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Gustavo Petro vestido y rodeado de militar

Gustavo Petro vestido y rodeado de militaresPresidencia.

Negociaciones Colombia con las FARC

El pasado como guerrillero acecha al presidente de Colombia

El Gobierno de Gustavo Petro se sienta esta semana a negociar con disidentes de las FARC. Su acceso a milicias violentas y la elección de Venezuela como sede les unen. ¿Qué esconden?

El Debate destaca los nebulosos años como como guerrillero de Gustavo Petro, presidente de Colombia desde julio de 2022. Los sacamos a relucir en plena vorágine de actualidad debido a que su Gobierno de izquierdas acaba de anunciar que se sentará con los disidentes de las FARC. Pese a que no se espera un alto al fuego inminente.

Petro militó en su juventud en el Movimiento 19 de abril, más conocido como M-19. Un conflictivo grupo guerrillero que buscaba imponer sus ideas mediante las armas y que proclamaba una ideología de corte nacionalsocialista que rechazaba el marxismo.

Una de sus operaciones más violentas que protagonizaron supuso el secuestro y asesinato de José Raquel Mercado que era un líder sindical afín, pero al que acusaban de alta traición.

El propio mandatario dio a conocer su avance como partisano en unas controvertidas declaraciones para un líder que supuestamente busca una convivencia armónica: «Pasamos de los círculos de cafetería y las discusiones abstractas a ser seducidos por la idea de que tocaba organizarse a través de las armas».

Fuimos seducidos por las armasGustavo PetroPresidente de Colombia

Sin embargo, posteriormente quiso explicar que nunca formó parte activa en acciones armadas. Algo que sus detractores ponen en duda. Aún así, se ha visto obligado a reconocer que empuñó un fusil y recibió entrenamiento profesional y específicamente militar. Con todo lo que conlleva.

El pasado más violento

Así el M-19 ha protagonizado actos sumamente violentos como el asaltó a la Embajada de la República Dominicana, donde se celebraba un cóctel con diplomáticos de varios países a los que tomaron de rehenes. Aunque, fue la toma del Palacio Justicia en 1985 la que marcó a este grupo terrorista en la que se contabilizó nada menos que 100 asesinatos y desapariciones. Entre el amplio número de damnificados se encontraban 11 insignes magistrados que perecieron por el cruento combate entre los guerrilleros, el ejército y un posterior incendio del edificio.

Amistades controvertidas

La figura de Iván Márquez siempre ha estado rodeada de sombras: medios locales especularon, en julio de 2022, con su muerte de forma violenta. Se notició que un atentado acabó con su vida precisamente en Venezuela tras sufrir un atentado mortal. Pero, en mayo sorprendió a todos reapareciendo en un video en el que casualmente manifestaba su apoyo a Petro.

Se piensa que este personaje es clave en la vuelta a los tratos de la guerrilla con el Gobierno. Porque formó parte como jefe negociador de paz de la antigua fuerza clandestina violenta. Sin embargo, retomó las armas y se convirtió en el líder de la Segunda Marquetalia, una nueva guerrilla formada por disidentes de las FARC, que ahora se sienta al otro lado de la negociación frente al Gobierno de Colombia.

Francisco Javier Daza, investigador de la ‘Fundación Paz y Reconciliación’ (PARES), constata para la agencia AFP, que Márquez es «de las pocas cabezas de la vieja guardia que quedan» con «fuertes bases ideológicas». Y eso «tiene un peso» y «puede que contribuya a que una negociación sea mucho más rápida, mucho más eficaz» que las que el gobierno tiene abiertas con el ‘Ejército de Liberación Nacional’ (ELN) y con el ‘Estado Mayor Central’ (EMC) que forma parte de una federación de frentes disidentes de las ‘Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia’ (FARC).

Por otro lado, la Segunda Marquetalia toma el nombre del lugar donde nacieron las FARC en 1964. Fue creada en 2019 cuando el propio Iván Márquez y otro de los negociadores del acuerdo, Jesús Santrich (que murió en 2021 en un fuego cruzado en Venezuela), volvieron a la clandestinidad.

¿Por qué Venezuela como sede?

Petro ha elegido Venezuela para llegar a este controvertido acuerdo con la disidencia de las FARC. Sin duda, contar con Caracas como la sede de las negociones de paz puede resultar una contradicción. Debido a que la libertad de prensa en la capital hispanoamericana «no existe» ya que «vive su momento más oscuro», según Marianela Balbi, directora ejecutiva del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) de Venezuela.

Venezuela vive una escena castrante, sólo similar a la Cuba de Díaz-Canel, en la que se restringe internet bloqueando páginas informativas, tal y como constata Volker Türk, el alto comisionado de la Oficina para DD.HH en la ONU.

De ahí que el mandatario colombiano, junto con el clan de la Segunda Maquetalia, encuentre un caldo de cultivo perfecto para manejar un trato bajo cuerda a su antojo. Así saldrá a la luz tan sólo el mensaje oficialista fuera del alcance de posibles filtraciones periodísticas.

Gustavo Petro y Nicolás Maduro

Gustavo Petro y Nicolás Maduro

A finales de 2016, el Estado colombiano y las FARC ya consiguieron poner fin a un conflicto armado, iniciado 56 años antes. La Habana formó parte de una de las sedes, pero tuvo que compartir emplazamiento con Oslo. Unas negociaciones que desembocaron en la firma del ‘Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera en Bogotá’.

Como anécdota, recientemente, el Gobierno venezolano de Nicolás Maduro tuvo que resignarse a entablar acuerdos con la oposición en Ciudad de México a finales de 2022. Dando lugar a preacuerdos para posibles financiamientos en proyectos sociales. Estos tratos contaron con Dag Nylander, director del 'Centro Noruego para la Resolución de Conflictos' (NOREF).

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