Macron agota sus opciones y la sombra de un adelanto electoral amenaza a Francia
El final del Gobierno pone al presidente de la República contra las cuerdas
François Bayrou junto al presidente de la República, Emmanuel Macron
No hubo sorpresa en el hemiciclo del Palais-Bourbon, sede de la Asamblea Nacional, la Cámara Baja: los opositores irreductibles del macronismo, ya sean los de la izquierda (La Francia Insumisa, Partido Socialista, ecologistas de cualquier pelaje, así como los restos del Partido Comunista), los de la derecha desacomplejada (Agrupación Nacional y Unión de las Derechas por la República) votaron en bloque contra el Gobierno de François Bayrou. No faltó ningún voto. El ya derrocado primer ministro confiaba en que los «moderados» de cada uno de estos bloques harían prevalecer lo que el entendía como «interés superior de Francia» sobre sus respectivas afiliaciones políticas.
Pues no. Las ganas de acabar con él han sido más fuertes. De nada ha servido el uso de un vocabulario apocalíptico –«el pronóstico [económico] vital de Francia está comprometido»– o la amenaza, ya consumada, de una sacudida en los mercados financieros. Antes de la votación, los verdugos de Bayrou ya habían anunciado claramente su caída.
Esta ha sido más severa que la de Michel Barnier, su antecesor en el cargo, el pasado mes de diciembre. Bayrou solo ha obtenido 194 votos frente a 364, con 35 abstenciones. En pleno debate presupuestario, el entonces jefe del Gobierno fue derrocado por una amplia mayoría de 331 parlamentarios, tras intentar aprobar el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social mediante la utilización del artículo 49.3, mediante el cual intentó aprobar el texto sin votación. Bayrou, por su parte, optó por el 49.1, es decir, la moción de confianza.
El primer ministro de Francia, François Bayrou, junto al presidente, Emmanuel Macron
Aunque François Bayrou haya logrado mantenerse en el palacio de Matignon (sede del jefe del Gobierno), más tiempo que Michel Barnier (nueve meses frente a 99 días), el centrista no puede consolarse ni siquiera con haber conseguido el pleno de votos en las filas de la coalición gubernamental.
Una docena de diputados de Los Republicanos votaron directamente en contra de la moción de confianza, mientras que nueve prefirieron abstenerse. Por su parte, la macronista Violette Spillebout se abstuvo, justificando su decisión personal por la actitud del primer ministro en el poco edificante caso Bétharram, en el que algunas personas próximas a Bayrou se han visto involucradas en un caso de abusos sexuales.
La lección también es dura para Emmanuel Macron. ¿Se atreverá a convocar elecciones que sin duda darían una mayoría relativa a Agrupación Nacional? Tras haber fallado en una disolución voluntaria, la de 2024. lo peor para él sería esperar a verse acorralado por una disolución impuesta. Al fin y al cabo, Mitterrand y Chirac lo experimentaron: ser un presidente en cohabitación no solo tiene inconvenientes. Mientras que convertirse en el responsable de un bloqueo fatal para el país solo presenta inconvenientes.