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El Daily Mail carga contra Starmer

El Daily Mail carga contra Starmer

«Starmer ha entregado Gibraltar»: las contundentes y dispares opiniones de la prensa británica sobre el acuerdo

Los medios más afines a la derecha acusan a Starmer «de rendir Gibraltar», mientras los de la izquierda ponen en valor que el pacto facilitará la vida de muchas personas

Este miércoles, después de años de negociaciones tensas y a menudo estancadas, el Gobierno de Keir Starmer ha logrado cerrar un acuerdo que sacude los cimientos políticos y emocionales del Reino Unido: Gibraltar pasará a formar parte del espacio Schengen, lo que implica que los británicos que lleguen al Peñón deberán mostrar sus pasaportes a guardias fronterizos españoles o de la Unión Europea en el aeropuerto gibraltareño. Un cambio histórico que ha dividido a la prensa británica y ha encendido un debate intenso sobre soberanía, identidad y pragmatismo.

Para el jefe del gobierno de Gibraltar, Fabian Picardo, el acuerdo fue «histórico», un paso crucial para proteger el empleo, la economía y la vida cotidiana del territorio, que quedó amenazada tras el Brexit. Picardo afirmó que «es tiempo de finalizar arreglos para una relación duradera, estable y beneficiosa con la UE y España», defendiendo que el pacto «protege a nuestra gente y garantiza certeza para los trabajadores fronterizos».

El secretario de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, estuvo en Gibraltar durante las conversaciones finales y celebró el acuerdo asegurando que habían «asegurado una solución práctica que salvaguarda la soberanía, los empleos y el crecimiento». «Trabajando de la mano con Fabian Picardo, hemos puesto los intereses de Gibraltar —como parte de la familia del Reino Unido— en el corazón de este acuerdo», escribió en redes sociales.

Pero mientras los líderes destacaban la importancia del pacto, en la prensa británica se desató una tormenta de opiniones contrapuestas que refleja las profundas divisiones sobre el legado del Brexit.

«Una rendición y una humillación»

Medios como el Daily Express no dudaron en calificar el acuerdo como una «entrega» y una «rendición» por parte de Starmer y el Partido Laborista. Bajo el titular «Starmer ha entregado Gibraltar», el diario denunciaba que el pacto establecía una «frontera líquida» que elimina controles físicos entre España y Gibraltar, mientras que obliga a los británicos a mostrar sus pasaportes a guardias españoles en un territorio británico. Mark Francois, diputado conservador y crítico acérrimo del acuerdo, afirmó que esta cesión «abre la puerta a que España pueda controlar quién entra y sale del Peñón» y advirtió: «Primero Chagos, ahora Gibraltar, y probablemente las Malvinas serán las próximas».

La Comisión Europea, el Reino Unido y España han llegado este miércoles a un acuerdo sobre el estatus de Gibraltar tras el bréxit

La Comisión Europea, el Reino Unido y España han llegado este miércoles a un acuerdo sobre el estatus de Gibraltar tras el bréxitEFE

Suella Braverman, exministra del Interior y figura destacada en las filas conservadoras, calificó el acuerdo como «otra capitulación» y criticó al Gobierno laborista por «socavar a Gran Bretaña» de manera inaceptable. En sus palabras, «esto es absolutamente imperdonable» y auguró que la sensación de entrega a España solo aumentaría la indignación entre quienes defendían una postura dura post-Brexit.

El Daily Mail, otro bastión conservador, coincidió en su tono crítico. Bajo el prisma del «entreguismo», destacó que «la nueva frontera Schengen significa que España y la UE tendrán la última palabra en quién puede entrar en Gibraltar», poniendo en duda la «plena soberanía» que el Reino Unido ha defendido desde 1713, cuando el Peñón fue cedido por España.

En contraste, el Daily Telegraph adoptó un enfoque más pragmático, comparando el acuerdo con los controles fronterizos de Eurostar entre Reino Unido y Francia. Recordó que, «al igual que los oficiales franceses trabajan en St Pancras para facilitar los viajes sin fricciones», el modelo acordado para Gibraltar busca «mantener abierta la frontera y evitar el caos en un paso que es vital para la economía local y europea». Para este medio, el pacto es «una solución práctica para una situación compleja, que evita la ruptura completa de las relaciones tras el Brexit».

The Times analizó con profundidad los aspectos geopolíticos y logísticos del acuerdo, destacando que «mantener abiertas las fronteras y evitar un colapso en el flujo de personas y mercancías es clave para preservar la prosperidad de la región». Recordó que el Reino Unido conservará el control militar absoluto en Gibraltar, con su base naval y aérea, algo que según este diario garantiza que no se compromete la seguridad nacional.

Asimismo, subrayó la importancia de evitar «una crisis humanitaria y económica para los aproximadamente 15.000 españoles que cruzan diariamente la frontera y para los gibraltareños que recuperan, en buena medida, la libertad de movimiento perdida tras Brexit».

La izquierda habla de estabilidad y derechos

The Guardian ha puesto el foco en el impacto social y humano del acuerdo. Para este medio, que suele adoptar una mirada más progresista, el pacto «restaura derechos y libertades fundamentales para la gente común que vive y trabaja en la frontera». El diario enfatizó que «la eliminación de los controles físicos en la frontera terrestre garantiza una vida diaria menos problemática para las familias y trabajadores», y destacó que el acuerdo «supone un respiro para quienes antes sufrían largos y tediosos controles».

Al tiempo, recogió las preocupaciones de gibraltareños que temen la presencia de guardias españoles en su aeropuerto, pero también subrayó que «el pacto demuestra que en un mundo post-Brexit, la cooperación y los compromisos pragmáticos son imprescindibles para evitar el aislamiento y el daño económico».

Un ciclista pasa por delante del Peñón de Gibraltar

Un ciclista pasa por delante del Peñón de GibraltarEP

En el trasfondo de este acuerdo late una disputa que tiene casi 400 años de historia. Gibraltar fue cedido a Gran Bretaña en 1713 tras la Guerra de Sucesión Española, pero España nunca ha renunciado a su reclamación territorial. Los gibraltareños, por su parte, han expresado con contundencia su deseo de mantener la soberanía británica en referendos de 1967 y 2002, rechazando cualquier propuesta de entrega o cogobierno con España.

Sea como fuere, la presencia de oficiales españoles o de la UE en un aeropuerto británico, por pequeño que sea el impacto administrativo, representa para muchos una línea roja cruzada. Como lo resumía un analista en The Times: «No se trata solo de pasaportes y controles, sino de lo que simbolizan para la soberanía nacional y el orgullo británico».

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