Fundado en 1910
Carmen de Carlos
AnálisisCarmen de Carlos

El guiñol de Trump y sus muñecos

El mensaje de ayer en Truth Social del presidente de EE UU, a la hora del almuerzo o la sobremesa en Moscú, debió atragantársele a Putin para recuperar el aliento en la rueda de prensa posterior

Act. 08 mar. 2025 - 09:32

Volodimir Zelenski, Donald Trump y Vladimir Putin

Volodimir Zelenski, Donald Trump y Vladimir PutinÁngel Ruiz

Analizar lo que dice y hace Donald Trump resulta cada día más arriesgado. El presidente de Estados Unidos ha convertido su discurso y la sede del Gobierno más poderoso del mundo, en un más difícil todavía. La comparación con un circo no es un disparate. Nadie sabe cuál va a ser el próximo número.

El mensaje lanzado al ciberespacio de ayer de Trump, a la hora del almuerzo o la sobremesa en Moscú, debió atragantársele a Vladimir Putin. Después de días de darle jabón, asumir sus demandas para poner fin a la invasión de Ucrania y humillar a Zelenski dentro y fuera del despacho Oval, Mr. Trump se descolgó con este párrafo en su red Truth Social: «Teniendo en cuenta que Rusia está machacando a Ucrania en el campo de batalla en este momento, estoy considerando seriamente la posibilidad de aplicar sanciones bancarias, sanciones y aranceles a gran escala a Rusia hasta que se alcance un alto el fuego y un acuerdo definitivo de paz. Rusia y Ucrania deben sentarse a la mesa de negociaciones ahora mismo, antes de que sea demasiado tarde. ¡¡¡Gracias!!!»

Abstemio

El presidente de Estados Unidos no es amigo del alcohol. Su bebida favorita es la Coca-Cola. Consume tanta que ha mandado instalar una máquina expendedora en la Casa Blanca. Por esta razón, no se le puede atribuir un exceso de ingesta de vino o Jack Daniel's, para explicar el volantazo que ha dado en su discurso sobre la Federación Rusa.

Quizás Putin, cuando le alcanzaron la captura de pantalla de Truth Social pensó que había bebido demasiado. De lo que fuera, de vodka, de la cerveza que tanto le gusta o de aguas heladas de Siberia. El jefe del Kremlin debió quedarse como un témpano de hielo y probablemente, después de asumir que no estaba ebrio y que Trump escribió lo que leyó, la temperatura corporal se le debió disparar y ponerse en estado incandescente.

Existe también otra posibilidad, y es que Putin y Trump hayan tenido unas palabritas (directamente o por interpósita persona) y el último, como respuesta, después de darle todo y más respecto a Ucrania, decidiera castigarle con la amenaza de las sanciones y los aranceles. A saber.

Por su parte, Zelenski, al que algún adulador de Trump acusó de ser cocainómano, tampoco debió entender mucho lo que estaba pasando. Si esa dependencia que le atribuyeron fuera cierta, el ucraniano a su vez debió pensar que se había pasado de la raya y el texto de la cuenta de Donald Trump que le entregaban debía ser una broma de mal gusto.

Pero si el hombre que lleva tres años resistiendo una invasión estaba, como resulta más verosímil, firme y sin «sustancias», como diría el ministro Oscar Puente, debió pensar que alguien había perdido la cordura y ese no era él. ¿Cómo explicarse entonces que esa misma persona, que dirige la mayor potencia del mundo escribiera semejante mensaje?

Trump le llamó dictador, le forzó a entregarle la explotación de todo lo que tenga valor en el subsuelo ucraniano, le expulsó de la Casa Blanca antes de firmar un contrato más que beneficioso para las empresas estadounidenses, se burló de él y le trató, con J.D. Vance, como a un paria. El Kremlin lo celebró entonces llamando «payaso» a Zelenski. Ahora, quizás, todos asuman que el dueño del circo es el presidente de Estados Unidos.

Trump convocó una rueda de prensa en la que justificó que «Putin intensifique sus bombardeos»

Apenas una hora más tarde del mensaje en su red social, Trump convocó una rueda de prensa en la que justificó que «Putin intensifique sus bombardeos, es lo que haríamos cualquiera en su posición en puertas de una negociación». Interrumpido por Mike Waltz, su consejero de Seguridad Nacional –crítico con ayudar militarmente a Ucrania– para explicar lo que parecía inexplicable, ambos terminaron transmitieron el mensaje de que la estrategia era presionar a los dos líderes para que se sienten a firmar la paz.

Algún día sabremos qué pasa de verdad por la cabeza de Trump, pero ese, lamentablemente, no es hoy.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas