El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, junto a su homólogo de Ucrania, Volodimir Zelenski, en la Casa Blanca
Zelenski se reúne con Trump para lograr los misiles Tomahawk y amenazar el corazón de Rusia
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, visita este viernes por tercera vez en lo que va de año a su homólogo estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca. Desde su primer cara a cara, en el que el republicano abroncó públicamente al ucraniano, han pasado ya ocho meses en los que el mandatario ruso, Vladimir Putin, lejos de mostrarse dispuesto a negociar el fin de la invasión de Ucrania, ha intensificado sus esfuerzos militares. Todo esto ha empujado al mandatario estadounidense a cambiar su postura con respecto a la guerra que asola Europa y ahora incluso se plantea suministrar a Kiev los potentes misiles Tomahawk, que pondrían a Moscú en el punto de mira del Ejército ucraniano.
Zelenski, de hecho, llega a Washington con la determinación de arrancarle al estadounidense el compromiso de que, si Putin se niega a sentarse en la mesa para mantener unas negociaciones serias para la paz en Ucrania, Estados Unidos surtirá los arsenales ucranianos con armamento de larga distancia que permita atacar territorio ruso. El pasado domingo, de camino a Oriente Medio para oficializar el acuerdo de paz entre Israel y Hamás, su gran éxito en política exterior, declaró a los periodistas a bordo del Air Force One: «Quizá tenga que hablar con Rusia sobre los Tomahawk. ¿Quieren que los Tomahawk vayan en su dirección? No lo creo. Se lo dije al presidente Zelenski, porque los Tomahawk son un nuevo paso en la agresión. Quizá hable con [Putin]».
«Quizá le diga: «¡Mira, si esta guerra no se resuelve, quizá les envíe Tomahawks!». Rusia no necesita eso. Creo que es apropiado sacar el tema», señaló entonces el estadounidense, que ya adelantó que, tras apuntalar el alto el fuego en la franja de Gaza, su próximo logro será acabar con la guerra en Ucrania. Por su parte, Zelenski pisa la Casa Blanca para un «almuerzo de trabajo» con un objetivo también muy claro: lograr que Washington suministre más armamento a Ucrania –principalmente de largo alcance y defensa aérea– para poder hacer frente al Ejército ruso en el frente de batalla y llegar a unas futuras negociaciones de paz con Putin con las mejores cartas, como le gusta decir a Trump.
Infografía del misil estadounidense Tomahawk
Sin embargo, el ruso se adelantó a la llegada de Zelenski a Washington y mantuvo una conversación de dos horas con su homólogo estadounidense este jueves, en la que podría haberle convencido de no dar más armas a su enemigo. Según Trump, la conversación con Putin supuso «un gran avance» y ambos acordaron volver a reunirse en la capital de Hungría, Budapest, «para ver si podemos poner fin a esta infame guerra entre Rusia y Ucrania», escribió en su cuenta de Truth Social, aunque sin ofrecer una fecha concreta. Sí informó de que la próxima semana se celebrará un encuentro entre los asesores de alto nivel de ambos países, que, en el caso estadounidense, contará con la presencia del secretario de Estado, Marco Rubio.
Trump aseguró, además, que informará este viernes a Zelenski del contenido de su conversación con Putin. El ucraniano, por su parte, ha defendido que una mayor potencia de fuego obligará a Rusia a ceder a unas conversaciones, dos meses después de la fallida cumbre en Alaska entre el ruso y el estadounidense, que no supuso ningún avance hacia la paz. Por el contrario, desde esta primavera, el Ejército ruso ha recrudecido sus ataques aéreos contra civiles y ha presionado con fuerza en el campo de batalla. De cara al invierno, el Kremlin amenaza con ejecutar su «guerra del frío», que consiste en atacar la infraestructura energética de Ucrania para dejar a la población sin electricidad, gas y calefacción durante los duros meses invernales.
Kiev advierte de que responderá de la misma forma y apuntará contra instalaciones energéticas en Rusia para que su población sienta las consecuencias de la guerra. Una maniobra para la que las tropas ucranianas cuentan con la ayuda de la Administración Trump que, según reveló el Financial Times, desde el fallido cara a cara del pasado mes de agosto con Putin en Anchorage ofrece información de inteligencia y planificación al país invadido para llevar a cabo ataques contra refinerías y fábricas militares en Rusia. El Kremlin ya ha advertido de que, si finalmente el republicano garantiza el suministro de Tomahawk a Zelenski, esto supondrá una «nueva escalada» en el conflicto.