Electrificación
El paso del tiempo y la utilización masiva de los vehículos híbridos está sacando a la luz sus principales puntos débiles.
Se trata de vehículos muy complejos en concepción, pues suman un motor tradicional a uno eléctrico con una batería, esta complejidad técnica dispara su precio de reparación en caso de avería o de accidente, un problema que ya ha llegado hasta los seguros de los coches o las revisiones, partidas en los que los propietarios tienen que desembolsar más dinero.
Pero si hay una pieza que pone los pelos de punta a los propietarios de vehículo híbridos y eléctricos es la batería.
Es cierto que a día de hoy la mayor parte de las baterías que llegan al mercado están garantizadas por 7 u 8 años y hasta 200.000 kilómetros, pero si tenemos en cuenta que España es el país de Europa con el parque móvil más antiguo del continente (más de 14 años) quizá este tiempo se quede corto.
En principio habría que diferenciar entre híbridos autorrecargables como el Toyota Prius e híbridos enchufables como un Kia Sportage, un Ford Kuga y tantos otros. En ambos casos el paso del tiempo y las constantes cargas y descargas va reduciendo el rendimiento de la batería.
El problema es que en los primeros es difícil darse cuenta de ello más allá del incremento de consumo que iremos percibiendo con el paso del tiempo a medida de que disminuya la asistencia eléctrica.
Cuando esto sucede hay varias opciones, repararla en algún centro especializado, donde arreglar los módulos puede costar en torno a los 500 euros o cambiarla por una regenerada (ya arreglada) que cuesta unos 800 euros.
Por último los que opten por comprar una nueva en Toyota harán frente a un coste superior a los 2.000 euros.
En el caso de los híbridos enchufables la situación es similar, aunque dada la complejidad de estos vehículos aquí sí es recomendable no arreglarla y optar por su sustitución, lo que podría suponer más de 4.000 euros. En este caso veremos reducir la autonomía eléctrica de forma drástica conforme pasen los días.
Por último conviene recordar que Europa ha aprobado ya una normativa por la que la batería de todos los coches híbridos y eléctricos debe llevar un pasaporte de identificación donde aparezcan datos como su rendimiento, con lo que directamente pueden obligarnos a cambiarla cuando el rendimiento baje de un 60 % o el porcentaje que Bruselas crea conveniente.
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