
Luís Montenegro en un acto de campaña
¿Por qué se vuelve a votar en Portugal? Las claves de las terceras elecciones en tres años
Este domingo, por tercera vez en los últimos tres años, apenas catorce meses después de los últimos comicios legislativos, los portugueses vuelven a salir a las calles para votar. Una situación excepcional que refleja la creciente fragilidad del sistema político portugués. Lo que empezó como una crisis ética alrededor del primer ministro, Luís Montenegro, ha desembocado en la caída del Gobierno, la disolución de la Asamblea y una nueva campaña electoral que promete ser tensa y, probablemente, poco concluyente.
La chispa que detonó la crisis fue el caso Spinumviva, una empresa de consultoría que Montenegro fundó en 2021 y cuya actividad continuó incluso después de que él asumiera el liderazgo del Partido Socialdemócrata (PSD) en 2022 y fuera nombrado primer ministro. Aunque transfirió la propiedad a su esposa —y posteriormente a sus hijos—, el hecho de que estuviera casado en régimen de gananciales lo convierte, a ojos de muchos, en beneficiario de los ingresos que la compañía seguía generando. La Fiscalía General de la República está investigando el caso, tras recibir varias denuncias anónimas.
El escándalo alcanzó su punto álgido cuando se supo que ni su esposa ni sus hijos tenían la formación necesaria para prestar algunos de los servicios ofertados por la empresa, lo que llevó al Colegio de Abogados a abrir una investigación por posible intrusismo profesional. La oposición calificó la situación de «éticamente insostenible» y presionó para que el primer ministro dimitiera o se sometiera a una moción de confianza. El resultado fue un pleno tenso que terminó con la caída del Ejecutivo y la intervención del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, quien decidió disolver el Parlamento.
¿Una crisis inédita?
En su discurso a la nación, Rebelo de Sousa subrayó que se trata de una situación sin precedentes: por primera vez desde la Revolución de los Claveles en 1974, una crisis de Gobierno tiene su origen en un conflicto ético que afecta directamente al primer ministro. Y pidió a los partidos una campaña «digna» y a los ciudadanos, prudencia frente a «experiencias de las que se sabe cómo empiezan y se sabe cómo acaban».
La convocatoria electoral fue bien acogida por todas las fuerzas representadas en el Consejo de Estado, reflejo del consenso generalizado de que no había otra salida posible. La legislatura, nacida en 2022 con una mayoría absoluta del PSD en coalición con el CDS-PP y otras fuerzas conservadoras bajo el paraguas de la Alianza Democrática, apenas ha durado un año y medio.
Esta será la tercera convocatoria en tres años, y el clima general es de cansancio y escepticismo. Desde la mayoría absoluta de António Costa en 2022 —que acabó abruptamente tras un caso de corrupción que le salpicó y le llevó a dimitir—, el país vive una suerte de «ciclogénesis política», con legislaturas breves, escándalos continuos y una ciudadanía cada vez más desconfiada.

Un miembro de Chega! con una bandera portuguesa
A pesar de ello, las encuestas reflejan que Portugal sigue inmersa en un ciclo conservador. El centro-derecha aglutina en torno al 60 % del Parlamento disuelto, y aunque el Partido Socialista ha ganado algo de terreno como consecuencia directa del escándalo de Montenegro, parece difícil que se produzca un vuelco que permita a la izquierda formar un Gobierno estable.
Los partidos minoritarios, especialmente a la izquierda del PS, atraviesan una crisis de apoyos. El Bloque de Izquierda y el Partido Comunista han perdido fuelle desde el fin de la alianza con Costa, y no parece que puedan servir de apoyo suficiente para reeditar algo parecido a la geringonça, la coalición progresista que gobernó entre 2015 y 2019.
El dilema central de esta campaña no es solo quién ganará, sino si será posible formar un Gobierno duradero. La Alianza Democrática, encabezada por Montenegro, se presenta con la idea de que puede revalidar una mayoría, pese a las turbulencias. El Partido Socialista, por su parte, espera capitalizar el desgaste del Gobierno saliente, pero necesitará nuevos aliados para construir una mayoría. Y en los márgenes crecen tanto los liberales como, especialmente, Chega!, el partido encabezado por André Ventura que se ha consolidado como la tercera fuerza nacional y que sigue multiplicando sus votos.
La paradoja es que esta montaña rusa política contrasta con una economía que sigue ofreciendo buenos datos. El crecimiento previsto supera el 2 % este año, el empleo está en cifras récord y el desempleo ronda el 6,2 %, una de las tasas más bajas desde la entrada en el euro. Esta desconexión entre estabilidad económica e inestabilidad política es cada vez más visible, y podría marcar la actitud del electorado, con un voto menos ideológico y más pragmático, centrado en quién puede garantizar una legislatura completa.