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02 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

El pato descabezado y Sánchez

Lo más relevante del día fue la imagen de Sánchez dándose besos con Delcy Rodríguez, la de las 40 maletas circulando por Barajas de camuflado rumbo a la embajada de Venezuela en Madrid

Actualizada 09:12

La campaña electoral de Sánchez parece un sinsentido. Ya hemos dicho muchas veces que es como si hubiesen ideado una campaña pensada para perder. Pero no se aprecia afán de enmienda pese a que han perdido el control de la situación. Por fin ha vuelto a dar mítines en algún pequeño local donde puede controlar la asistencia. La semana pasada lo hizo en la sala pequeña del Palacio de Festivales de Cantabria, con la mujer de Miguel Ángel Revilla sentada en primera fila. Tan querida ella. En Cantabria se eligen cinco diputados. En la legislatura pasada el reparto era 2 para el PP y uno para PSOE, PRC y Vox. Esta vez PRC no concurre, lo que debería dar otro escaño al PSOE y el PP intenta quedarse con el escaño de Vox que es casi la única duda que ofrece el escrutinio allí. Así que la presencia de Sánchez para garantizar un escaño más no parecía muy determinante. Lo era más la acogedora sala Argenta del palacio de festivales santanderino. Ahí seguro que no habría un «¡Que te vote Txapote!».
Más revelador fue lo de ayer en Huesca. En las últimas legislativas el PSOE logró el 34 por ciento de los votos y dos escaños. Y con el 26,5 por ciento de los votos, el PP se llevó el tercer escaño en disputa. Es decir, el PSOE tiene una mayoría cómoda. Pues nada. Sánchez en plena Presidencia española del Consejo de la Unión Europea ha dejado plantada la cena de gala de la cumbre UE-CELAC para irse a dar un mitin en Huesca. Menos mal que la campaña no iba a afectar a la Presidencia.
Si Sánchez teme perder hasta un escaño con una mayoría tan cómoda como la que tiene en Huesca, es que ven las cosas muy mal. Y una prueba más de su desesperación es que desde su entorno se hacía correr el bulo de que para ese vuelo el PSOE va a pagar los costes del desplazamiento. Tendría gracia que a estas alturas a los socialistas del sanchismo les haya entrado el pudor del gasto del Falcon y hayan contratado al fin un avión privado. O que intenten contarnos que van a pagar el queroseno del Falcon, como si el Ejército del Aire fuera de una compañía de vuelos privados.
Pero lo más relevante del día fue la imagen de Sánchez dándose besos con Delcy Rodríguez, la de las 40 maletas circulando por Barajas de camuflado rumbo a la embajada de Venezuela en Madrid. Nunca recibimos una explicación clara de aquella escala de la vicepresidente venezolana cuando tenía prohibido pisar suelo de la Unión Europea. También lo tiene ahora y ahí está en la cumbre UE-CELAM, más contenta que si le hubiera tocado la lotería. Y eso que Sánchez le ha hecho el feo de no cenar con ella.
Lo que vemos en estos días es a un Sánchez corriendo como un pato al que le han cortado la cabeza. Ha perdido el sentido y sus actuaciones no parecen tener coherencia. El pato descabezado no corre mucho. En proporción a lo que dura la vida de una persona, seis días es más o menos lo mismo que los segundos que dura corriendo un palmípedo sin cabeza. Se resisten muchísimo a morir. En una cacería de patos yo he llegado a ver unos 500 patos presentados ordenadamente después de ser cazados. Formaban círculos en el suelo. Y cuando estábamos haciendo la foto de recuerdo, unas dos horas después de terminar la cacería, uno de los «muertos» resucitó y salió corriendo. Lo juro. Recuérdenlo quienes creen a Sánchez políticamente muerto.
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