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20 de mayo de 2024

Alexander Stubb, emite su voto en una mesa electoral durante las elecciones presidenciales de Finlandia

Alexander Stubb, emite su voto en una mesa electoral durante las elecciones presidenciales de FinlandiaEFE

Pugna presidencial en Finlandia: gana la derecha, pero sin mayoría suficiente

El conservador Alexander Stubb ganó este domingo las elecciones presidenciales en Finlandia pero quedó lejos de superar el 50 % de los votos, por lo que deberá ir a la segunda vuelta

a pesar de haber ganado las elecciones presidenciales de este domingo en Finlandia, Alexander Stubb deberá ir a la segunda vuelta que será dentro de dos semanas, contra el segundo elegido: el ecologista Pekka Haavisto, en una carrera en la que la participación ciudadana ha batido un récord, el 74,9 % frente al 67 % que votó en 2018.
La estrecha brecha entre Stubb y Haavisto –Stubb obtuvo el 27,1 % frente al 25,8 % de Haavisto– deja el resultado en suspense hasta el 11 de febrero, fecha en la que los finlandeses tendrán que votar nuevamente.
«Estas fueron las semifinales. Mañana comenzamos de nuevo», expresó con cautela Stubb al conocer el resultado. Por su parte, su oponente describió los resultados como «fantásticos», anticipando con optimismo una segunda vuelta «muy prometedora».

Amplia trayectoria

Tanto Stubb como Haavisto han destacado su rica experiencia internacional y en asuntos de seguridad, en un contexto marcado por la constante tensión con la vecina Rusia, particularmente después de su intervención militar en Ucrania.
El ingreso histórico de Finlandia en la OTAN y la decisión sin precedentes de brindar ayuda militar a un país en guerra, después de ocho décadas, han complicado aún más las relaciones con Moscú, convirtiéndose en un tema central durante toda la campaña.
«La seguridad es una cuestión existencial para Finlandia, aunque compartimos una visión general», subrayó Stubb en declaraciones a la prensa internacional después de la jornada electoral.
El triunfo parcial representa un respaldo significativo para Stubb, exprimer ministro y exministro de Exteriores, quien regresó a la política finlandesa después de siete años como vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y más tarde como profesor en el Instituto Universitario Europeo (IUE).
Haavisto también emerge reforzado, ya que aunque había quedado en segundo lugar en las dos elecciones anteriores, nunca había tenido tantas posibilidades como en esta ocasión. En 2012, el conservador Saul Niinistö lo superó por el doble de votos en la primera ronda; seis años después, Niinistö no necesitó una segunda ronda. Haavisto, con una destacada carrera en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y su participación en el proceso de paz de Darfur (Sudán) entre 2005 y 2007, fue ministro de Exteriores en la legislatura anterior, cuando se cerró el ingreso del país nórdico a la OTAN.

Mano dura con Moscú

Cerca de 4,5 millones de finlandeses fueron convocados a las urnas en una campaña electoral que ha puesto el foco en cuestiones candentes como Rusia y la inmigración. La preocupación no solo reside en la invasión rusa en Ucrania, sino también en el creciente flujo de inmigrantes que llegan a Finlandia a través de Rusia. Esta situación ha llevado al país a cerrar completamente su frontera de 1.340 kilómetros con Rusia para el tráfico de pasajeros.
La votación anticipada, que comenzó a principios de este mes ya registró una participación significativa. Según la Comisión Electoral, más de 1,8 millones de personas (el 44 % del censo) ejerció su derecho al voto antes de la primera vuelta. Si en algo están de acuerdo ambos candidatos es en tener más mano dura con Rusia, ya que Finlandia ha pasado las últimas décadas definiendo cuál sería el mejor escenario con el país soviético.
Durante más de un siglo, Rusia ejerció dominio sobre Finlandia hasta que el país declaró su independencia en 1917. Los conflictos armados con Rusia a lo largo del siglo XX dejaron una huella significativa en la política finlandesa, que se caracterizó durante décadas por la prudencia en aras de evitar tensiones con Moscú, adoptando una posición de país no alineado.
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