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06 de mayo de 2024

Imagen de archivo de Alexei Navalny en una prisión rusa

Imagen de archivo de Alexei Navalny en una prisión rusaAFP

La ristra de envenenamientos y muertes extrañas que ha dejado Putin y de la que Navalni es el último eslabón

La muerte del opositor Alexéi Navalni en la prisión siberiana «Lobo Polar» apunta a un nuevo asesinato político ordenado desde el Kremlin

Alexéi Navalni es el último eslabón de una larga ristra de opositores, rivales y periodistas incómodos que no han sobrevivido a la larga y letal sombra del presidente ruso Vladimir Putin.
El opositor prodemocracia, encarcelado en el antiguo gulag soviético siberiano conocido como «Lobo Polar», donde debía cumplir una larga condena a prisión por «extremismo», murió este viernes por circunstancias que se están investigando, según confirmaron las autoridades penitenciarias rusas.
Navalni ya había sufrido un intento de envenenamiento en 2020 con el agente nervioso novichok en un ataque organizado por el FSB, los servicios secretos rusos herederos del KGB soviético.
El opositor entró en coma y fue trasladado a Alemania, donde logró recuperarse tras un complejo tratamiento. De regreso a Rusia, fue detenido en enero de 2021 y condenado a varias penas de prisión que sumarían un total de 30 años de encarcelamiento.
Oligarcas y militares rusos muertos

Oligarcas y militares rusos muertos

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Oligarcas y militares rusos muertos

Oligarcas y militares rusos muertos

Oligarcas y militares rusos muertosKindelán

El envenenamiento con sustancias radiactivas es un viejo clásico del FSB. El caso más mediático, tal vez, lo protagonizó el exespía ruso Alexander Litvinenko, envenenado con polonio 210 en Londres en noviembre de 2006.
El envenenamiento, ordenado personalmente por Putin, se produjo mediante tras adulterar la taza de te que Litvinenko estaba consumiendo en un hotel del centro de la capital británica. Litvinenko murió 22 días después tras una dolorosa agonía.
El caso más sorprendente, sin embargo, fue el del periodista ruso Vladimir Kara-Murza, que sobrevivió a dos intentos de envenenamiento en 2015 y 2017. Kara-Murza se encuentra internado en una prisión rusa condenado por alta traición debido a su denuncia de la guerra de Ucrania.
Uno de los últimos casos de envenenamiento en el que las sospechas recaen sobre Rusia es el de la esposa del jefe de los servicios secretos ucranianos Kyrylo Budanov.
Marianna Budanova fue ingresada en Kiev el 29 de noviembre de 2023 con claros síntomas de envenenamiento. Según la investigación, el objetivo real del ataque era su marido, y los autores serían agentes rusos infiltrados en los servicios secretos ucranianos.
Budanova sobrevivió, pero sigue un intenso tratamiento para revertir los efectos del agente empleado para envenenarla.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, se han registrado un incremento de muertes en extrañas circunstancias –algunos atribuidos directamente a suicidios– de oligarcas, militares y políticos rusos.
En concreto, hay 13 casos de oligarcas cuya muerte apunta directamente al Kremlin, pese a que el gobierno ruso lo niega.
El que más ruido ocasionó fue la muerte el 23 de agosto de 2023, en un extraño accidente de avión cerca de Moscú, de los fundadores y líderes del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin y Dmitry Utkin.
Ambos habían protagonizado meses antes una rebelión contra el alto mando ruso con un avance de sus tropas de mercenarios sobre Moscú.
La columna Wagner se detuvo a pocos kilómetros de la capital rusa tras alcanzar un acuerdo con el Kremlin que, en la práctica implicaba la desaparición del grupo y el exilio de sus líderes.
En el momento de su muerte, Prigozhin estaba tratando de reconstruir las estructuras del Grupo Wagner y hacerse fuerte en África, con el objetivo de controlar los intereses rusos en el continente y ganar así nuevamente una posición de poder.
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