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02 de mayo de 2024

El puntalAntonio Jiménez

La moto de Abundio

Con estos datos la economía de España, a lo sumo, va como un «vespino» o como la motocicleta de Abundio que vendió las ruedas para comprar gasolina

Actualizada 09:58

La expresión coloquial, «te han vendido una moto o te están vendiendo una moto», sugiere de forma elocuente que has sido o estás siendo víctima de un engaño. Últimamente Sánchez insiste en vendernos , no una sino varias motos poniendo acento especial en la moto económica.
Ya ha repetido varias veces que la economía española va como una moto sin especificar si el vehículo al que se refiere es un modesto y utilitario «vespino» de 49 centímetros cúbicos, o una Honda 1000, como más bien parece indicarnos. Y ciertamente la marcha de la economía española se corresponde más con el primero que con la moto nipona a tenor de los indicadores macro y micro.
La inflación interanual ha caído en junio por debajo del 2 por ciento, dato que ha llevado a Sánchez a presumir de moto económica, pero la subyacente sigue rondando el 6 por ciento y los expertos auguran que en julio y hasta 2024 volverá a subir hasta el 5 por ciento.
España, por más que Sánchez y Calviño lo aireen y repitan durante esta campaña, no ha mejorado su situación económica en la misma proporción que los demás países europeos, víctimas asimismo de la pandemia y de las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Apenas hemos recuperado el nivel de PIB previo a la pandemia y los españoles somos ya más pobres que lituanos, eslovenos y estonios al caer nuestro poder adquisitivo en un 15 por ciento por debajo de la media europea , que es lo que han subido los precios desde que el vendedor de motos se instaló en la Moncloa.
Lógicamente el consumo de las familias ha bajado según el INE, el mismo organismo que cambió el sistema de medición del IPC para adecuarlo a los intereses del Gobierno, en un 3,2 por ciento mientras gastan un 4,4 por ciento más comprando menos. Cae el consumo también por la asfixiante presión fiscal a la que nos ha sometido Sánchez, que no evita, sin embargo y a pesar de aumentar sustancialmente la recaudación, que se incremente la deuda del Estado de forma estratosférica hasta el punto de destinar 120 millones al día, 44.000 millones de euros al año, para pagar los intereses de esa disparatada deuda.
La moto del empleo tampoco anda sobrada de centímetros cúbicos ni maquillando las estadísticas. Eurostat denuncia que hay un millón de personas más en paro de los que dice el Gobierno. España lidera el desempleo de la Unión Europea con una tasa de casi el 13 por ciento, el doble de la media europea. El trampantojo estadístico de la señora líder de Sumar consigue datos tan «chulísimos» como el que se da en Baleares donde hay más personas cobrando el subsidio de desempleo que parados en las listas del SEPE.
La suma y sigue nos lleva a la gestión manifiestamente mejorable de los Fondos de Recuperación de los que poco sabemos, salvo que sólo entre unos 5.000 y 10.000 millones de euros habrían llegado a la economía real del país.
Con estos datos la economía de España, a lo sumo, va como un «vespino» o como la motocicleta de Abundio que vendió las ruedas para comprar gasolina.
Hay otras motos, la del victimismo, que también intenta vender Sánchez por los platós y estudios. Se presenta ante cámaras y micrófonos como una supuesta víctima de poderes ocultos, mediáticos y económicos, que han «inflado una burbuja a base de manipulaciones, mentiras y maldades contra su persona y Gobierno». Pero esa es una moto averiada que chirría y se gripa con la misma intensidad que la que también exhibe sobre su hombría de palabra. Dice que no ha mentido, engañado o incumplido la palabra dada; sencillamente ha cambiado de posición por las circunstancias políticas. Si lo hubiera hecho por el interés general de los españoles y no por el suyo propio para seguir en la Moncloa , igual le habrían comprado la moto. Pero a estas alturas de la carrera la moto es ya invendible.
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