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08 de mayo de 2024

Agua de timónCarmen Martínez Castro

Pedro el guapo y los seres menstruantes

Sánchez anunció una ley de paridad cuyo principal objetivo es que el próximo ocho de marzo no se hable de las noches de putas y farlopa del Tito Berni

Actualizada 01:30

La granja de conejos para chistera instalada en Moncloa parió ayer un nuevo animalito destinado a distraer al personal y tapar las vergüenzas de la colección de desastres que acumula este gobierno. Pedro Sánchez anunció una ley de paridad cuyo principal objetivo es que el próximo ocho de marzo no se hable de las noches de putas y farlopa del Tito Berni ni de los más de 700 violadores que deben a este gobierno progresista y feminista la rebaja de sus condenas. En cinco meses no han conseguido arreglar la catástrofe que ellos mismos causaron, pero les ha entrado la urgencia por poner en circulación otro artefacto legal que complicará la vida de las empresas y añadirá nuevos elementos de polarización de la sociedad.
La búsqueda de la paridad entre hombres y mujeres en los puestos directivos es una causa legítima que la mayoría de las mujeres reivindicamos desde hace mucho tiempo, pero no a costa de la libertad ni de la justicia. Legislar atropelladamente sobre este asunto despreciando los factores sociales y psicológicos que influyen en esa desigual representación es pura demagogia o hipocresía, como la ley del 'solo sí es sí' o como lucha contra la prostitución abanderada por diputados que pasan las noches en burdeles.
Al gobierno no le ha preocupado la paridad hasta hoy. Sánchez dejó el Ministerio de Igualdad en manos de Irene Montero y su enloquecida agenda de feminismo queer y ahora tiene prisa por reparar los muchos destrozos que tanta soberbia e incompetencia han causado entre el electorado femenino. No es la bondad, sino las urgencias demoscópicas las que han dictado esta nueva ocurrencia. No se busca promocionar a las mujeres sino blanquear a un gobierno que ha maltratado el feminismo hasta límites insospechados.
De hecho, la nueva ley sale de fábrica con un agujero conceptual irreparable: ¿cómo hablar de paridad y distinguir entre hombres y mujeres cuando tenemos una ley trans que garantiza la autodeterminación de género? Los puestos para mujeres a que obligará la nueva norma bien podrían ser ocupados por hombres que se sienten mujeres y se autodeterminan como tal. No bromeo. No veo por qué no va a suceder en los consejos de administración lo que ya ocurre en el deporte femenino donde el esfuerzo y el tesón de las mujeres deportistas queda devaluado o anulado ante la ventaja física de hombres trans.
Todo lo que Sánchez haga durante este año electoral hay que interpretarlo exclusivamente en clave demoscópica. Y todo lo que Sánchez hace últimamente demuestra que en Moncloa las alarmas llevan encendidas bastante tiempo; lo de ayer sólo es un síntoma más.
A Pedro el guapo –Tezanos dixit– lo van a mandar al paro las mujeres. No los seres menstruantes, sino las mujeres; las que tienen derecho a conocer los miedos e inseguridades de sus hijos adolescentes sin que el gobierno se lo prohíba y las que quieren disfrutar con sus parejas sin que una secretaria de Estado les dicte lo correcto o lo incorrecto de sus prácticas sexuales; las mujeres que se reconocen como madres, no como progenitores gestantes y las que esperan del gobierno que castigue a sus agresores en vez de beneficiarlos; las mujeres reales a las que abandonaron mientras presumían de luchar contra el heteropatriarcado.
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