Miembros de las Fuerzas de Seguridad de Hamás en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza
Hamás lanza una purga contra los clanes rivales y «colaboradores» de Israel en Gaza
La cruda realidad en la franja de Gaza se va imponiendo tras la entrada en vigor del alto el fuego. A la devastación de la mayor parte del enclave y la muerte de más de 67.000 gazatíes en estos dos años de guerra, según datos del Ministerio de Sanidad en manos de Hamás, se suma ahora el estallido de la violencia entre la organización islamista palestina y otras bandas locales. Desde el sábado, al menos 27 personas han muerto en enfrentamientos entre Hamás y el poderoso clan Dughmush en el barrio de Sabra, en Ciudad de Gaza.
Se trata de uno de los choques más violentos desde que el Ejército de Israel anunciara el fin de sus operaciones en la Franja y replegara sus tropas hasta la mitad del territorio. Según varios medios internacionales como BBC o Reuters, los enfrentamientos se originaron el pasado sábado cuando milicianos de Hamás trataron de desalojar a la fuerza a los miembros del clan Dughmush, que se habían resguardado en el Hospital Jordano, en la capital.
Así, Hamás –que ostenta el poder en el enclave desde 2007–, según testigos citados por la prensa árabe, envió a más de 300 combatientes para asaltar el edificio y expulsar a su banda rival. Vídeos en redes sociales dan cuenta de disparos y combates a plena luz del día por las calles de Ciudad de Gaza. Los enfrentamientos se saldaron finalmente con la muerte de 19 miembros del clan Dughmush y ocho milicianos de Hamás. Entre los fallecidos, además, se encuentra Saleh Aljafarawi, un periodista gazatí de 28 años, conocido por su cobertura de la guerra, que fue asesinado a tiros mientras cubría los combates, según informó la cadena qatarí Al Jazeera.
Estos últimos incidentes ponen de manifiesto el delicado equilibrio en el que se sustenta Gaza tras más de dos años de guerra. La familia Dughmush, uno de los clanes más prominentes del enclave, mantiene una tensa relación con Hamás y ya ha protagonizado otros enfrentamientos en el pasado, pero no se trata del único clan local que amenaza la hegemonía de la organización terrorista en el enclave. En el punto de mira de Hamás también están otros líderes como Yasser Abu Shabab, al frente del grupo autodenominado Fuerzas Populares de Gaza, y Hossam al-Astal, exoficial de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y actual jefe de la Fuerza de Ataque contra el Terror, quienes han sido acusados de colaborar con Israel.
Estas denuncias podrían costarles a los líderes locales la muerte a manos de los milicianos de Hamás, que ya están ejecutando de manera pública a todos aquellos que tildan de «colaboradores». La organización terrorista –y Gobierno– ha anunciado que perseguirá a todos aquellos que hayan ayudado al país hebreo durante el conflicto. «Varios colaboradores e informantes fueron aprehendidos y arrestados en la Ciudad de Gaza tras demostrarse que participaban en espionaje para el enemigo», confirmó este domingo un canal de Telegram afiliado a la organización extremista palestina. «Los servicios de seguridad y la resistencia están llevando a cabo una campaña sobre el terreno a gran escala en toda la franja de Gaza, de norte a sur, para localizar y arrestar a colaboradores e informantes», señaló el comunicado.
Tras este último derramamiento de sangre, el Ministerio de Interior del Gobierno de Hamás anunció, a través de un comunicado, que está dispuesto a «amnistiar» a los gazatíes que se hayan unido en estos años de guerra a «bandas criminales» y les emplaza a entregarse en un plazo de una semana, desde el lunes 13 de octubre hasta la tarde del 19. En caso de no hacerlo, amenazan con tomar «medidas firmes». «El Ministerio del Interior y Seguridad Nacional anuncia la apertura al arrepentimiento y la amnistía general para todos aquellos que se unieron a estas bandas, pero no participaron en la comisión de asesinatos», señaló el ministerio, como reproduce Efe.
Para asegurarse el control de un territorio completamente devastado y nada más entrar en vigor la tregua con Israel, Hamás llamó a unos 7.000 miembros de sus fuerzas de seguridad para retener el poder. Sobre esto se pronunció el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, este lunes durante su discurso ante la Knéset –Parlamento israelí–, que reconoció que la organización islamista seguirá ejerciendo el control de manera temporal. «Les hemos dado la aprobación por un tiempo. Tendremos que vigilar que no haya grandes problemas. Creo que todo irá bien», declaró Trump. Una volátil situación que plantea serias dudas sobre la viabilidad de su plan de paz, que demanda la total desmilitarización de Hamás. El grupo islamista ya ha advertido que no tiene intención de entregar las armas, mientras el ciclo de venganza y violencia vuelve a apoderarse de Gaza.