Coches en una carretera
La UE rebaja las expectativas ambientales de la Euro 7, que será más permisiva con los turismos
La nueva regulación Euro 7 unifica criterios para todos los vehículos, aborda emisiones totales y enfatiza en la durabilidad de baterías y vida útil del vehículo
Europa reitera su compromiso con el medio ambiente. El Consejo Europeo ha adoptado oficialmente su posición, conocida como «orientación general», sobre la Euro 7, una propuesta regulatoria que establece normas más estrictas respecto a las emisiones de los vehículos motorizados.
La Euro 7 se refiere a un conjunto de regulaciones que buscan reducir aún más las emisiones de contaminantes atmosféricos provocadas por el transporte por carretera. Tras un debate en el Consejo de Competitividad, los ministros encargados del mercado interior e industria de la Unión Europea llegaron a un consenso respecto a la nueva normativa, dejando atrás la anterior (que se llamaba Euro 6).
Por primera vez, esta regulación incluirá a turismos, furgonetas y vehículos pesados bajo un único paraguas jurídico.
La Euro 7 no solo aborda las emisiones provenientes del tubo de escape, sino también las partículas que se desprenden de frenos y neumáticos. Asimismo, pone en el foco la durabilidad de las baterías en vehículos eléctricos y establece requisitos más estrictos en cuanto a la vida útil de los vehículos. Además, gracias a esta regulación, se incorporarán tecnologías y herramientas avanzadas para rastrear e identificar las emisiones.
Las nuevas regulaciones mantienen las condiciones actuales de emisión para turismos (vehículos M1 y N1), ofreciendo estabilidad a fabricantes y consumidores. Sin embargo, para autobuses, autocares y vehículos comerciales pesados, los límites de emisiones se endurecen, lo que exigirá innovaciones tecnológicas y potencialmente mayores costos para los operadores de flotas.
Según explicó Héctor Gómez Hernández, ministro en funciones de Industria, Comercio y Turismo de España: «Europa es conocida en todo el mundo por producir automóviles de baja emisión y alta calidad». Y es que Europa busca continuar siendo líder en la movilidad sostenible del futuro. Con la propuesta de la Euro 7, el objetivo es alcanzar emisiones realistas para los vehículos de la próxima década, mientras se promueve una transición hacia coches no contaminantes en 2035.
Una propuesta más laxa
El consenso se aleja de la propuesta inicial de la Comisión Europea, que establecía límites más estrictos en las emisiones contaminantes de coches y camiones con motor de combustión. Esta norma incluía controles más rigurosos durante el arranque en frío de los vehículos y consideraba al amoníaco como un contaminante a monitorizar. Además, proponía condiciones de pruebas más exigentes en carretera y límites de contaminación específicos para los neumáticos de los coches.
Ante esta iniciativa, la presidencia española había presentó un boceto de acuerdo, que suavizaba y retrasaba el plan de la Comisión Europea para disminuir las emisiones de CO2 de los coches entre 2025 y 2035. Para esa fecha, y según la UE, los coches tendrían que dejar de tener impacto sobre clima, propuesta poco realista.
Las empresas de coches y algunos países importantes en el sector, que suponen cerca del 10% del dinero total de la Unión Europea, habían criticado este nuevo reglamento, argumentando que solo añadiría más gastos y problemas a las empresas por un tiempo corto, antes de que todos usaran coches sin emisiones.
Lo que se busca ahora con la nueva Euro 7 es encontrar un equilibrio entre una industria automotriz en constante evolución y la necesidad de cuidar nuestro planeta. Esta regulación considera tanto los objetivos medioambientales como la realidad industrial, buscando que la transición sea beneficiosa para todos.
Con esta «orientación general» establecida, se da un mandato a la Presidencia del Consejo para comenzar las negociaciones con el Parlamento Europeo. El objetivo es claro: seguir avanzando hacia un transporte más sostenible y un futuro más limpio.
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