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Karol Nawrocki, candidato conservador a las elecciones presidenciales de Polonia

Karol Nawrocki, candidato conservador a las elecciones presidenciales de PoloniaEFE

Los errores del liberal Trzaskowski y del conservador Nawrocki empañan las presidenciales polacas

Ambos disputarán la segunda vuelta; sin embargo, la torpeza comunicativa del primero, así como el escándalo inmobiliario del segundo cuestionan su credibilidad

Karol Nawrocki, candidato de la formación conservadora Ley y Justicia (PiS) a la elección presidencial, se acordará toda su vida, aunque acceda a la segunda vuelta este domingo, del debate televisivo en el que pretendió expresarse en nombre de los polacos comunes que, como él, solo poseían una propiedad. Quería oponerse, de esa forma, a la instauración de un nuevo impuesto sobre vivienda. Poco después, el portal de noticias Onet reveló que, en realidad, Nawrocki tenía dos.

La segunda la adquirió en 2017 por el 10 % de su valor a un vecino, y aprovechándose de un programa de desgravaciones. Con esta revelación se ha esfumado el relato sobre el que se basó la designación de Nawrocki como candidato del PiS: su condición de intelectual honesto, desprovisto de cargo electo y orgánico, es decir, al margen de los escándalos del partido que ha gobernado Polonia entre 2015 y 2023. De poco ha servido que anunciase donar la segunda vivienda a una organización benéfica.

Otro debate televisivo también ha fagocitado la campaña del otro favorito, Rafal Trzaskowski, actual alcalde de Varsovia y candidato de la Plataforma Cívica (Po), de corte liberal progresista y encabezada por el primer ministro, Donald Tusk. A principios de abril, Trzaskowski retó a Nawrocki a un debate individual en Konskie gestionado por la cadena pública y otras dos privadas. Eligió ese municipio de 19.000 habitantes, situado al sureste de Polonia, para intentar desprenderse del carácter elitista que le otorga su posición de alcalde de la capital; y, sobre todo, para enmendar el error de no acudir a un debate celebrado en el mismo lugar en plena campaña de 2020. Un episodio que contribuyó a su derrota frente a Andrzej Duda.

Pues bien, esta vez Trzaskowski ha repetido el error por partida doble. Primero porque su propuesta inicial no incluía la presencia del resto de los candidatos. En segundo lugar, porque prefirió no asistir al que la cadena privada Tv Republika organizó con todos los contendientes, proyectando una imagen desastrosa.

Una metedura de pata que ha tenido su impacto demoscópico: si hace aún tres semanas gozaba de una cómoda ventaja de 11 puntos en intención de voto sobre Nawrocki, esta se ha reducido a siete en las últimas encuestas publicadas antes del cierre de campaña. El mismísimo Tusk, que necesita a uno de los suyos en la jefatura del Estado para poder gobernar sin vetos presidenciales, ha prestado un apoyo mínimo a Trzaskowski. Así no se verá arrastrado por una posible derrota.

Llama la atención que dos candidatos con errores tan garrafales a sus espaldas vayan a disputar la segunda vuelta. Por una parte, no se puede olvidar que Po sigue agrupando al grueso del progresismo polaco –las otras candidaturas de izquierda, empezando por la de Magdalena Biejat, no han despuntado– y el PiS sigue siendo la principal fuerza conservadora, pese al desgaste de los años de poder. A esta premisa cabe sumarle el hundimiento de la candidatura del empresario Slawomir Mentzen, apoyada por el partido populista de derechas Confederación.

Si hacia finales de marzo Mentzen pisaba los talones de Nawrocki en las intenciones de voto, en fechas recientes su nombre apenas supera el 10 % de los potenciales votantes. Le han pasado factura sus exabruptos sobre tasas universitarias, un antifeminismo radical rayano en un machismo que no ha calado en la sociedad polaca, así como su postura ambigua respecto de la Rusia de Vladimir Putin, principal amenaza para la seguridad polaca. En paralelo, a Nawrocki, atlantista confeso, le ha beneficiado su reunión, hace unas semanas, con Donald Trump en la Casa Blanca. Parece que la foto, ampliamente publicitada, ha compensado su retahíla de torpezas.

Por tanto, la cuestión está en saber si los votos de Mentzen se trasvasarán directamente hacia Nawrocki en la segunda vuelta. La web Notes from Poland señala que los trasvases de los candidatos que quedaron en tercer lugar tuvieron un impacto decisivo en tres de las últimas cuatro elecciones presidenciales. «En 2020, los votos en la primera vuelta del candidato de la Confederación, Krzysztof Bosak (quien quedó en cuarto lugar), se dividieron a partes iguales entre Duda y Trzaskowski». Sin embargo, «las encuestas sugieren que, en esta ocasión, los votantes de Mentzen tienen mayor probabilidad de apoyar a Nawrocki».

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