Fundado en 1910

02 de mayo de 2024

Cosas que pasanAlfonso Ussía

Una mujer española

No ha recibido ni una palabra de felicitación feminista de las obsesas sexuales del ministerio de Igualdad, de Podemos o de las organizaciones feministas reunidas en el pesebre

Actualizada 01:30

Es ilicitana. No ha recibido ni una palabra de felicitación feminista de las obsesas sexuales del ministerio de Igualdad, de Podemos o de las organizaciones feministas reunidas en el pesebre. Ella es militar. Cabo de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire. Ha sido la primera mujer en saltar en paracaídas con la Bandera de España ante los Reyes en el Día de las Fuerzas Armadas recientemente celebrado en Granada. Para ello ha tenido que aprobar toda suerte de pruebas que no superaron muchos de sus compañeros masculinos. Para ello ha tenido que saltar en paracaídas en dos mil quinientas ocasiones. Para ello se ha jugado la vida por España en cinco destinos de alta peligrosidad en Afganistán. Se llama Carmen Gómez Hurtado, tiene la sonrisa abierta, y, para molestar aún más –involuntariamente– a las feministas que odian a las mujeres de verdad, es guapísima. Su sueldo no cubre ni el 10 % de los que perciben las birrias de la degeneración y degradación femenina. Irene, la Pam, la Isa, la Victoria, la Lillith, la Yolanda, la Mónica, y demás componentes de la banda de la Piltrafa, que multiplican por más de diez el salario de esta mujer decente, patriota, servidora de los españoles, cumplidora con creces de su deber, arriesgada, valiente, preparada y feliz.
El salto de precisión portando la Bandera de España enganchada a un pie sólo está al alcance de los elegidos. Pero las feministas del pesebre no han prestado atención a su hazaña. Claro, que para ella, su hazaña forma parte de su vida cotidiana y lo asume con plena naturalidad. Cuando pisó tierra en el punto exacto de aterrizaje, recibió la ovación agradecida de los Reyes, el presidente de Andalucía, la ministra de Defensa, el alcalde de Granada y de los muchos miles de personas que acudieron a la gran fiesta castrense, llenando las calles de Granada de banderas de España y de admiración y amor por quienes, desde el anonimato, han elegido dedicar su vida a la defensa de su Patria y la libertad y tranquilidad de sus compatriotas. Cuando pisó tierra y estalló la ovación, ella, la cabo Carmen Gómez Hurtado, respondió con un saludo lleno de modestia, recogió y plegó su paracaídas, guardó la enorme Bandera que había custodiado desde las alturas, y dejó de ser la protagonista. Nunca mejor dicho que Carmen es una Mujer de Bandera, con mayúscula en la Mujer y mayúscula en la Bandera.
Las payasas no repararon en ella. Ni en los sacrificios y esfuerzos dejados atrás en su impecable trayectoria militar. Ni en la peligrosidad de su especialidad y sus pasados destinos. Si a cualquiera de esas cretinas que viven de gorra y sólo se pelean para seguir haciéndolo, se les informara de lo que gana una cabo del Ejército del Aire, o de Tierra o de la Armada, o de Sanidad Militar, o de cualquier Cuerpo de nuestras Fuerzas Armadas, se les caería la cara de vergüenza. Sucede que no tienen vergüenza, y lo que no se tiene no se puede caer. La grandeza de una mujer sencilla desnudando la innecesariedad, la inutilidad, el derroche y el enriquecimiento personal de esas profesionales del odio y la estupidez. Se llama Carmen Gómez Hurtado, la cabo Gómez Hurtado, por si alguna de las memas se arrepiente de su silencio y aún sin sentirlo, deciden enviarle unas palabras de gratitud y admiración.
El arriba firmante, que es superior a ella – soy cabo 1º en la reservísima–, ante ella me cuadro, saludo y le expreso con emoción, mi enhorabuena, mi admiración y mi agradecimiento.
Siempre a sus órdenes, mi cabo.
Comentarios
tracking