Andrej Babis, primer ministro de República Checa, junto al presidente, Petr Pavel
El nacionalista Andrej Babis es nombrado primer ministro de República Checa y pone en jaque a Bruselas
En su regreso al poder, Babis ha prometido revisar el Pacto Verde Europeo y cuestionar varios puntos del acuerdo migratorio de la Unión Europea
El magnate Andrej Babiš, de 71 años y líder del partido liberal-nacionalista ANO, ha sido nombrado este martes primer ministro de la República Checa por el presidente Petr Pavel, tras ganar las elecciones legislativas de octubre y sellar una alianza con dos formaciones eurocríticas que le garantiza una holgada mayoría parlamentaria. En un acto celebrado en el Castillo de Praga, sede de la presidencia, y retransmitido en directo, Babiš prometió «luchar por los intereses de todos los ciudadanos, dentro y fuera del país», en el inicio de su segundo mandato al frente del Gobierno.
El regreso de Babiš al poder se produce tras semanas de negociaciones con el derechista y nacionalista Libertad y Democracia Directa (SPD) de Tomio Okamura y con la formación Motoristas Unidos, críticos con las políticas climáticas de Bruselas. Juntos suman 108 de los 200 escaños de la Cámara Baja, una mayoría absoluta que debería permitir al nuevo Ejecutivo superar la investidura sin sobresaltos el próximo 13 de enero, cuando Babiš someterá su programa a la confianza del Parlamento.
El presidente Pavel condicionó su nombramiento a que el nuevo jefe del Gobierno se desvincule de forma efectiva del holding agroindustrial Agrofert, del que sigue siendo propietario único y que recibe subvenciones millonarias de fondos europeos y del presupuesto estatal. Babiš dispone ahora de un plazo de 30 días para transferir su conglomerado –valorado en unos 4.000 millones de euros y con cerca de 40.000 empleados– a un fondo independiente. No obstante, sus intentos anteriores de apartarse formalmente de Agrofert ya fueron cuestionados por auditorías de la Comisión Europea, que concluyeron que siguió influyendo de forma «directa e indirecta» en la empresa.
Por su parte, de cara a lo que le espera al país checo en el futuro cercano, se augura un giro sensible en política exterior, pues Babiš ya ha dejado claro que reducirá el apoyo militar a Ucrania y se alineará con las posiciones de Hungría y Eslovaquia, favorables a frenar el envío de armas y a impulsar un alto el fuego inmediato, aunque sin garantías para la integridad territorial ucraniana. También ha prometido revisar el Pacto Verde Europeo y cuestionar varios puntos del acuerdo migratorio de la Unión Europea, dos pilares del programa con el que ha ganado las elecciones y que comparte con sus socios de coalición. Aunque no prevé sacar al país de la OTAN ni de la Unión Europea, sí mantiene su rechazo frontal a la adopción del euro.
Nacido en 1954 en Bratislava (Eslovaquia), en el seno de una familia bien situada durante el régimen comunista, Babiš pudo estudiar, trabajar y viajar al extranjero antes de fundar Agrofert tras la caída del Telón de Acero. A partir de ese conglomerado construyó una de las mayores fortunas del país. En 2011 dio el salto a la política con la creación de ANO –Acción de Ciudadanos Insatisfechos–, un movimiento que prometía combatir la corrupción de las viejas élites y gestionar el Estado como una empresa.
Andrej Babis, primer ministro de República Checa
Fue viceprimer ministro y ministro de Finanzas entre 2014 y 2017, y primer ministro entre 2017 y 2021. Su anterior etapa en el poder estuvo marcada por continuas protestas, choques con la Comisión Europea por su conflicto de intereses y una larga investigación por presunto fraude con fondos comunitarios, de la que fue absuelto en primera instancia. Ahora, la Justicia vuelve a pedir al Parlamento que le retire la inmunidad para reabrir el caso.
Babiš, que se declara abiertamente «trumpista», habla con fluidez alemán, francés e inglés, se ha divorciado dos veces y tiene cuatro hijos. Su nombre también aparece vinculado a la antigua policía política checoslovaca, que lo identificó como colaborador bajo el alias de Bureš, una acusación que él siempre ha negado.
Tras derrotar en las urnas a la coalición de centro derecha que encabezó el conservador Petr Fiala durante los últimos cuatro años, el magnate ahora regresa al poder con la industria en retroceso, una inflación persistente y un creciente malestar social. Con una mayoría amplia pero sostenida por fuerzas ideológicamente dispares, Babiš espera que su segunda estancia en el poder traiga estabilidad a un país que, como el resto de Europa, se sitúa en un peligroso limbo.