. Un chasco, porque los insectos corredores y voladores son los que propone como alimento del futuro la Agenda 2030 Bill Gates y la reina de Tonga, que está como una bola. Hablando de bolas, en las Cortes franquistas, un procurador se atrevió a acusar a su oponente Fueyo Álvarez de carecer de bemoles para plantear personalmente al Generalísimo sus proyectos de apertura política. Y Fueyo le respondió con una bella composición poética.
más grandes que las dos bolas
que sostienen los leones
de las Cortes Españolas.
Y acudió al palacio del Pardo, le expuso a Franco sus planes, y éste le contestó: «Lo que más me preocupa en estos momentos, estimado Fueyo, es conseguir la unidad entre las asociaciones de amas de casa. Su proyecto es estimable, pero le ruego que se abstenga de llevarlo a cabo en un par de años, si a usted le parece bien»
Y a Fueyo le pareció bien.
Madrid no ha sido justo con nuestro emprendedor gastrónomo. Es muy complicado reservar en los grandes restaurantes, todos ellos abarrotados de clientes. Al contrario, la taberna comunista se encuentra a diario abarrotada de mesas vacías, de sillas sin culo y de viandas rozando la senectud. De ahí que, a fuerza de sablazos, haya pensado en una readaptación de su negocio. Tendrá más metros cuadrados para dar menos comidas que las que ofrece hogaño. De ahí su interés en aceptar la oferta de la azteca Sheinbaum para abrir una sucursal en Méjico capital. Lo malo es que el «crowfunding» —los sablazos—, se lo puede estar puliendo con tanto viaje en avión.
Los mejicanos, en este caso, están de enhorabuena.
Los madrileños no han reparado ni en sus viajes ni en su retorno.
Pero volvió, volvió.