Práctico
La antigüedad de los coches se deja notar en forma de grillos y ruidos parásitos, molestos compañeros de viaje que aparecen incluso antes si el coche es de baja calidad.
Hay conductores para los que determinados ruidos de marcha pueden convertirse en un verdadero infierno, por lo que no es raro que puedan llegar incluso a venderlos o gastar millonadas en tratar de arreglarlos.
También conviene permanecer atento a qué tipo de ruido es, pues algunos de ellos pueden ser un síntoma de una avería o problema mecánico con mayor trascendencia de lo inicialmente previsto.
En los casos más raros hay soluciones caras, como por ejemplo inyectar espuma en el salpicadero para evitar ruidos provocados por cables o piezas sueltas. Este es uno de los remedios más extremos y suele aplicarse a coches con valor elevado.
En ocasiones, estos sonidos molestos son fruto, por ejemplo, de monedas que se caen y quedan en lugares donde se mueven o incluso por malos ajustes en las puertas, quizás propiciado porque las gomas puedan estar viejas o estropeadas.
En este caso existe una solución no muy conocida pero sí muy efectiva que permite evitar este tipo de ruidos de las puertas.
Consiste en forrar con algún tipo de material aislante mullido la parte de la cerradura que queda unida al coche. De esta manera, lo que se consigue es evitar las holguras que se han podido producir en esta pieza y que son relativamente habituales con el paso del tiempo.
Una solución para la que podemos usar simple cinta aislante y que reduce mucho las vibraciones y ruidos de la carrocería que se originan por la propia aerodinámica del vehículo. En muchos casos puede ser una solución de circunstancias antes de cambiar la pieza por completo.
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