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23 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

La izquierda caviar que nos gobierna

Diana Morant lleva más de la mitad de su vida adulta viviendo de los sueldos públicos. Su carrera como ingeniera ha tenido una vida profesional efímera

Actualizada 01:30

A pesar de su pasado de extrema izquierda, del que hay múltiples ejemplos como su deseo de guillotinar al Rey o su solidaridad con Hugo Chávez, Yolanda Díaz ha desembocado sin pudor en esa izquierda que gusta disfrutar de lujos y prebendas. Pero lo que caracteriza a esta izquierda es su deseo de hacerlo saber, sus ganas de que todo el mundo vea su estilo. Y esto es lo novedoso porque hasta en los días más oscuros del comunismo soviético o el chino, los dirigentes del partido vivían una vida de grandes lujos mientras el pueblo estaba sumido en la más absoluta miseria. Pero ellos no hacían ostentación de sus privilegios.
Esta izquierda, habitualmente denominada «caviar», ha ido ganando posiciones en todo Occidente a lo largo de las últimas décadas. En Francia ha tenido destacados representantes entre la intelectualidad, igual que en Alemania o Italia. Pero también al otro lado del Atlántico en numerosos países hispanos, destacadamente en Perú.
En El Debate dábamos a conocer ayer en una información firmada por el gran Antonio R. Naranjo que nos aporta un nuevo ejemplo de izquierda caviar en las filas del PSOE: la ministra de Ciencia e Innovación Diana Morant. Ésta es una señora que presume de sus orígenes familiares humildes en Gandía y que siempre defiende una fiscalidad muy alta y no rebajar impuestos para que «todo el mundo» tenga un «colchón social necesario para esta crisis, las que vengan y el ascensor social que no se tiene que romper».
Efectivamente, que no se rompa el ascensor es algo muy importante como bien sabemos todos los que vivimos en un piso. Pero el ascensor social de Morant consiste en gastarnos nuestros impuestos en que ella viva mejor. Yo no tengo nada en contra de que los ministros que vienen de fuera de Madrid dispongan de una vivienda que sea propiedad del Estado. Comprendo que es cuestionable, pero también pienso que los ministros cobran unos sueldos que hacen muy difícil conseguir que los mejores estén dispuestos a renunciar a sus carreras profesionales para irse a ganar la mitad sentados en el Consejo de Ministros. Lo que ya empieza a ser un poco cuestionable es los gastos colaterales que hace la ministra Morant sin apenas ningún control: 125.000 euros en 16 meses. Es decir, 7.812 euros al mes.
Pero es que la izquierda caviar es así. Se proclaman los representantes de los trabajadores para vivir con los lujos de quienes con su sueldo y su esfuerzo han logrado legítimamente una vida acomodada. Vida a la que Diana Morant no puede aspirar por sí misma. Entre otras cosas porque lleva más de la mitad de su vida adulta viviendo de los sueldos públicos. Su carrera como ingeniera ha tenido una vida profesional efímera. Ser ministra es mucho mejor porque te da una vida acomodada sin tener que pagar por ella. Ni Diana, ni Yolanda, ni María Jesús, ni Raquel. A vivir, que son dos días.
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