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26 de abril de 2024

Pecados capitalesMayte Alcaraz

Corruptos, pero muy honrados

Al PP las púnicas, gürtel, bárcenas y demás casos execrables de corrupción le costaron un Gobierno legítimamente constituido. Al PSOE los ERE de Andalucía, el mayor caso de corrupción de la historia de España, no le ha supuesto ningún daño en su imagen

Actualizada 01:31

Ni en pasta malversada ni en la extensión del fraude ni en altos cargos condenados ha habido en nuestro país un escándalo mayor que el de los ERE de Andalucía. Para que nos quede clarito: el dinero público de los Expedientes de Regulación de Empleo destinado a ayudar a los parados lo gastaron cargos socialistas y sindicalistas de puño en alto, en llenar la faldriquera de amiguetes que nunca estuvieron desempleados y, de paso, en prostitutas, drogas y comilonas ante las narices del Gobierno andaluz: todo pa´sar una vaca. El caso tiene su origen en las grabaciones hechas al gerente de Mercasevilla que, como si no fuera con él la cosa, comentaba que había recibido una subvención tipo ERE y que, a cambio, había pagado una comisión por ella. La madeja destapó un fraude sin precedentes en la Comunidad campeona en paro de España, mantenido en el tiempo durante 40 años, y convertido en sistémico… e inagotable manantial de votos cautivos.
La ratificación de la condena nada menos que a dos expresidentes de la Junta y del PSOE, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, a la espera de que Sánchez los indulte o el TC dilate el previsible recurso del segundo para no ingresar en la cárcel, es la constatación de un latrocinio público que la justicia se ha encargado de que no quedara impune y los electores andaluces de que los socialistas se hayan ido sine die a la oposición. Pero políticamente no ha tenido coste alguno para el PSOE. No hay nadie de su cúpula que haya reconocido la chorizada (ayer la nueva portavoz silbaba mirando a la sede de Génova y hablaba de pudor) ni pedido disculpas ni restituido el dinero. Muy al contrario, desde Susana Díaz a Zapatero, pasando por Pedro Sánchez, todos han ensalzado la honorabilidad de los dos condenados cuyas severísimas penas no avalan esa pretendida honradez. Al PP las púnicas, gürtel, bárcenas y demás casos execrables de corrupción le costaron un Gobierno legítimamente constituido y un daño reputacional abismal traducido en una incesante hemorragia de votos y en una letal fragmentación de su electorado. Al PSOE los ERE de Andalucía, el mayor caso de corrupción de la historia de España, no le ha supuesto ningún daño en su imagen, protegida por una injustificable (y poco combatida por la derecha) superioridad moral de sus dirigentes. Como tampoco se vio deteriorada con la financiación ilegal de Filesa por la que el partido fue condenado y no solo el PP, como ayer sostenía Pilar Alegría. Solo, al cabo de los años, el electorado le dio la espalda por la mínima a Felipe González frente a Aznar, tras gobernar durante 14 años.
Es estupefaciente que todavía los socialistas se permitan dar lecciones de moralidad pública cuando guardan en su armario un caso de clientelismo de libro que nunca abortaron, pese a conocerlo de primera mano gracias a las advertencias del interventor, que tampoco denunciaron hasta que la prensa sacó a la luz el mangazo, y que, incluso, le supuso a la juez de instrucción de la pieza, Mercedes Alaya, un hostigamiento escandaloso que, de haberse producido contra los instructores de la Gürtel, hubiera sido carne de escándalo mediático.
Y finalmente conviene recordar el silencio culpable de decenas de medios de comunicación (se cuentan con los dedos de una mano los que no cejaron en la denuncia) que ocultaron las dimensiones del pelotazo durante años mientras amplificaban de forma inmisericorde otros. El acento se ponía en el daño personal a dos instituciones del PSOE como Griñán y Chavez. Según el catecismo de la izquierda y sus terminales mediáticas, los presidentes socialistas eran hijos de un dios mayor que Rita Barberá o Francisco Camps, a los que los mismos mataron civilmente y hoy están exonerados de culpa. Es de esperar que Pedro Sánchez, en lugar de buscar coartadas en los votos particulares, convoque a los medios para pedir disculpas a los parados andaluces y condenar públicamente los delitos de sus dos compañeros, gravísimas losas para un partido que vende indecentemente decencia. Hagan apuestas.
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