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02 de mayo de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Tardes del Ritz

Rita Maestre y Tamara Falcó hablan igual. La diferencia entre una y otra es que, de presentarse la marquesa a unas elecciones, Tamara Falcó obtendría el triple de votos que Rita Maestre

Actualizada 01:30

Me ha divertido mucho el artículo de Mayte Alcaraz publicado en El Debate con el título de «Rita Falcó». Vamos a ver; me ha divertido mucho porque está repleto de gracia e ingenio. Y no me ha divertido tanto porque se me ha adelantado. Ayer vi un vídeo de Rita Maestre, y no hay mujer más pija en los hablares y los decires que esta chica tan superguay. Me recordó a una vieja amiga cuyo plato preferido era el de un par de huevos fritos con patatas y «chistora». «Querrás decir chistorra», le corregí. «No, no, «chistora, chistora», que suena mucho mejor». Viajó a Miami, y como no tenía nada que hacer ni en Madrid ni en Miami, alargó su estancia en Florida durante varios meses. Le pregunté en su retorno: «¿Bien en Miami?»; su respuesta se me antojó confusa. «Ni bien ni mal, porque nunca he estado en Miami. He pasado una larga temporada de descanso en Mayami». Y una noche la invité a cenar. Es difícil cenar con una mujer que habla como si transportara siempre un huevo duro en la boca. Para agilizar la digestión, solicitó un licor después del postre. "Me apetecería un licor de esa fruta, que no es redonda, sí, sí, ya he dado con el nombre. Un licor de «peira». Y le sirvieron un licor de pera, y otro después, y al final un tercero, y salió del restaurante con un pedo monumental, lo que facilitó, ya en el coche, el acceso de mis manos a su prometedor escote. Y le acaricié las «peiras». Sucedió cuando yo había cumplido los 19 años, y en aquellos tiempos, este tipo de reacción se consideraba plenamente inmersa en la legalidad y la normalidad. Dictadura, dicen.
Rita Maestre y Tamara Falcó hablan igual. La diferencia entre una y otra es que, de presentarse la marquesa a unas elecciones, Tamara Falcó obtendría el triple de votos que Rita Maestre. Rita se presenta a la alcaldía de Madrid por el partido de la anestesista García. Para mí, que meriendan todas las tardes en el Ritz, como en el cuplé que cantaba Celia Gámez y más tarde la inimitable Olga Ramos. Aprovechando que el Duero pasa por Aranda, y de ahí su original topónimo –Aranda de Duero–, conviene recordar que Agustín de Foxá puso a caer de un burro a Celia Gámez en uno de sus brillantísimos e imperfectos sonetos. El bravo general Millán-Astray, protector y padrino de boda de Celia Gámez, retó a duelo al diplomático y escritor. Cuando el asunto llegó al conocimiento del general Franco, éste llamó a Millán-Astray: «Pepe, Foxá es así. No te metas en ese tipo de tonterías». Y se acabó el problema.
Tú que naciste en las porteñas hampas
Y del amor conoces los oficios,
¡Oh vieja zorra de las anchas Pampas
Que enamora a marqueses pontificios!
Tú, que cantas esos tangos con ojeras
Repletos de memeces argentinas,
Y meriendas con damas tortilleras
Que confunden Meninas con mininas.
Y omito, por respeto, los tercetos que restan.
Celia Gámez derritió al marqués pontificio, a don Juan Belmonte, y a todos los que merendaron con ella en el Ritz. Ni Rita Maestre –Rita Falcó– ni la anestesista García, atesoran ese poder de seducción. A Celia Gámez le escribió un poema cruel nada menos que Agustín de Foxá, en tanto que Rita Maestre sólo puede aspirar a que le escriba unos versos sin rima el poeta de Podemos y el Orinoco, Juan Carlos Monedero. Pero ellas van al Ritz, para fijarse cómo sostienen las tazas de té las señoras bien, como se limpian los labios después de cada libación tetera, y cómo dan las gracias al camarero cuando se levantan y se van. Rita y la anestesista García, antes de acudir a Vallecas a dar un mitin, meriendan en el Ritz, tan cercano al Retiro, ese jardín prodigioso que domina la proletaria anestesista desde sus dos pisos con vistas al parque. Y Rita, hay que reconocerlo, sí ha logrado dominar el lenguaje pijotonto, no así la anestesista, que es bastante ordinaria.
Y Tamara, preparando su boda. ¡Virgen de Atocha, la que nos espera!
Puedo prometer y prometo, que Vargas Llosa no ha sido invitado. Ciento cincuenta euros que se ahorra.
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