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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en Copenhague, Dinamarca

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en Copenhague, DinamarcaAFP

Bruselas investiga una supuesta red de espionaje húngara al servicio de Orbán en la Unión Europea

La Comisión Europea ha anunciado la creación de un grupo especial para evaluar las acusaciones y reforzar la protección del personal comunitario frente a posibles actividades de Inteligencia

La Comisión Europea ha abierto una investigación formal tras revelarse que los Servicios Secretos húngaros habrían mantenido durante años una red de espionaje encubierta en Bruselas para obtener información sensible de las instituciones comunitarias. Según una investigación periodística internacional, varios agentes de Inteligencia habrían operado bajo cobertura diplomática en la Representación Permanente de Hungría ante la Unión Europea, infiltrándose en redes institucionales y reclutando informantes entre el personal comunitario.

Las pesquisas apuntan a que la operación se habría desarrollado entre 2012 y 2018, coincidiendo con un periodo de creciente tensión entre Budapest y Bruselas por cuestiones relacionadas con el Estado de derecho, la independencia judicial y la libertad de prensa. Durante esos años, diplomáticos húngaros con supuestas funciones políticas o económicas habrían actuado en realidad como agentes del Servicio de Inteligencia exterior de Hungría, el Információs Hivatal.

Uno de los diplomáticos implicados, identificado solo con la inicial «V.», habría desempeñado un papel clave en el reclutamiento de funcionarios de la Comisión Europea de nacionalidad húngara. A cambio de incentivos, estos trabajadores facilitaban información sobre decisiones internas, actas de reuniones y expedientes que afectaban directamente a los intereses del Gobierno de Viktor Orbán. Parte de la red habría sido descubierta en 2017, lo que motivó la retirada discreta de varios agentes destinados en la capital europea.

Las sospechas también alcanzan a OIivér Várhelyi, actual comisario europeo y antiguo jefe de la Representación Permanente de Hungría ante la UE durante el periodo en el que supuestamente operaba la red. Aunque no existen pruebas directas que le vinculen con las actividades de espionaje, su papel diplomático en esa etapa lo ha situado en el centro de la controversia.

La Comisión Europea ha anunciado la creación de un grupo especial para evaluar las acusaciones y reforzar la protección del personal comunitario frente a posibles actividades de inteligencia. Bruselas considera el caso una posible violación de la confianza institucional y de las normas básicas de cooperación entre los Estados miembros.

Fuentes comunitarias señalan que el espionaje habría tenido como objetivo obtener ventaja política frente a las medidas disciplinarias impulsadas contra Hungría en el marco del artículo 7 del Tratado de la Unión Europea, así como anticipar sanciones financieras y decisiones legislativas que pudieran perjudicar al Gobierno de Orbán. De confirmarse, el escándalo supondría un golpe sin precedentes a la credibilidad del Ejecutivo húngaro dentro de la UE.

Este caso se enmarca en un deterioro progresivo de las relaciones entre Hungría y Bruselas. Viktor Orbán ha mantenido una postura abiertamente crítica con las instituciones europeas, defendiendo un modelo de «soberanía nacional» que choca con los principios de cooperación y valores democráticos del bloque.

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