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29 de marzo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

En el cincuentenario de una cofradía relevante

Durante este medio siglo y de la mano de renombrados gastrónomos la Cofradía de la Buena Mesa ha sido un actor decisivo en la revolución que ha vivido la cocina española que hoy es, sin duda, una de las más relevantes del mundo

Actualizada 03:27

Me disculparán, pero hoy no voy a hablarles ni de la guerra de Ucrania, ni de las miserias de la vida política nacional a las que tantas palabras dedicamos. Hoy voy a hablar de una institución surgida de la sociedad civil y que ha tenido un papel relevante, aunque poco conocido por el público general en España: la Cofradía de la Buena Mesa. Y para que no haya lugar a equívocos o malas interpretaciones, confesaré con un poco de apuro, que es una institución que en la actualidad preside un servidor de ustedes.
Ayer se empezaron a celebrar los 50 años de esta institución gastronómica que se reunió a almorzar por primera vez en el restaurante Lhardy de Madrid en 1972. En el mismo lugar, y con el mismo menú de hace medio siglo, la Cofradía ha puesto en marcha las conmemoraciones que realizará a lo largo de este año. El primer presidente de la Cofradía fue el conde de los Andes y el secretario Rafael Ansón. Ya en su primer año la Cofradía hizo una guía gastronómica de Madrid que apareció con fecha de 1973 y que fue la primera que hubo en España. Un documento en el que hoy podemos ver los restaurantes que han sobrevivido todos estos años con algún éxito. Entre otros Horcher, Casa Rafa, La Trainera, Las Reses, Salvador o Botín, por ejemplo. Y también vemos la variedad de su composición, pues estaban entre sus miembros en 1973 desde uno de los franquistas más acérrimos, como Alfredo Sánchez Bella, hasta el mayor conspirador juanista, como fue don Pedro Sainz Rodríguez. De aquel equipo inicial sobreviven el duque de Ahumada, que ayer evocó la fundación de la Cofradía, el propio Ansón, Giuliana Calvo Sotelo y la Marquesa de Poza.
La Presidencia del conde de los Andes duró hasta su fallecimiento en 1977. Le sucedió en Víctor de la Serna hasta 1980. Tras él fue presidente Gregorio Marañón Moya y en 1991 asumió la Presidencia la hija del conde de los Andes, Ymelda Moreno de Arteaga, marquesa de Poza, hasta que en septiembre de 2020 tras casi treinta años en el cargo, cedió los trastos al arriba firmante.
Durante este medio siglo y de la mano de esos gastrónomos la Cofradía de la Buena Mesa ha sido un actor decisivo en la revolución que ha vivido la cocina española que hoy es, sin duda, una de las más relevantes del mundo. No se puede decir que sea la más relevante porque los gustos siempre son subjetivos, pero todos sabemos que hace medio siglo la cocina española no podía competir, por ejemplo, con la francesa y hoy puede hacerlo sin ningún temor. Incluso con ventaja en muchos aspectos.
Aquella primera guía gastronómica de la Cofradía evolucionó y se convirtió primero en la Guía Campsa, que hizo célebre Camilo José Cela con su anuncio navideño, y después en la Guía Repsol. Desgraciadamente la compañía propietaria de la guía ya no parece tan interesada en la gastronomía y hoy en día esa guía está más orientada al turismo en general que a la cocina en particular, sobre la que se dan opiniones muy subjetivas. Un desperdicio de años de conocimiento y de recopilación de información que se han malbaratado.
Para conmemorar este cincuentenario, la Cofradía va a elegir el restaurante del año en Madrid, tarea a la que se dedican en este momento sus algo más de setenta miembros entre cofrades de número, eméritos y de honor. Un jurado plural en el que, por los propios estatutos de la Cofradía, no puede haber nadie relacionado profesionalmente con el mundo de la gastronomía. Una objetividad que no se da en otros premios.
Es mucho lo que debemos a los que, a lo largo del último medio siglo han llevado a nuestra gastronomía a donde está hoy. Y hay que buscar formas de seguir poniéndola en valor.
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