
El presidente ruso, Vladimir Putin, escucha al ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, en Moscú
Putin se saca de la manga una nueva exigencia imposible para torpedear el alto el fuego en Ucrania
Las conversaciones directas entre Moscú y Kiev tras más de tres años, este viernes en Turquía, apenas han logrado arrancar unas vagas concesiones que permiten a Rusia continuar su invasión
Las primeras conversaciones directas entre Rusia y Ucrania en Turquía este viernes tras más de tres años acabaron como empezaron, con las dos partes acusándose de no querer poner fin a la guerra y sin apenas compromisos concretos. El encuentro, de unas dos horas mediado por Estados Unidos y el país anfitrión, tan solo consiguió arrancar una simple concesión, el intercambio de 2.000 prisioneros de guerra –1.000 por bando–. Es cierto que, de producirse, sería el más numeroso hasta la fecha, pero no supone un paso concreto hacia, como mínimo, el tan ansiado alto el fuego.
La reunión en Estambul fue propuesta por el propio presidente de Rusia, Vladimir Putin, con el único objetivo de desviar la atención sobre un ultimátum anterior lanzado por el ucraniano Volodimir Zelenski y sus aliados europeos: o Moscú aceptaba una tregua incondicional y total de 30 días o Europa y Estados Unidos redoblarían las sanciones contra el país euroasiático. Putin ignoró la advertencia y, en cambio, elevó la apuesta anunciando los primeros contactos entre los países en guerra en más de tres años. Zelenski aceptó el órdago y conminó al ruso a convertirlo en un cara a cara entre presidentes.
Putin nunca se planteó ir a Estambul a negociar el fin de su invasión con un líder que considera un «payaso» y que, según él, ha agotado su mandato. El presidente ruso sólo discutirá el futuro de Ucrania con su homólogo estadounidense, Donald Trump, quien este sábado anunció que llamará al ruso el lunes. La cita del viernes no fue más que otra cortina de humo para contentar al republicano y seguir recrudeciendo sus operaciones en el campo de batalla. El Kremlin envió a la ciudad turca una delegación de segundo nivel –la misma que representó a Rusia durante las negociaciones de 2022–, encabezada por el asesor presidencial y exministro de Cultura, Vladímir Medinski. El propio Zelenski tachó de «farsa» al equipo enviado por Putin.
El ucraniano no se equivocaba. Moscú se sacó de la manga una nueva exigencia maximalista con el único objetivo de torpedear las conversaciones y evitar así comprometerse a un acuerdo de mínimos, como es un alto el fuego de 30 días, como viene reclamando Kiev desde hace meses. El equipo negociador ruso llegó al Palacio de Dolmabahçe, a orillas del Bósforo, con la demanda que, para poder empezar a valorar una hipotética tregua, Ucrania debía retirar sus tropas del territorio que controla en las cuatro provincias que las tropas del Kremlin quieren conquistar y se anexionó sobre el papel en 2022 (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia). Una nueva exigencia que se suma una lista infinita, en la que también se incluyen la desmilitarización total del país invadido, la renuncia a su entrada en la Alianza Atlántica o el reconocimiento de la soberanía rusa sobre las cuatro regiones anexionadas, así como de la península de Crimea.
Al término del encuentro en Estambul, el portavoz del Ministerio de Exteriores ucraniano, Georgiy Tykhy, denunció que la parte rusa había planteado reivindicaciones «inaceptables» para su país. «La delegación rusa reivindicó cosas que consideramos inaceptables. Como saben, tenemos una larga experiencia en negociaciones con Rusia, desde 2014. La delegación ucraniana sabe cómo comportarse en estas situaciones y cómo abordar todo lo que escuchamos de la parte rusa. Nuestra postura básica se ha mantenido inalterada», afirmó Tykhy, durante una rueda de prensa este viernes en Turquía.
Así, Kiev y Moscú acordaron el intercambio de dos mil prisioneros de guerra, presentar sus propuestas para una tregua y se emplazaron a seguir negociando. «El mandato que se nos había dado era, primero, negociar el alto el fuego; segundo, la cuestión humanitaria y el intercambio y tercero, un eventual encuentro a nivel de líderes», aclaró el ministro de Defensa ucraniano, Rustem Umerov, quien encabezó la delegación de su país. Este sábado, y tras ridiculizar la propuesta de Zelenksi de tener un cara a cara con Putin, el Kremlin abrió la puerta a esa posibilidad. «Consideramos que tal reunión es posible como resultado del trabajo de las delegaciones de ambas partes, tras alcanzar ciertos acuerdos entre ellas», declaró el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.
Moscú anunció que ya está trabajando en su lista de condiciones para implementar una tregua que hará llegar a la parte ucraniana, sin llegar a especificar cuándo. «La parte rusa preparará dicha lista y la entregará a la parte ucraniana. Quizá no se deba anunciar qué incluirá exactamente, ya que las negociaciones siguen en curso y deben ser a puerta cerrada», aclaró Peskov. Pero mientras tanto, Rusia sigue recrudeciendo su ofensiva contra Ucrania. Durante la madrugada del sábado al domingo, el Kremlin lanzó su mayor ataque con drones –273– contra el país vecino desde el inicio de la guerra hace ya más de tres años. La ofensiva ha dejado al menos una persona muerte en la región de Kiev y otras tres heridas.
Además, este sábado, un ataque con drones contra un minibús en la región fronteriza de Sumi mató a nueve personas e hirió a otras siete. «Fue un asesinato deliberado de civiles», denunció Zelenski en sus redes sociales. «Ayer [sobre el viernes], como cada día en esta guerra, hubo una oportunidad de cesar el fuego. Ucrania lleva mucho tiempo proponiendo esto: un alto el fuego completo e incondicional para salvar vidas. A Rusia sólo le queda la oportunidad de seguir matando», subrayó el presidente ucraniano, que volvió a pedir sanciones «más fuertes» contra el país invasor. «Esto tiene que cambiar. Se necesitan medidas reales para poner fin a la guerra. Esperamos fuertes sanciones contra Rusia por parte de Estados Unidos, Europa y todos nuestros socios. La diplomacia debe funcionar», insistió.