El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abás Araqchi, en Estambul
¿Cómo puede responder ahora Irán?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes que se daba dos semanas para decidir si entraba en la guerra contra Irán y bombardeaba sus instalaciones nucleares, dando así margen a unas posibles negociaciones. Apenas 48 horas después, el republicano informaba, en una breve declaración de tan solo tres minutos y medio, que la aviación estadounidense había lanzado durante la noche del sábado (madrugada en España) una ofensiva contra la República Islámica, concretamente contra las plantas atómicas de Natanz, Isfahán y Fordow. Irán, lejos de tratar de desescalar la situación, ha advertido de que se defenderá «por todos los medios necesarios».
El ministro de Exteriores de la República Islámica, Abás Araqchi, que se encuentra en la ciudad turca de Estambul con motivo de una cumbre de la Organización de Cooperación Islámica (OCI), se dirigió a los medios para asegurar que su país «seguirá defendiendo su territorio, su soberanía, su seguridad y su pueblo por todos los medios necesarios». Así, Araqchi adelantó que Irán solo volverá a la mesa de negociaciones cuando haya dado una «respuesta» al ataque de Estados Unidos y cuando la «agresión estadounidense e israelí» contra su país se detenga. «Tenemos variedad de opciones», advirtió el ministro de Exteriores iraní, sin dar más detalles.
Unas advertencias a las que se han sumado los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), una rama del Ejército iraní capaz de activar a todos sus proxies en la región: desde los hutíes de Yemen, pasando por Hezbolá, en el Líbano; Hamás, en Gaza; o las milicias proiraníes en Irak o Siria. Ante esta nueva escalada en la guerra entre Irán e Israel, a la que ahora se ha sumado también Estados Unidos, la República Islámica ya ha dejado entrever cuáles podrían ser las posibles consecuencias para el país norteamericano, y es que Washington cuenta con un amplio despliegue de fuerzas en la región.
Ataques contra bases de Estados Unidos
Washington mantiene actualmente cerca de 40.000 soldados desplegados en Oriente Medio, con bases en Baréin, Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Irak, Jordania, Omán o Arabia Saudí. Irán podría, por tanto, atacar los intereses estadounidenses en la región. Aunque estas bases cuentan con un sofisticado sistema de defensas aéreas –y el Pentágono ha ido evacuando a su personal en previsión de una escalada–, la distancia que recorrerían los misiles entre Irán y algunas localizaciones es menor que la que recorren hasta Israel y, por tanto, tienen más probabilidad de traspasar las defensas.
La entrada en la guerra de las milicias proiraníes
Irán se ha encargado durante años de crear y fortalecer lo que denomina «Anillo de fuego» en la región. Esta política exterior se basa en financiar y formar a diferentes milicias proiraníes que, a la orden de Teherán, ataquen a Israel o a los intereses estadounidenses en la región. El pasado mes de mayo, Trump anunció un acuerdo de alto el fuego con los rebeldes hutíes de Yemen para que dejaran de atacar barcos en el mar Rojo. Esta tregua podría romperse tras los bombardeos estadounidenses contra el país persa, si la República Islámica insta a sus aliados en la región –Hezbolá, Hamás, los hutíes o las milicias de Irak o Siria– a apuntar contra sus grandes enemigos: Israel y Estados Unidos.
Cierre del estrecho de Ormuz
La República Islámica también podría optar por cerrar el estrecho de Ormuz, por donde pasa aproximadamente el 20 % de todo el petróleo del mundo y que, en su punto más estrecho, solo tiene 33 kilómetros de ancho. Cualquier interrupción en esta vía de transporte podría disparar los precios del crudo a nivel global y provocar así un aumento de la inflación, un fenómeno contra el que Trump prometió acabar durante su presidencia.
Activar ataques terroristas en Occidente
Otra de las grandes armas de las que puede hacer uso es la guerra híbrida a través de ciberataques contra los países occidentales, o activar células terroristas para que cometan atentados en suelo estadounidense o europeo, suscitando los peores miedos de una espiral de atentados, incluso contra delegaciones diplomáticas en terceros países.
Aceleración de su programa nuclear
Pero, sin duda, una de las grandes bazas de la República Islámica es anunciar su salida del Tratado de No Proliferación Nuclear y acelerar su programa atómico para dotarse finalmente de la bomba. Los expertos aseguran que Teherán ya ha logrado enriquecer uranio al 60 %, muy cercano al 90 % necesario para fabricar el arma nuclear. A pesar de que el ataque de Estados Unidos podría haber logrado retrasar los avances iraníes unos años, el régimen de los ayatolás cuenta con los conocimientos y el apoyo necesario –Rusia, China y Corea del Norte– para no cejar en su empeño de dotarse del arma nuclear, lo que le blindaría ante futuros ataques, sea de Israel o de Estados Unidos.