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Hossein Salami era el jefe de la Guardia Revolucionaria iraní

Hossein Salami era el jefe de la Guardia Revolucionaria iraníNurPhoto via AFP

Quién era Hossein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria y gran objetivo de Israel en su ofensiva a Irán

Hombre fuerte dentro de la República Islámica, Salami era un objetivo de Israel desde hace tiempo por su apoyo a aliados regionales como Hamás, Hezbolá o los hutíes

«El cuerpo de la Guardia Revolucinaria está totalmente preparado y cuenta con estrategia militar para contrarrestar cualquier agresión», afirmaba Hossein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria de la República Islámica de Irán, en un comunicado ayer por la tarde recogido por la agencia oficial Irna. Pocas horas después, Salami, junto a seis reputados científicos responsables del programa nuclear iraní y varios guardaespaldas, era asesinado en su cuartel general después de que Israel lanzase un ataque a gran escala contra Teherán.

Nacido en 1960 en Golpayegan, una antigua ciudad en el oeste de Irán, Hossein Salami vivió en sus carnes la larga hostilidad entre árabes y persas que, en 1980, provocó una guerra entre Irán e Irak que en persa es conocida como la Guerra Impuesta. Involucrado de lleno en un conflicto bélico, se unió al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria y rápidamente se consolidó como una de las más importantes figuras militares en el país, ascendiendo en los rangos progresivamente.

Desde hace años, se había convertido en una de las voces más contundentes desde el país persa contra las políticas de Israel y Estados Unidos. Hace unos meses, durante una visita a una base subterránea, prometió que, ante cualquier agresión, Irán «abriría las puertas del infierno». Ahora, está por ver si la Revolución Islámica mantendrá su amenaza pese a no contar con él.

Bajo su mando, la Guardia Revolucionaria no solo funcionaba como brazo represor interno, especialmente durante las protestas de noviembre de 2019, la Primavera Persa en la que pidió la pena de muerte para los manifestantes antigubernamentales, sino también como instrumento clave de la estrategia exterior iraní. Salami impulsó una política agresiva de apoyo a aliados regionales como Hezbolá en Líbano, Hamás en Gaza y los hutíes en Yemen, proyectando el poder iraní más allá de sus fronteras.

En abril de 2019, el líder supremo Ali Jamenei lo designó comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, consolidando su posición como uno de los hombres más poderosos del régimen. Antes de alcanzar ese puesto, había estado al frente de divisiones clave como Karbala e Imam Hussein, y de la sede naval de Nouh, además de ocupar la jefatura de operaciones del Estado Mayor del Cuerpo de la Guardia revolucionaria entre 1997 y 2005. Fue una figura central en el desarrollo del programa de misiles balísticos, motivo por el que recibió sanciones de Naciones Unidas, Estados Unidos y la Unión Europea.

Protestas en Irán contra Israel

Protestas en Irán contra IsraelAFP

La Guardia Revolucionaria, con más de 150.000 efectivos y una estructura que se extiende por tierra, mar y aire, tiene hoy una presencia profunda en sectores económicos y estratégicos del país. Sus hombres ocupan cargos en empresas de construcción, transporte y energía, y operan una red de medios de comunicación propios. En la práctica, funcionan como un Estado dentro del Estado, con autonomía operativa y un poder que rivaliza con el del ejército regular.

En el mismo ataque que ha acabado con su vida también han muerto figuras clave del programa nuclear iraní, como Mohammad-Mehdi Tehranchi y Fereydoun Abbasi. Según medios oficiales, el objetivo de Israel era frenar el avance de las capacidades nucleares de Irán golpeando simultáneamente infraestructuras, fábricas de misiles y líderes estratégicos. Las autoridades iraníes han culpado a Israel y también a Estados Unidos del ataque, y han prometido una «respuesta firme».

Con su desaparición, Hossein Salami se une a una larga lista de líderes regionales eliminados por Israel en los últimos meses, en una campaña intensificada desde el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023. Antes de él, también cayeron los principales líderes de Hamás y, más recientemente, el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá. Salami era el rostro visible del poder militar iraní, el símbolo de un régimen que ha apostado por la confrontación directa como estrategia de supervivencia y de expansión. Ahora, atendiendo a sus palabras, a la República Islámica le toca abrir las puertas del infierno.

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