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20 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Animalistas no, «animabestias»

El colmo de la ley es que se prohíbe que los animales que se tiene como mascotas queden preñados. Vamos, que hay que salir a pasear a tu perra con un palo para arrear al perro del vecino si intenta desahogarse con tu mascota. El bienestar animal bien entendido se va a aplicar a fustazos

Actualizada 01:30

El infinito disparate de la mal llamada –como tantas otras– «Ley de Bienestar Animal» está consiguiendo una hazaña difícil de igualar: unir en un mismo frente a veterinarios, ingenieros de montes, científicos, ingenieros agrónomos y cazadores, como se ha puesto de manifiesto esta semana bajo la convocatoria de la Fundación Artemisan. El problema de esta ley empieza por su concepción: quien la ha engendrado es un urbanita llamado Sergio García Torres, que funge como director general de Bienestar Animal y que de la materia sabe exactamente lo mismo que yo de física nuclear. Y puede que incluso yo sepa de esa especialidad más que él de lo que atañe a su cargo político.
Los ejemplos del disparate son infinitos, pero mencionaremos sólo unos pocos. Son tan ignorantes que creen que se puede aplicar la misma legislación a un perro pastor de un rebaño de ovejas y a un caniche que veo con su dueña por la glorieta de Quevedo casi todas las mañanas cuando vengo paseando a El Debate. Y les parece que es un maltrato igual matar a un perro que matar a una rata. ¿Por qué será que les gustan tanto las ratas? Como es lógico, el siguiente paso es equiparar a los animales con las personas, que es lo que late tras esta ley, una perfecta muestra de la decadencia de Occidente. Mi llorado amigo Tristan Garel-Jones, el lord de Candeleda, me insistía constantemente en que ojease los periódicos británicos y no habría ni un día en que no encontraría una noticia en la que se daba características humanas a un perro, un gato, un loro, un pony o un cocodrilo en Miami. Eso, en el Reino Unido, era cultural. Decadente, pero cultural. Aquí nos van a implantar esa estupidez por ley.
En esta maravilla legislativa, los animales van a tener un trato preferencial sobre los humanos. Se obliga en ella a que todos los ayuntamientos tengan un servicio de recogida de animales. No se especifica cuáles: perros, venados u osos por citar sólo algunos de los que se puede encontrar en toda o parte de España. Todos los ayuntamientos deben tener esta suerte de ambulancia animal. Pero ningún ayuntamiento está obligado a tener un servicio de ambulancia para las personas. Está claro que es mejor ser una zorra que un catedrático de estadística.
Y el colmo de la ley es que se prohíbe que los animales que se tiene como mascotas queden preñados. Vamos, que hay que salir a pasear a tu perra con un palo para arrear al perro del vecino si intenta desahogarse con tu mascota. El bienestar animal bien entendido se va a aplicar a fustazos. Y si fracasas y tu perra queda preñada la sanción puede oscilar entre 10.000 euros si aceptas realizar un curso que te titularía como criador y te obligaría a quedarte con toda la camada y 50.000 euros si descubren que has vendido los cachorros. A eso le llaman bienestar.
Queda claro que este animalista García Torres, que es en realidad un animabestia, no sabe de qué habla. Un ejemplo más, tan sólo. Se prohíbe que los animales pasen más de tres días solos en fincas. Interesante. ¿Sabe el director general lo que es hibernar? Y ¿qué hacemos con esas especies cuando hibernan?
Comprenderán que no puedo evitar decirlo. No paramos de mejorar.
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